De a poco, las candidaturas presidenciales empiezan a desarrollar –en foros y debates– sus programas en el ámbito de la educación y comienzan a perfilar sus propuestas.
Los más recientes desarrollos en este ámbito, tal como se hallan registrados en los respectivos sitios oficiales de la y los candidatos, pueden consultarse aquí:
Michelle Bachelet, 26 septiembre 2005
Tomás Hirsch, 26 septiembre 2005
Joaquín Lavín, 7 septiembre 2005
Sebastián Piñera, 26 septiembre 2005
Más abajo, pueden leerse los textos completos (trasncripciones textuales).
Michelle Bachelet
“Hay que mejorar la calidad de la enseñanza y entregar mayores oportunidades de acceso a la educación superior”
Ampliar la cobertura de la educación preescolar y reforzar la calidad y el acceso a la educación superior serán prioridades en su gobierno, anunció la candidata presidencial de la Concertación, Michelle Bachelet, durante el foro “El Futuro de la Educación Chilena”, realizado en la Casa Central de la Universidad de Chile y organizado por esa casa de estudios.
En la oportunidad, la abanderada recalcó que en los últimos años se ha ampliado la cobertura educacional en la enseñanza básica y media, y que actualmente cuatro de cada diez jóvenes ingresan a la universidad. No obstante, aclaró que los actuales desafíos apuntan a mejorar la calidad de la enseñanza y a entregar mayores oportunidades para que los jóvenes ingresen a la educación superior.
Respecto a la educación preescolar y escolar, la candidata se comprometió a universalizar el acceso a kinder y prekinder, y mejorar la calidad de los servicios “concentrando el esfuerzo en los dos quintiles más pobres”. Asimismo, anunció que se aplicará una subvención diferenciada de modo que aquellos buenos colegios que eduquen a más niños en situación desmejorada reciban un mayor aporte.
Michelle Bachelet también se refirió a la calidad de los docentes. Afirmó que como todos los profesionales que ejercen hoy en Chile deben ser evaluados, ya que “una educación de mayor calidad exige profesores debidamente preparados”.
Con respecto a la educación superior, manifestó que pese al aumento significativo de la matrícula, de 245 mil alumnos en 1990 a más de 600 mil en 2005, se necesita formar profesionales y técnicos acordes con el desarrollo del país.
La candidata anunció que se debe mejorar la equidad en el acceso incrementando el número de becas y fortaleciendo el crédito universitario. Agregó que se fortalecerá el régimen de aseguramiento de la calidad en el ámbito de la educación superior mediante la creación de una agencia pública autónoma y otros mecanismos como: hacer exigible la acreditación periódica de todas las instituciones que reciben aportes directos del Estado, crear contratos de desempeño que incentiven la eficacia y la eficiencia respecto de los recursos entregados vía Aporte Fiscal Directo (AFD) y condicionar la asignación de recursos sobre la base de compromisos de gestión y resultados académicos.
La abanderada de la Concertación también afirmó que se debe modernizar la estructura y el currículum de la educación universitaria mediante carreras de pregrado más cortas y flexibles que enfaticen destrezas y conocimientos generales, tal como ocurre en las universidades norteamericanas y europeas.
Sobre la equidad en el acceso, destacó que para el 2006 habrá 32 mil nuevos beneficiarios del crédito universitario, pero recalcó que hay que seguir trabajando en esa dirección, por lo que anunció que se mantendrá y perfeccionará el Fondo de Crédito Solidario y se mejorará en la recuperación de los créditos estableciendo una agencia centralizada de cobranza.
La candidata también manifestó que en 2006, 28 mil alumnos recibirán becas de mantención. A su juicio, el objetivo es duplicar esa cifra en los 4 años del próximo gobierno para lo que se incrementará el crédito para estudiantes de universidades privadas de modo que todo joven del 40 por ciento más pobre tenga garantizado el financiamiento.
La abanderada propuso ampliar el Consejo de Rectores a todas las instituciones debidamente acreditadas de modo que este organismo se convierta en un foro de discusión y concertación de las políticas de educación superior. Esta medida implicaría hacer más equitativa la asignación del Aporte Fiscal Directo (AFD). Además, se mostró partidaria de hacer más equitativa la asignación del AFD, beneficiando en especial a las instituciones regionales.
