El diario El País informa hoy 16 de diciembre que continúa la discusión sobre el futuro del Proceso de Bolonia en España. El texto del reportaje “Un conflicto social, no universitario” de Susana Pérez de Pablos dice lo siguiente.
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“No es una lucha entre los estudiantes y los rectores”, “es una decisión que adoptaron los gobiernos, primero el del PP y ahora éste que lo pone en marcha”, “no es sólo un asunto de las universidades, es de toda la sociedad”. Frases como éstas se escucharon y apoyaron ayer en la primera reunión del órgano que agrupa a los máximos responsables de las 76 universidades españolas, la Conferencia de Rectores (CRUE), para tratar los conflictos surgidos por la aplicación de proceso de Bolonia. “Pedimos que todas las fuerzas sociales, los partidos políticos, los sindicatos… y el Parlamento tomen posición porque no es un conflicto entre los estudiantes y los rectores, afecta a toda la sociedad”, afirmó el presidente de la CRUE, Ángel Gabilondo.
Los mensajes fueron claros. Todos estaban de acuerdo en que la implantación de este proceso no es invento de las universidades españolas, y su implantación es “una oportunidad para hacer una Universidad que supere sus actuales limitaciones y contribuya a una sociedad mejor”. Ha habido encierros de alumnos en ocho universidades públicas y los rectores quieren una salida dialogada. Están unidos en este tema, según aseguraron tanto los afectados como los que no tienen protestas en sus campus. “Queremos manifestar públicamente nuestro apoyo a aquellas universidades que están sufriendo alteraciones en su actividad académica y en la vida universitaria por parte de diversos colectivos, cuyo comportamiento está fuera de los cauces y formas de discrepancia admisibles en una sociedad libre, abierta y organizada democráticamente”. Algunos alumnos llevan semanas durmiendo en diversas facultades y en dos rectorados (el de la Complutense y el de Barcelona).
En la declaración que hicieron pública tras la reunión -aparte de apoyar la reforma de Bolonia, recordar que ya ha sido asumida por 46 países y animar a toda la comunidad universitaria a participar activamente en la reforma-, los rectores afirman que su apuesta es “por la autonomía universitaria, por una Universidad de calidad, responsable, y comprometida socialmente”.
E insisten en negar uno de los aspectos que más ha preocupado a los estudiantes: la mercantilización. Afirman que la CRUE defiende “la igualdad de oportunidades y los principios democráticos, una Universidad ajena a procesos de mercantilización de sus responsabilidades académicas” y que refuerce “su compromiso como servicio público”.
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Los delegados de alumnos, contra los anti-Bolonia. Les acusan de manipulación mientras éstos anuncian nuevas movilizaciones
CRISTINA VÁZQUEZ / J. A. AUNIÓN – Valencia / Madrid – 15/12/2008
El País,15 diciembre 2008.
“Hay colectivos que están utilizando el proceso de Bolonia para transmitir sus idearios políticos, mezclando problemáticas sociales con los problemas que plantea el proceso”, colectivos “que están manipulando a los estudiantes de secundaria, que son los que mayoritariamente acuden” a sus manifestaciones. Así cargó en un comunicado la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (Creup), sin mencionarlas, contra las asambleas de alumnos que se han constituido alrededor de la oposición al plan Bolonia (la reforma de las universidades para adaptarlas a Europa que cambiará la ordenación de las carreras) porque consideran que supondrá la futura dependencia de la universidad a los intereses de las empresas y la desaparición de algunas carreras.
La Creup publicó su comunicado tras un encuentro que celebró el pasado fin de semana en León. El mismo fin de semana que las asambleas anti-Bolonia se reunieron en Valencia para redactar unas propuestas de movilización estatal que no hicieron públicas; tendrán que debatirlas y votarlas antes en cada facultad, dijeron.
Las desavenencias entre ambos colectivos estudiantiles no son nuevas. La Creup, que representa a los consejos estudiantiles elegidos en 20 de las 48 universidades públicas españolas (entre ellas, la Complutense, Sevilla o la UNED, las más grandes), hace esas acusaciones de manipulación a los anti-Bolonia. Mientras, éstos les acusan de no representar realmente los intereses de los alumnos y de vivir a las órdenes de los responsables universitarios.
El movimiento contra Bolonia también hizo público un comunicado tras su reunión de Valencia, en la que estuvieron representadas unas 15 universidades públicas (las más activas hasta ahora, han sido las de Barcelona, Autónoma de Barcelona, Complutense, Valencia y Sevilla). El texto, que leyeron en valenciano y castellano, subraya que el movimiento estudiantil asambleario no es ni caótico ni desorganizado sino que tiene una “verdadera dimensión estatal”, se solidariza con los estudiantes expedientados a raíz de las protestas y rechaza que se “criminalice” al movimiento, “que sólo pretende promover un debate abierto en torno a esta reforma impuesta desde la educación superior”.
Los asistentes al encuentro debatirán en los próximos días el calendario de movilizaciones en cada facultad y a partir de ahí se verá. “Ha habido un montón de propuestas, pero éste es un movimiento asambleario y no somos los que debemos decidir”, dijo uno de los portavoces. Este fin de semana se ha visto que las protestas anti-Bolonia no han prendido con la misma fuerza en unas universidades españolas que en otras, de ahí que el movimiento actúe con cautela. El siguiente encuentro estatal no se espera hasta después de febrero, cuando pasen los exámenes.
