Entrevista a J.J. Brunner sobre las discusiones en torno a los resultados de la PSU, publicada por Jorge Enríquez en el diario El Sur de Concepción, domingo 14 diciembre 2007.
Ver texto completo más abajo.
Recursos asociados
PSU: ¿De qué brecha hablamos?, 12 enero
PSU: Vocen encontradas, 11 enero
El análisis de José Joaquín Brunner tras los resultados de la PSU
“No supimos dimensionar lo que es educar en condiciones de alta desigualdad”
Ex ministro de Frei y miembro de diferentes instituciones relacionadas con educación, es uno de los chilenos que más conoce las virtudes y debilidades del sistema.Asegura que la brecha educacional debe observarse desde una óptica distinta a la acostumbrada y enfatiza que si bien la Reforma Educacional no ha sido un fracaso, existen muchas grietas que se deben enfrentar de manera urgente.
Jorge Enríquez Carrera
Imposible no pensar en José Joaquín Brunner cuando se busca un experto para tratar de explicar los fenómenos educativos. Y es que este ex ministro secretario general de Gobierno se las trae. Es director adjunto del Programa de Educación de la Fundación Chile; miembro del Consejo Directivo del International Institute for Educational Planning (Iipe) de la Unesco y de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación de España (Aneca). Ha asesorado a alrededor de 25 países en esta materia, focalizando su expertisse en la formación superior. Hoy, su aporte en investigación y publicaciones dentro de la misma área, lo convierten en uno de los referentes de la disciplina.
Frente a la contingencia, afirma que la prensa no debería escandalizarse cada año por una situación que todos conocemos: que el sistema chileno tiene tres sectores y no dos como se habla por estos días.
“Por tanto hay una confusión cuando se habla sólo de la pública y privada. La brecha de la que todos se escandalizan es particular pagado versus sistema subvencionado municipalizado, pero se debería hablar de particular pagado contra el subvencionado, con lo que la situación variaría”.
Calidad viciada
¿Qué elementos aumentan la brecha que hoy vivimos en la educación escolar? -La brecha en educación es una separación socioeconómica cultural entre los alumnos y una inequidad antes que todo, del gasto, lo que se refleja en la PSU y en otras pruebas nacionales e internacionales. En el sistema particular pagado la familia gasta, durante los doce o catorce años de escolaridad, un promedio de 150 mil pesos mensuales por alumno. En cambio en el subvencionado se ha gastado alrededor de 40 mil pesos por mes.
No es ningún misterio que las familias más pudientes envían a sus hijos a colegios particulares pagados, de menor tamaño y personalizados. Mientras los otros deben conformarse con ingresar a la educación municipalizada con cuarenta alumnos en una sala de clases. El clima, por supuesto, es muy distinto en ambos casos. Los profesores están mejor remunerados en los particulares pagados, tienen una relación más rica con los padres y con la comunidad. Es tanto así que hoy se pude anticipar los puntajes que van a obtener los alumnos de acuerdo al ingreso familiar.
La segunda fisura surge en las familias.
En el grupo económico alto en general los padres poseen un título profesional y por tanto diecisiete o más años de educación.
En el otro extremo, sólo doce años de escolaridad. A ellos agreguemos todas las demás diferencias que existen en hogares entre ambos extremos: libros, computador, biblioteca, conversaciones ricas culturalmente, y así suma y sigue.
-En esa misma dirección, hoy se afirma que estamos ante un círculo vicioso, fundamentalmente en la educación municipalizada, que impide el progreso y provoca desmotivación y frustración… -Indudablemente. Este círculo parte en el hogar, donde los niños nacen en condiciones desfavorables y deben luchar contra ello durante todo el periodo de preinfancia.
Todos lo estudios muestran que ese lapso es fundamental en el desarrollo de los niños, y aquellos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, están expuestos a una gran cantidad estímulos adversos en contraposición con el quintil más alto que tiene estímulos muy positivos para el desarrollo de habilidades básicas que le servirán en el colegio. Además, tenemos que tener presente que los niños más vulnerables no han podido ir a una sala cuna o a un jardín infantil, siendo las condiciones todavía más distintas.
-Entonces, ¿cómo la educación puede servir para compensar estas desigualdades? -Existen colegios en Chile que han tenido logros. Que reciben a niños de condiciones vulnerables, pero los llevan a resultados favorables en las evaluaciones básicas y medias. Sin embargo, éstos son contados con los dedos de la mano.
-¿Eso quiere decir que las políticas públicas educacionales del país no están apuntando en la dirección correcta? -Hay muchas cosas por hacer. Por lo menos hay acuerdo en que el valor de la subvención para todos los alumnos tiene que aumentar.
No es posible que a los niños que tienen todas las ventajas les reconozcamos que su educación va a costar mínimo 150 mil pesos y aceptamos que eso en la sociedad es así.
Pero por otro lado, a los que vienen de condiciones sociales más difíciles, cuyo costo para educarlos es más alto, les vamos a dar 35 mil pesos.
Allí hay algo que está equivocado, pues como sociedad estamos gastando menos en aquellos cuya formación cuesta más. Hemos hecho diferencias en los casos de discapacidad y ruralidad, pero no hicimos lo más básico de todo, que es reconocer que cuando los niños entran al colegio, están partiendo la carrera no desde una misma línea sino desde puntos diversos, y esto se debe reconocer a través de la subvención.
Rol del Estado y los privados: Responsabilidades compartidas
Tomando en cuenta los antecedentes que tenemos ¿La Reforma a la educación de 1990 ha sido un fracaso? -No, definitivamente no. Un ejemplo es el aumento considerable de alumnos que dieron la PSU este año y que los jóvenes de menores ingresos fueron los que más aumentaron. Eso refleja que por primera vez Chile está alcanzando la universalización de la cobertura de la educación secundaria. Todos los jóvenes están ingresando y se están quedando doce años en el sistema escolar. Esto nos demuestra que la reforma ha ido avanzando.
-Entonces, ¿dónde está el problema? -Es que como sociedad, incluyendo gobierno, partidos políticos, iglesias, no supimos dimensionar lo que significa educar en condiciones de alta desigualdad y no tomamos medidas para hacer frente a esta situación. Y no lo hemos hecho porque hemos mantenido el sistema de subvención plana. Sobretodo, no nos hemos hecho cargo de los niños que pertenecen al veinte por ciento más pobre.
-Dentro de la desigualdad educacional, ¿cuál es la responsabilidad específica que le cabe al gobierno? -El gobierno conduce la política educacional, no es el que educa. Los que educan son los municipios y los privados. De modo que la gran responsabilidad del gobierno es conducir las políticas de educación y dar apoyo a las escuelas con mayores dificultades para que logren desarrollarse. En este sentido, los gobiernos de la Concertación han hecho muchas cosas – unas más exitosas y otras menos – y hoy está considerando las recomendaciones que surgieron del Consejo Asesor Presidencial sobre la calidad de la educación en que la Presidenta se ha comprometido a modificar el marco institucional de la educación en el caso de la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE), creando una superintendencia de educación.
Pero así como el gobierno debe asumir, otros actores deben también hacerlo. Las universidades deben reconocer su responsabilidad en la formación de los maestros, que hoy son claves en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Hasta aquí las facultades y escuelas de pedagogía no han hecho el aporte que se esperaba de ellas. Por ello creo que deben revisar muy bien lo que está haciendo en términos de formación de profesores, porque está claro que en ese plano tenemos enormes déficit.
© 2007 Todos los derechos reservados para Diario El Sur S.A.
0 Comments