Michelle Bachelet también afirmó que se debe fortalecer la educación técnica para lo cual anunció que se incrementarán los avales del Estado para los estudiantes de Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales debidamente acreditados. Asimismo se aumentará el número y el monto de las becas.
La abanderada propuso la creación de un Consejo Nacional de la Innovación que elabore un marco coherente para la asignación de los recursos que el Estado invierte en actividades relacionadas con este tema, el cual será financiado con los ingresos del royalty minero. Dicho organismo creará mecanismos para estimular una interacción más activa entre universidades y empresa.
Finalmente, Michelle Bachelet planteó instituir un fondo concursable para fomentar la investigación de calidad destinada a alimentar la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas.
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Tomás Hirsch
En primer lugar quiero agradecer la invitación que nos hace la Universidad de Chile a debatir este tema extraordinariamente relevante como es la educación.
En el pacto Juntos Podemos Más, propiciamos una educación puesta al servicio de un desarrollo humano integral y no solo del crecimiento económico. La educación economicista que existe hoy, ha reducido su sentido a una dimensión estrecha y limitante.
El concepto educación viene de “educir” que significa “extraer”, es decir sacar lo mejor de cada ser humano y desarrollarlo, desde adentro hacia fuera. Eso significa valores, virtudes, capacidad de análisis crítico, habilidades intelectuales, afectivas y motrices.
Queremos rescatar ese sentido originario de la palabra Educación. Propiciamos un Estado responsable y activo en el ámbito educacional. El concepto de Estado subsidiario fue impuesto por la dictadura y ha sido fortalecido por los gobiernos de la concertación. El eufemismo de “subsidiario” quiere decir en realidad “Estado ausente”, que solo aporta financieramente y que además lo hace insuficientemente. Es difícil que encontremos un país serio, en el que se aporten tantos recursos públicos a empresarios privados y estos recursos no tengan una real fiscalización en su buen uso; no será fácil encontrar otro país que permita que por razones de lucro económico se formen profesores en programas carentes de todo rigor académico y en donde esos futuros educadores solo asisten a clases 2 sábados por mes durante apenas 2 años.
Hoy la educación presenta aberraciones que solo los más dogmáticos partidarios del neoliberalismo defienden. De hecho existe un reciente informe de la OCDE que alerta sobre esto. Éste informe objeta el funcionamiento y financiamiento del sistema público; alerta sobre las distorsiones del sistema particular subvencionado; hace una fuerte crítica a los programas especiales de formación de profesores, se refiere a la grave situación financiera de la educación municipal, es decir, cuestiona aspectos muy de fondo del actual sistema de educación superior chileno.
Las reformas a la educación chilena que se impusieron en los ‘80 generaron 2 situaciones que hasta el día de hoy se arrastran negativamente. En primer lugar, se municipalizó la educación fiscal y se puso abrupto término al sistema público de educación del cual nuestro país se enorgullecía; ese sistema de educación pública que educó a grandes hombres y mujeres de nuestro país.
La otra dramática reforma fue la instauración de un nuevo sistema subvencionado, distorsionador de los fines superiores que persigue la educación, que legitimó la incorporación al sistema de quienes vieron la educación como un negocio.
Es decir, acá ya no estamos hablando de instituciones o culturas que se interesan en la educación como una forma de aportar su visión en la formación de las nuevas generaciones sino del ingreso de quienes ven la educación como una oportunidad de negocios para lucrar. Y eso ha tenido dramáticas consecuencias. Vergonzosamente, Chile se sitúa hoy en el número 12 del ranking mundial de inequidad. El 47% de la riqueza se lo lleva al 10% más rico de la población y sólo el 1,2% de ella va al decil de ingreso más pobre (PNUD). Es evidente que uno de los principales factores que provocan esto es el injusto sistema educacional, donde la igualdad de oportunidades no es más que retórica. Por supuesto que el otro factor es el actual sistema tributario, pero eso ya es materia de otro foro.