Por su parte, la Creup, negó la veracidad de las principales quejas de los anti-Bolonia, como que el proceso suponga privatización de la universidad, que vaya a aumentar el precio de las matrículas, a haber un año obligatorio de prácticas en empresas, que se pierdan conocimientos con la nueva estructura de grados (que sustituyen a licenciatura y diplomaturas) y máster, o que desaparezcan las becas tradicionales.
Sin embargo, aún estando a favor del proceso, la Creup sí señala algunos problemas de su desarrollo en España, que coinciden con los que denuncian los anti-Bolonia. Por ejemplo, la reclamación de más dinero para las universidades públicas, una mejor política de becas o la denuncia de que la reforma no “está pensado ni piensa en los estudiantes que estudian y que trabajan”, ya que los nuevos planes de estudio exigen, al menos sobre el papel, una mayor dedicación del alumno, dentro y fuera de clase.
Además, se quejan de que el proceso en España ha tardado mucho en arrancar y se está completando con unas prisas (tienen que estar lista en 2010), lo que pone en peligro la calidad de los cambios: “La culpa de la situación actual es de los políticos que, han antepuesto los intereses partidistas a los de la Universidad Española y sus estudiantes”.
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La protesta contra Bolonia no se aplaca. Estudiantes de universidades españolas coordinan en Valencia las movilizaciones
CRISTINA VÁZQUEZ – Valencia – 14/12/2008
El País , 14 diciembre 2008.
El vestíbulo de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València está desierto. El centenar de representantes antibolonia de universidades de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Burgos, Zaragoza, Cádiz o Málaga, reunidos este fin de semana en la capital valenciana, comparten experiencia sobre los encierros y protestas de las últimas semanas y discuten acaloradamente cómo coordinar sus acciones y consensuar un calendario de movilizaciones para que el movimiento siga vivo en 2009 e incluso en 2010. Es el periodo previsto para aplicar en las universidades españolas el proceso de Bolonia que, a grandes rasgos, quiere hacer homologables los títulos universitarios en los países de la Unión Europea partiendo del modelo de grados anglosajón.
“La universidad española necesita una reforma, pero no ésta”, sostiene Anna, estudiante de Historia del Arte en Valencia y miembro de la asamblea antibolonia en este campus. “Es una mercantilización de la universidad”, agrega.
“Las protestas seguirán”, anticipa Olga, de la asamblea de estudiantes de Madrid. Se baraja incluso la convocatoria de un paro general a principios de año, pero nadie lo reconoce abiertamente. “Eso no es cierto”, replica uno de los estudiantes, receloso de que de este movimiento sólo trascienda la bronca, pero no las reivindicaciones.
Del encuentro que hoy acaba en Valencia debe salir la fecha y el lugar de un segundo encuentro estatal y un borrador de manifiesto, donde se exigirá un referendo vinculante para toda la comunidad educativa sobre la aplicación del proceso de Bolonia.
A puerta cerrada, los estudiantes barajaron muchas posibilidades. Una de las universitarias sugirió que la protesta se extienda a los institutos de Secundaria -como ya está ocurriendo con un instituto de Barcelona- para reforzar este movimiento.
Edurne, de la asamblea de estudiantes de la Universitat de Barcelona, es optimista. “Hemos abierto un camino que será largo”, vaticina.
En el manifiesto, las asambleas de estudiantes pedirán la paralización del proceso y diseñarán nuevas acciones. A mediodía de hoy, los portavoces de este encuentro harán pública las conclusiones.
Se acerca la hora de la comida y los asamblearios dejan poco a poco el aula donde han pasado buena parte de la mañana. Para la tarde preparaban talleres sobre qué significa el plan de Bolonia e incluso se organizó una visita guiada por la Valencia republicana, pero a última hora los estudiantes decidieron que las sesiones de la tarde se dedicarían a seguir debatiendo sobre la situación en que se encuentra cada universidad.
Por los rincones y fuera en la calle, de paso que algunos estudiantes apuraban su cigarrillo, afloraban las dudas de algunos asistentes. El desarrollo y el grado de organización del movimiento estudiantil es desigual según se trate de un campus u otro. Las protestas han prendido con fuerza en las universidades valencianas, catalanas o madrileñas, pero no están tan afianzadas en otros campus de la geografía española. Todo esto se está sopesando este fin de semana en el aula de Geografía e Historia, escenario de los debates.
Edurne estudia antropología a sus 33 años en Barcelona y, como ya ha dicho antes, ve positivo lo que está sucediendo. “Esto es una toma de contacto para saber qué está pasando en otras universidades, qué propuestas alternativas hay encima de la mesa y cómo han ido los encierros en otros lugares”, describe la estudiante.
Miran atrás y están satisfechos de que además de las opiniones a favor del proceso, la sociedad española sepa ahora qué opinan los que están en contra. “Notamos cierta simpatía hacia nuestro movimiento estudiantil y eso está muy bien”, valoran. Los representantes de Valencia dieron a conocer un manifiesto de más de 85 profesores de la Universitat reconociendo la actitud cívica y pacífica de la protesta, así como “la criminalización del movimiento”.
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