Columna de opinión publicada en la págiba de educación de El Mercurio, 11 mayo 2008.
Los desafíos prioritarios del Mineduc
Concretar el acuerdo alcanzado con la oposición, que crea la nueva institucionalidad del sistema escolar, e iniciar la tan postergada renovación del Mineduc son las tareas de la ministra.
JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER
Hace un tiempo, la estadística mostraba que en América Latina un ministro de Educación duraba, en promedio, 12 meses. Chile era entonces una excepción.
Últimamente, en cambio, nos aproximamos a esta regla de alta rotación. Las razones son variadas. Ninguna, sin embargo, manifiesta una menor atención del Gobierno al sector educacional. Al contrario, éste continúa otorgando prioridad a la asignación de recursos a la educación, la ciencia y la tecnología.
Asimismo, ha convocado dos comisiones para recibir propuestas de políticas; en un caso para la educación obligatoria, en el otro para la enseñanza superior.
Lo que ha faltado al Gobierno, en tanto, es articular su propia agenda para el sector. En este plano se percibía poca claridad y una imprecisa selección de objetivos.
El reciente cambio de autoridad y de equipos directivos en el Mineduc crea una nueva oportunidad para definir esta agenda. A su turno, las primeras declaraciones de la ministra apuntan con realismo en esa dirección, considerando que dispone de escasos 22 meses para cumplir sus planes.
Ante todo, en este ámbito, el Gobierno será juzgado por su capacidad de concretar el acuerdo alcanzado con la oposición, aprobando las leyes que darán origen a la nueva institucionalidad del sistema escolar. Y, con ello, a la creación de un nuevo Consejo Nacional de Educación, una Agencia de Calidad y una Superintendencia de Educación.
Si al término de su mandato el Gobierno no hubiese coronado con éxito esta tarea, su legado en el campo educacional será evaluado, con razón, de la manera más negativa. Pues en tal caso subsistiría la LOCE, ahora sobre la base del fracaso gubernamental -y de los partidos y parlamentarios de la Concertación- para administrar un acuerdo que por primera vez abre las puertas a su sustitución.
Enseguida, y también por vez primera, el Gobierno tiene la posibilidad de iniciar una largamente postergada renovación del Mineduc, que la nueva ministra ha abordado desde ya para la gestión de la subvención escolar. Ahora que el Gobierno decidió retomar la tarea de modernizar el Estado, tiene aquí una inmejorable oportunidad para mostrar -en la práctica- su voluntad de avanzar hacia ese objetivo.
Estas dos tareas debieran ocupar la mayor parte del tiempo, la energía y el trabajo ministeriales durante lo que resta a la administración Bachelet.
Las demás iniciativas educacionales del Gobierno, tanto aquellas de normal ejecución como otras reclamadas por distintos actores -por ejemplo, definir nuevas políticas para la educación superior, fortalecer la gestión de los colegios municipales, desarrollar capacidades docentes, etc.- por valiosas que sean deberán encontrar un lugar necesariamente acotado dentro de la agenda. De lo contrario, se corre el riesgo de que vuelvan a aparecer la ambigüedad de objetivos y la confusión de prioridades.
© El Mercurio S.A.P
Recursos asociados
Más allá del debate sobre las subvenciones: ¿Qué hacer?, 9 marzo 2008
0 Comments