El Estado no cuenta con instrumentos que le permitan fiscalizar e impulsar políticas que favorezcan la equidad en la educación. Las políticas educacionales de los últimos años han tendido a deteriorar gradualmente la educación pública y a favorecer a la educación particular subvencionada, que además se financia con fondos públicos. Hoy el 55% del alumnado de educación básica y media pertenece al sector particular, la mayoría de ellos con financiamiento compartido, factor que profundiza la desigualdad.
Los datos anteriores afectan el acceso a la educación superior: De acuerdo a los resultados de la prueba SIMCE aplicada a octavos básicos en noviembre de 2004, en el sector de alumnos más pobres sólo el 7% superó los 300 puntos, mientras la misma barrera académica fue franqueada por el 55% de los estudiantes del sector más rico. A su vez dicha situación tiene impacto directo en las posibilidades formales de acceso a la educación superior: de hecho, la PSU arroja una diferencia de 62,3 puntos en Matemáticas entre los alumnos de los colegios más pudientes y más modestos, brecha que alcanza a los 81,7 puntos en el caso de Lenguaje. Esto nos parece inaceptable.
Todo esto que menciono son expresiones de la lógica de mercado aplicada a la educación y nosotros no la compartimos.
En cuanto a nuestra idea de la educación que necesita Chile:
Como principio fundamental queremos generar una concepción que desarrolle una educación íntegra, integral e integradora. Es decir al servicio del desarrollo humano pleno y no simplemente del crecimiento económico.
A partir de ese principio fundamental, desarrollaríamos una política educacional muy diferente a lo que tenemos hoy en día. Algunas de nuestras medidas de gobierno serán:
1.- La educación debe ser, junto con la salud, la primera prioridad del gobierno y del Estado. Para esto, el aporte público a educación debe aumentar significativamente, llegando en el corto plazo al 7% del PIB. Si sumamos e eso el 3% de aporte privado estaríamos alcanzando el 10% que es una cifra aceptable para producir un verdadero desarrollo educativo.
2.- Creación de una superintendencia de educación. Que regule y supervise a todo el sistema educacional, no solo a los privados, asegurando que el derecho constitucional para todo chileno a tener una educación de calidad sea asegurado. Definitivamente no creemos que el mercado pueda regular eficazmente las necesidades educativas de nuestro país a través de la “ley de oferta y demanda” y en tal sentido nos parece de una irresponsabilidad grave el establecer mecanismos económicos y de mercado como reguladores del sistema educacional.
3.- Eliminación de la ley Loce y creación de una normativa coherente y democrática. Una de las grandes vergüenzas de nuestro país es la existencia de ésta ley, promulgada el último día de gobierno de la dictadura y que los gobiernos de la Concertación han validado. Entre otras reformas, el Consejo Superior de Educación debe tener una composición democrática, plural, asegurando la participación de todos los sectores que tienen relevancia en este campo. Además se debe eliminar toda norma que privilegie el negocio por sobre el derecho a la educación de nuestro pueblo.
4.- Fortalecimiento de la profesión docente. Estamos convencidos que el desarrollo educativo de nuestro país se debe hacer con los profesores y no contra ellos. Si miramos los países que han tenido interesantes desarrollos educativos, observamos que confían en el docente y lo apoyan en su desarrollo profesional. Esto implica mejoras salariales importantes; apoyo decidido a su perfeccionamiento permanente y el establecimiento de una carrera profesional docente. Se debe entregar al docente condiciones de estabilidad laboral y propender a que se concentre en un solo establecimiento, destinando el 60% de su carga horaria a clases y el resto a investigar, elaborar innovaciones, intercambio profesional, etc. Además se deben reformular los programas de estudio de las carreras de pedagogía apuntando a contar con profesionales con formación de excelencia y alto compromiso social. Y quiero señalar que me parece urgente responder a la justa demanda de los funcionarios de la Universidad respecto del daño previsional que han sufrido por años.
5.- Incorporación de innovaciones pedagógicas de fondo. Hay que avanzar desde un currículo academicista y racionalista hacia un currículo integral que permita a las personas el cultivo y desarrollo de todas sus capacidades incluyendo como elementos esenciales las dimensiones valóricas y emocionales. Esto implica una concepción de escuela como un centro de integración y transformación personal y social y que propicia la educación de personas autogestivas, libres, críticas, espirituales, solidarias, eficaces y responsables.
