Bajo el título Corrupt schools, corrupt universities. What can be done?, Jacques Hallak y Muriel Poisson abordan en un libro del International Institute for Educational Planning de la UNESCO, uno de los temas emergentes más importantes y polémicos en el mundo educacional.
Ver más abajo la presentación de este libro por sus autores y sus sugerencias para enfrentar enfrentar la corrupción y el fraude en la educación superior.
Libro se halla disponible (sin costo) en la sección Publicaciones recientes del IIEP.
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Enfrentar el fraude en la educación superior: una prioridad
Las oportunidades de fraude y corrupción en la educación superior son bien conocidas: manipulación de las normas de admisión, copia en los exámenes, falsificación de resultados de la investigación, etc. Las tendencias recientes contribuyen a la renovación de tales prácticas. El proyecto Ética y corrupción en la educación del IIPE analiza esta cuestión.
El mercado global de la educación superior ha cambiado radicalmente. El número de estudiantes universitarios en el mundo pasó de cerca de 68 millones en 1991 a 13 millones en 2004. Frente a esta explosión de la demanda, la oferta de educación superior se ha diversificado mucho, con la creación de instituciones privadas, campus extramuros, universidades abiertas, etc. Más de 2,5 millones de estudiantes estudiaba en el extranjero en 2004 y hoy representan una fuente de ingresos importante en países como Alemania, Australia, Francia, Japón, el Reino Unido, Rusia y los Estados Unidos. Todas estas tendencias contribuyen a generar nuevas oportunidades de corrupción.
Fraude académico
Las principales oportunidades de fraude académico se dan en conexión con la admisión en la universidad, los exámenes y la obtención del diploma. Según una encuesta efectuada en Europa sudoriental, 30 a 60% de los estudiantes denuncian el pago de sobornos para acceder a la universidad de su elección. Entre 60 y 80% tienen conocimiento de prácticas fraudulentas en los exámenes.
En Nepal, la Comisión de Investigación de Abusos de Autoridad informó que varias decenas de miles de funcionarios detentan diplomas. La llegada de la Internet ha contribuido a expandir en gran escala el problema de “instituciones fantasma” o incluso de “fábricas de diplomas”. Según un estudio realizado por la Agencia Nacional Sueca para la Enseñanza Superior, el número de “universidades fantasma” habría pasado de 200 en 2000 a más de 800 el año 2006.
Distorsión de la acreditación
En teoría, el aseguramiento de la calidad y la acreditación de las instituciones de educación superior debería contribuir a sanear este nivel. Sin embargo, hoy se asiste a veces a la manipulación de las normas mismas de la acreditación. En algunos casos, los procesos de acreditación no se basan en criterios claros y transparentes. En otros, el órgano encargado no es neutro: la decisión de acreditar o no a una institución pone en juego conflictos de interés. En otros casos, finalmente, la acreditación se puede obtener gracias al pago de sobornos.
Una encuesta realizada en Ucrania reveló que gracias a pagos por debajo de la mesa, universidades públicas y privadas pudieron obtener indebidamente su acreditación. Más aún, han surgido falsos organismos de acreditación que funcionan fuera de todo marco legal.
Corrupción transfronteriza
En el campo de la educación transfronteriza, los desafíos también son múltiples:
algunos estudiantes, por ejemplo, hacen falsas declaraciones sobre sus diplomas previos, etc., para responder a los criterios de admisión. En otros, las instituciones obtienen una franquicia gracias al pago de sobornos. O también las instituciones que disponen de una franquicia suavizan las reglas de admisión y evaluación de los estudiantes para asegurar una “clientela” estable, corriendo el riesgo de cerrar los ojos sobre el plagio o el fraude en los exámenes, como lo denuncian regularmente los medios de comunicación.
Enfrentar el problema
Para enfrentar estos desafíos, se pueden considerar varias estrategias de acción :
• reformar los procedimientos de admisión en las universidades según criterios más transparentes (gracias a la organización de un examen único, administrado por una entidad autónoma, como en Kirguistán);
• recurrir a las nuevas tecnologías para detectar el fraude y administrar mejor los exámenes;
• asegurar la autonomía y la neutralidad de los órganos de control de las universidades (incluyendo el control de la calidad);
• favorecer la formulación participativa de códigos de conducta;
• facilitar el acceso del gran público a información fiable y transparente, etc.
Varias de estas pistas se exploran en un documento del IIPE elaborado para el informe anual de la Red Global de Innovación Universitaria (GUNI) y en la reciente publicación del IIPE: Corrupt schools, corrupt universities: What can be done?
Jacques Hallak y Muriel Poisson
[email protected]
Tomado de la Carta Informativa del IIPE, Vol. XXV, N° 1, Enero-Marzo de 2007.
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