6.- Profunda reformulación al sistema de Educación Superior. La educación superior pública debe recuperar un carácter de compromiso con el desarrollo social y humano del país, alejándose de las visiones economicistas con que se ha contaminado en los últimos años. En tal sentido las Universidades Públicas deben tener una vinculación estratégica con las necesidades políticas, sociales y económicas que defina la sociedad. Esto permitiría superar la absurda situación actual en donde muchas universidades públicas se remiten a una lucha por la sobrevivencia en un mercado competitivo y salvaje, distorsionando gravemente su rol. Por otra parte, se debe garantizar un acceso equitativo a la educación superior pública, la que debe reproducir en su alumnado la diversidad social, étnica y filosófica que tiene la sociedad chilena, es decir debe ser integradora y plural. Y aunque esto espante a algún ortodoxo del neoliberalismo, proponemos establecer un sistema de arancel diferenciado en camino hacia la gratuidad de la educación superior pública. Sabemos que si establecemos abruptamente la gratuidad, generaríamos la indeseable situación de que los sectores de más altos ingresos estudien gratis y los más pobres deban pagar en una entidad privada por su educación superior ya que hay mucha desigualdad en la calidad de la Educación Media, pero en un país que vaya resolviendo esas desigualdades y se genere un sistema social más justo, entendemos a la educación como una responsabilidad pública a la que debe acceder todo ciudadano que tenga las capacidades y el interés por educarse. Y este es el camino que han seguido los países que han entendido a la educación como una prioridad social. Por lo demás, es lo que sucedía en Chile por muchos años. Así se educaron quienes hoy son Ministros, Diputados y Senadores. Y así ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos. A su vez se debe promover el desarrollo de un sistema nacional de postgrado en concordancia con las reales necesidades del país, con niveles de calidad garantizados por un sistema público y transparente de acreditación, con becas para los estudiantes meritorios y con acceso a créditos fiscales. Finalmente, las universidades deben tener el principal papel en el necesario desarrollo científico y tecnológico del país y por ello se debe exigir como condición para acreditar excelencia académica que las universidades realicen investigación académica, docencia y extensión. Estas son sólo algunas de nuestras medidas de Gobierno. Es muy explícito nuestro compromiso de colocar a la educación en una primera prioridad.
Estamos convencidos que es necesario alejar del mundo de la educación a los comerciantes y a los inversionistas que quieren lucrar en este campo. Esto parece una propuesta extraña en estos tiempos en donde todo el quehacer humano se mercantiliza, pero en realidad nos parece de sentido común que existan áreas en donde la prioridad se ubica en el beneficio social y no en la rentabilidad económica y ciertamente una de esas áreas debe ser la educación. Estamos seguros que si colocamos a la educación en primera prioridad y le devolvemos su sentido originario, estaremos tomando el rumbo correcto para hacer de nuestro país un lugar de gente solidaria, inteligente, creativa y sensible.
Muchas gracias.
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Joaquín Lavín
Quiero transmitirles, en forma muy breve, mis sentimientos respecto de la educación en Chile y lo que hay que hacer en ese sector en el futuro. Lo que les quiero transmitir es lo que creo, debe hacerse con la educación en Chile, lo que yo haría si fuera Presidente de Chile y lo que quiero que los parlamentarios que me apoyan hagan en el futuro en relación a este sector.
¿Por qué creo que es clave la educación? Siento que hay dos cosas muy importantes: primero, lo que me gustaría es colocar a los más pobres, a la clase media en un verdadero ascensor social que los tire para arriba. Un ascensor social que les permita surgir y que tiene dos elementos claves: trabajo y educación. Si no hay trabajo es imposible salir de la pobreza, es imposible surgir. Si no hay educación tampoco.
Los economistas efectuamos la distribución del ingreso. Es decir, dividimos a la sociedad en segmentos: diferenciamos entre el 20 por ciento más rico hasta llegar al 20 por ciento más pobre. La diferencia de ingresos entre ambos extremos era, hasta hace poco tiempo atrás y lo fue por años, de hasta 14 veces. El segmento más rico ganaba 14 veces más que el más pobre. Hoy día esa diferencia ha aumentado a 16,5 veces, según un estudio reciente de la Universidad de Chile. Lo que quiero decir aquí es que no basta el crecimiento económico para sacar a la gente de la pobreza. No basta el crecimiento económico para mejorar la distribución del ingreso y hacerlo más igualitario. Es lo que hablan los obispos de las desigualdades que hay en Chile y la forma esencial de enfrentar esa desigualdad es con educación.
Hoy día en Chile la educación es la cuna de la desigualdad social y parte desde que uno es niño. ¿Qué queremos hacer nosotros? Poner a los niños en una misma línea de partida. Obviamente que después de algunos años no todos los niños van a estar en la misma situación porque va a depender de su talento, de su esfuerzo y de su sacrificio. Sin embargo, lo que no tenemos derecho a hacer como sociedad es que un niño parta por más atrás y otro niño más adelante. Tenemos que poner a todos los niños en la misma línea de partida. ¡Hoy día eso no ocurre!
Respecto de la educación preescolar, lo decía Michelle Bachelet: hoy sólo los niños con altos ingresos tienen educación preescolar. Un dato que me asombro: un niño que tiene kinder y prekinder nunca va a ser pillado, en términos de conocimiento y de educación, por un niño que no tuvo kinder ni prekinder. Mejor dicho, un niño que tuvo kinder y prekinder le saca al otro una ventaja irremontable en toda su vida escolar. Eso es decisivo. El otro día me encontraba en el lago Chungará en donde había unos niñitos aymaras. Pensaba en mi hijo más chico que tiene 9 años y lo comparaba con ese niñito aymara. ¿Qué posibilidades tiene ese niño de contar con igualdad de oportunidades respecto de mi hijo? Ninguna, porque primero tiene que ir a Putre, caminar kilómetros y no tuvo educación preescolar. Después tiene que trasladarse a Arica, al liceo. La calidad de los liceos en Arica, según los resultados del Simce y de la PSU no son satisfactorios, por lo tanto, no tiene igualdad de oportunidades.
Hay otras cifras que me llaman la atención: de los 200 mejores colegios en la PSU en Chile, sólo 5 son liceos. Los otros 195, son colegios subvencionados pagados o colegios particulares pagados. Otro dato: de los niños de familias ricas, 8 de cada 10 llegan a la universidad. Entre los niños de las familias más pobres: 1,5 de cada 10 van a la universidad. Un agravante: un estudio reciente muestra que si una persona cuenta con educación superior, a lo largo de su vida laboral va a tener en promedio, sueldos cuatro veces más altos que aquellos que llegaron solamente a cuarto medio. Entonces digamos las cosas claras, ¡hoy día la educación en Chile tenemos que cambiarla, tenemos que ser verdaderamente revolucionarios en esto si queremos dar igualdad de oportunidades! Pero, como decía Michelle, no sólo tenemos que hacer esto a nivel interno sino que además para poder competir en el mundo. Cuando fui alcalde de Santiago el rector del Instituto Nacional, fue a verme para pedirme plata para el Instituto Nacional. Yo le contesté que al colegio que menos plata que tengo que darle al Instituto Nacional porque ya es el mejor colegio de Chile y que le iba a dar a otros colegios. El rector me alegó que yo estaba equivocado, porque me señaló: “yo no compito con Chile, yo quiero que mis alumnos del Instituto Nacional compitan con Singapur, compitan con Islandia, compitan con Finlandia. Hoy día soy el mejor de Chile pero eso no me basta porque Chile tiene que competir con el mundo”. Le encontré toda la razón. Ese es el punto de partida en el que estamos en educación y eso es lo que tenemos que cambiar.
Quiero destacar dos aspectos más antes de pasar a cosas más concretas. Aquí se ha triplicado la plata en educación pero los resultados son los mismos. Como alcalde, muchas veces conversé con directores y profesores y les decía que íbamos a invertir $ 1.000 millones en hacer la jornada escolar completa y que íbamos a triplicar la infraestructura del colegio. Varios directores me decían, “sabe alcalde si usted me diera el 25% de esa plata yo pongo computadores, hago laboratorios de computación, mejoro la calidad de la educación mucho más que con lo que usted me va a dar”. Luego de implementarse la jornada escolar completa me quedé pensando lo siguiente: “quién mejor va a hacer rendir esta plata que los profesores, que los directores y su equipo”. Digo esto, porque aquí las soluciones uniformes no sirven. No es una sola solución para todo Chile.
Tan importante es la educación que, a mí juicio, el ministro de Educación debería ser una persona de consenso. Tal como los economistas le han dado al Banco Central un status distinto, fuera de la política contingente, pienso que la política educacional de Chile debe ser una política de Estado. Creo, además, que hay que crear un Consejo Autónomo de Educación que establezca los textos escolares y los programas de estudio. En definitiva, que no haya injerencia política. Aquí los libros de historia cambian a cada rato, eso no puede ser. Además el ministro de Educación tiene que ser una persona que trabaje con el Congreso, que las leyes de educación pasen como por un tubo. Yo le daría al ministro de Educación un status especial, su nombramiento lo consultaría con el Senado, sería una especie de ministro de Educación de consenso. Creo que es perfectamente posible en Chile y se puede hacer.
Entre las medidas más concretas, propongo educación preescolar para todos. Eso es decisivo. Después, se tiene que aumentar la subvención diferenciada. Si nosotros queremos igualdad de oportunidades, los niños que provienen de familias más pobres tienen que recibir una subvención mayor y, por ende, los colegios de las comunas más pobres y rurales, deben recibir una subvención mayor y subvenciones especiales. Me acuerdo que en Temuco, una señora me dijo que cómo quería que tuviera buena educación su hijo si resulta que asiste a una escuela unidocente en donde el mismo profesor le hace clases de primero a sexto básico. Cómo se va a igualar la calidad de la educación con otros colegios si resulta que hay colegios con un curso de primero básico a octavo básico. Debe existir un trato diferente para esos casos.
Se debe llegar también a un sistema en el que, ojalá, la igualdad de oportunidades sea tan real que, cada padre pueda elegir el colegio que quiera para sus hijos y no haya diferencias de calidad. Uno habla mucho de la clase media. ¿Saben lo qué sería una gran ayuda para la clase media? Que los colegios públicos fueran de buena calidad. Hoy día veo cómo la clase media se saca la mugre para meter a sus hijos en un colegio particular subvencionado o derechamente en un colegio particular, porque sabe que la diferencia de calidad va a ser gigantesca. Si nosotros tuviéramos, al igual que en otros países, educación pública de gran calidad, sería distinto para la clase media porque se podría ahorrar toda esa plata.
Otra cosa, bono de retención escolar. Hoy día las familias, por ejemplo, las familias mapuches no dejan a sus hijos terminar el cuarto medio porque los ponen a trabajar. Hay que tener un bono de retención escolar para que el colegio se incentive en retener a ese niño y reciba una subvención especial por eso. Soy partidario, además, de contar, al menos con un liceo municipal top del nivel del Instituto Nacional, del liceo Carmela Carvajal o del Liceo Nº 1 de Niñas en cada ciudad grande de Chile. ¿Por qué digo esto? Porque si no, no hay igualdad de oportunidades para la elite de la clase media regional. Yo veía cuando era alcalde de Santiago, cómo se presentaban 4.000 postulantes para entrar al Instituto Nacional, de los que quedan sólo 700. Cómo lloraban los papás y las mamás en la Municipalidad, pensando que el alcalde podía hacer algo. Me decían “yo soy de La Pintana, si mi hijo queda en el Instituto Nacional, a mi familia le va a cambiar la vida porque mi hijo va a tirar para arriba, va a entrar a la universidad, va a ser profesional. Necesito que mi hijo entre al Instituto Nacional”. Yo veía que ese era el gran sueño de los padres.
Una vez se me ocurrió clonar o, como se dice en términos empresariales, poner una franquicia del Instituto Nacional en otras comunas. Hablamos con varios municipios y finalmente el alcalde de Maipú se entusiasmó con la idea. Los alumnos del Instituto Nacional que se opusieron a la idea, se tomaron la Municipalidad. Alegaban que no podían existir dos institutos nacionales. Tampoco pudimos ponerle como nombre Instituto Nacional de Maipú. Finalmente, se llamó Liceo Nacional de Maipú. En qué consistía la franquicia: al rector lo nombraban los profesores del Instituto Nacional, el examen de admisión lo tomaba el Instituto Nacional, los profesores eran esencialmente del Instituto Nacional. Hoy ese liceo lleva tres años, fue quinto a nivel nacional en la prueba Simce, con más de 300 puntos en Lenguaje y Matemáticas. Por lo tanto, cuando digo que tengamos un liceo municipal top, uno de hombres y otro de mujeres en cada ciudad de Chile, lo digo con conocimiento de causa. Se puede hacer y hay que hacerlo.
Finalmente, respecto al tema de la universidad ha habido un gran avance durante el último tiempo. Hay que ver cómo funciona, tiene que haber crédito fiscal para todos. Parte de la distorsión que aquí se ha hablado respecto de los pocos jóvenes que van a institutos de educación técnica – Duoc, Inacap, etc – y la mayoría que va a la universidad, en parte es porque aquí, en el pasado, hubo una distorsión. Los más pobres o entraban a la universidad o no accedían a nada, porque el crédito fiscal sólo se otorgaba sólo en las universidades tradicionales. Eso es algo que había que cambiar. Se ha cambiado ahora y esperamos que resulte bien. Ningún joven con talento debe quedar fuera de la educación, sea universidad tradicional o privada, sea instituto profesional o centro de formación técnica.
Para mí la educación del futuro tiene dos puntos claves: inglés e internet. Creo que es importantísimo, en los próximos años, tener mucho inglés y mucho internet. Digo esto porque hay una desigualdad gigantesca en el acceso al inglés. Los colegios municipales no tienen inglés. Conozco un joven que es amigo de una de mis hijas, hijo de una vendedora ambulante de Arica, niño de la calle. Pasó todas las barreras, estudió, se sacó la mugre, fue empeñoso, obtuvo crédito fiscal y terminó estudiando derecho en la Universidad de Chile de donde egresó. Después de titulado lo llamaron de un gran estudio de abogados aquí de Santiago, llegó ilusionado, pero le pasaron un contrato en inglés y él no sabía el idioma porque nunca nadie se lo había enseñado. Conclusión: no obtuvo el trabajo. Esa es una desigualdad gigantesca.
Existen vías lentas y vías rápidas para mejorar esto. Una de las vías lentas es triplicar las horas de inglés. Por ejemplo, en los colegios de Santiago, triplicamos de 800 a 2.400 horas de inglés, desde prekinder y no desde quinto básico. Me acuerdo que los niños chicos iban al aeropuerto a conversar con los turistas, la cosa era familiarizarse con el inglés.
Pienso, eso sí, que debiera haber vías más rápidas. Entre ellas: otorgaría una beca a los 50 mil mejores puntajes del Simce para estudiar inglés en el Instituto Chileno Norteamericano o en cualquier otro establecimiento.
Respecto a la introducción de internet, se puede hacer mucho con las empresas. En Santiago, la Ley de Donaciones me permitió pasar de 66 alumnos por computador a 30 alumnos por computador con donaciones de empresas. Sé que esa ley es complicada por lo que hay que simplificarla porque es clave y decisiva en esta integración empresa – educación. Me acuerdo también que licitamos 10 mil horas de internet con los ciber cafés del centro para el uso de los alumnos.
Otra cosa, los colegios necesitan mucho más autonomía. Nadie sabe mejor que los directores, que los profesores qué es lo que hay que hacer en los colegios. Hoy, más o menos dos tercios del currículo son decididos a nivel Ministerio de Educación. Hay que cambiar eso. Creo que como mínimo, un cincuenta por ciento tiene que ser decidido al interior de los mismos colegios. Eso es clave en las regiones en donde existen colegios en zonas forestales, en zonas pesqueras. Eso es absolutamente decisivo.
Una vez conversado con el alcalde René Cornejo de Coronel, me dijo: “sabe Joaquín, aquí estamos llenos de peluqueros, no hallamos a quién cortarle el pelo, porque a alguien en el Sence se le ocurrió que teníamos que dar cursos de peluquería. Ya le hemos cortado el pelo a Coronel, a Concepción y a Lota. Ya no sabemos a quién cortárselo. Aquí lo que hay que hacer son cursos de pesca”. Quedé impactado porque me parecía una cosa obvia. Esa es la falla en Chile cuando tomamos decisiones en forma centralizada. Siempre se dice que los profesores no se la pueden para administrar colegios. ¡Los profesores sí se la pueden! Me tocó ser parte de una experiencia maravillosa: así como el Presidente Ricardo Lagos dijo que iba a hacer carreteras por concesión, yo propuse entregarles el colegio, en concesión, a los profesores, que formaran una sociedad. Tuvieron que dar un salto riesgoso porque se tuvieron que salir del sector público y del estatuto docente. Por eso, les dimos una indemnización por 11 años. Formada la sociedad, la municipalidad entregaba en concesión el colegio a estos profesores. Esta experiencia ya lleva 9 años en varios colegios. Puedo decir que cambió en forma absoluta la administración de estos establecimientos. El ausentismo laboral bajó en un 30 por ciento. Se comenzaron a arrendar las salas de clase en la noche para Inacap, para Duoc. Se construyeron gimnasios. Tomaron medidas administrativas importantes con sus pares, como por ejemplo, en el Liceo Fleming de Las Condes, que cambiaron al Inspector General apenas asumió la administración de profesores, porque se iba a dormir al auto varias horas al día en vez de dedicarse a sus labores.
Otro caso, el colegio Nuestra Señora del Rosario repartió un dividendo de $ 1 millón por profesor que más o menos equivale a dos sueldos y medio a fines del año pasado.
¿Es esto una receta para todos los colegios de Chile? No. Lo que estoy proponiendo es que si soy Presidente de Chile habría que hacer un fondo en el Ministerio de Educación para los profesores que quieran optar a administrar sus propios colegios, postulen a este fondo. Algunos querrán otros no, pero que mejora la calidad de la educación, mejora. Hoy día estos colegios todos tienen 50 puntos más en el Simce que los colegios no concesionados. Esto puede ser clave también para concesiones de colegios públicos a empresas, a congregaciones religiosas, etc.
Cualquier cambio en educación hay que hacerlo con los profesores. Suscribo con lo que dijo recién el ministro Sergio Bitar que hay que disminuir el número de alumnos por curso. Hay que terminar con los profesores “taxi” que pasan todo el día recorriendo colegios para hacerse un sueldo. Hay que pagarles más a los profesores por dedicación exclusiva.
Finalmente quiero hablarles como papá y no como candidato presidencial. A mí me importa que más allá que le vaya fantástico en el Simce o que le vaya fantástico en la PSU, es que mis hijos digan que son buenas personas. Por tanto, nunca olviden ustedes profesores, que finalmente lo que tienen que hacer es transmitir valores y hábitos. Queremos chilenos honestos, generosos, solidarios. Ese debe ser el resultado de la educación y eso es lo que ustedes deben hacer. Muchas gracias.
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Sebastián Piñera
Sebastián Piñera participó del foro sobre educación organizado por la Universidad de Chile y a la que asistieron los demás candidatos presidenciales.
En la ocasión, el abanderado de Renovación Nacional entregó sus propuestas de gobierno en la materia. Dijo que es partidario de aumentar de 600 mil estudiantes universitarios a un millón, y de aumentar la cobertura de enseñanza del 37% al 50%.
Asimismo, propuso destinar más recursos para los estudiantes de institutos profesionales y entregar cobertura a los niños más pobres del país, explicando que el trabajo debe realizarse en los primeros años y no cuando “el daño es irreparable”.
El candidato también planteó duplicar en el plazo de seis años la subvención educacional y aunar esfuerzos para que los profesores tengan un trabajo más digno, aumentando la participación de padres y apoderados en la enseñanza de los alumnos de educación básica y media.
Piñera sostuvo que es imprescindible la creación de fondos concursables para proyectos de ciencia y tecnología. Al mismo tiempo, dijo, se requiere hacer un sistema de certificación de universidades y de información sobre las oportunidades de trabajo cuando los universitarios se inserten en el mundo laboral.
Discurso adicional sobre el tema bajar como download file [pdf]
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