UCH y la movilización del “acampe”
Mayo 20, 2024

La visión de la academia representada en las palabras de la Rectora Deves

Acampe en Casa Central. Rosa Devés, rectora de la Universidad de Chile: la cara “plural y democrática” de la complicidad con el genocidio

Solo nuestra fuerza organizada, en alianza con funcionarios y académicos que no acepten esta situación, podrá imponer la ruptura con las instituciones sionistas, demanda urgente en la pelea internacional contra el genocidio. Esto se hace evidente considerando que entre rectoría y las autoridades universitarias impera la intransigencia. Se nos acusa a los estudiantes de ser “violentistas” y “antidemocráticos”. Un verdadero insulto a la inteligencia. ¿Cómo romper con la intransigencia de las autoridades?

Domingo 19 de mayo

Desde el miércoles 15 de mayo, día en que se conmemora la Nakba, es decir, la catástrofe del pueblo palestino tras su diáspora y genocidio en manos del Estado de Israel, las y los estudiantes comenzamos un acampe en la Casa Central de la Universidad de Chile, tomando el ejemplo del movimiento estudiantil alrededor del mundo (que abarca desde Estados Unidos, Europa y países de Latinoamérica). El objetivo de esta movilización es presionar a las autoridades universitarias para que corten sus convenios con instituciones académicas sionistas que fomentan y financian el genocidio. Asimismo se exige al gobierno de Boric que corte los lazos con el Estado de Israel, para que el Estado de Chile deje de ser cómplice de esta brutal masacre.

Las autoridades de la Universidad de Chile, no solamente se han negado a romper sus convenios con las universidades de Israel (algo que reiteraron después de instalado el acampe), sino que se han dedicado a difundir calumnias en contra de las y los estudiantes e indicar en la prensa que el acampe es una acción violenta, incluso declarando públicamente que la movilización es comparable con los propios bombardeos que Israel lanza hacia el pueblo palestino, tal como indicó la rectora Rosa Devés en una declaración pública.

Se trata de declaraciones realmente escandalosas. Cualquier estudiante y académico mínimamente sensible con la causa Palestina debe rechazarlas sin ambigüedades. Tal como escribió la profesora Faride Zerán, “llama la atención entonces que se haga aparecer ante la opinión pública que nuestros estudiantes no respetan el diálogo ni la libertad de expresión”. La profesora también ha advertido que hay “ciertos salones de la universidad en donde ya hay quienes vociferan pidiendo nombres y represalias contra aquellos que apoyan a los estudiantes en una suerte de macartismo añejo que pretende amedrentar a quienes pensamos que la universidad somos todos”.

Pero esta forma de actuar de las autoridades universitarias no es nada nuevo, de hecho, es una vil copia de lo que hacen las autoridades en las distintas universidades alrededor del mundo, que por ejemplo acusan a las movilizaciones pro Palestina de “antisemitas”. Los dichos de la rectora responden a una campaña que ya están montando los medios hegemónicos y los ilustres columnistas de los diarios de la clase dominante. Carlos Peña en una reciente columna se lanzó contra las movilizaciones estudiantiles por carecer de “pluralidad”. Detrás de su fina y racional argumentación, no hay mayor originalidad ni novedad. Repitió lo que columnistas pro sionistas ya han publicado hace varios meses: que hay que separar la crítica a Netanyahu de la crítica al Estado de Israel y que los estudiantes, al no hacerlo, terminan validando a Hamás. Lo que dicen es que aunque Netanyahu pueda ser extremo, Israel es un Estado “liberal” (¡como si un Estado colonial que comete un genocidio podría ser mínimanente democrático! y como si la ocupación del territorio palestino hubiera comenzado ayer y no hace más de siete décadas). El Mercurio en una editorial salió a enaltecer la figura de Rosa Devés y su cruzada contra los violentistas. Ellos pasarán a la historia como los “democráticos y plurales” cómplices de un genocio.

Las represalias académicas, laborales y las listas negras, han sido plato común de las autoridades de las universidades en EE.UU. Allá no lograron detener el movimiento. Al contrario, sólo lo hicieron más fuerte. Que no les quepa duda que acá pasará lo mismo ante cualquier intento de represalia.

Para intentar terminar con el acampe, utilizan argumentos absolutamente demagógicos e hipócritas. Por ejemplo, dicen que debido al fin de semana largo, las y los funcionarios necesitan “irse a sus casas a estar con sus familias”. A las autoridades universitarias no les preocupa para nada el bienestar de las y los trabajadores. En todo caso, como es un acampe, en ningún caso se ha prohibido la entrada de funcionarios, y si les preocupa cuidar la Casa Central, podrían destinar dinero de sus sueldos millonarios para contratar personal, o que sean ellos mismos quiénes se queden a “cuidar”.

A propósito de la desidia de las autoridades con los y -sobre todo- las trabajadoras, vemos la situación de la trabajadora de la facultad de Artes Centro que, debido a un accidente laboral, sufrió la amputación de su dedo pulgar, razón por la que la facultad se fue a toma. Este no fue un accidente casual, sino que se debió principalmente a que la funcionaria no contaba con capacitaciones para utilizar las herramientas que se le exigía, sumado a que la facultad sufre una serie de problemas absolutamente aberrantes y que todos los años las y los estudiantes se ven en la obligación de movilizarse por lo deficiente de la infraestructura y las condiciones de estudio y trabajo. Son estas autoridades las que deciden arbitrariamente hacia dónde destinar los recursos. Cuando ocurrió el acampe nos decían que era “ilegítimo” y que “somos un puñado de estudiantes”. Lo único ilegítimo acá es el Estado de Israel y el único “puñado” aquí son las autoridades que toman las decisiones entre cuatro paredes sin preguntarle nada a trabajadores y estudiantes, que somos la gran mayoría de personas que componemos la comunidad universitaria. Este mismo autoritarismo universitario es la razón por la que se niegan a romper relaciones con Israel que es lo que la mayoría quiere.

Por otro lado, otra de las autoridades que dan vueltas por el acampe y presionan para que bajemos la movilización, es nada más ni nada menos que la prorrectora Alejandra Mizala, que es la autoridad que en el año 2014 firmó la autorización para que Margarita Ancacoy, funcionaria de la facultad de Ingeniería (Beauchef), entrara a las 5:30 de la mañana a trabajar, razón por la que Margarita estuvo expuesta a situaciones de inseguridad que finalmente culminaron con su asesinato en 2018, pese a que la funcionaria reiteradas veces solicitó un cambio de horario para su entrada laboral, pero que no fue escuchada por estas mismas autoridades que hoy utilizan el argumento de “preocuparse de los trabajadores”. Una vez más, se les cae el discurso “feminista”, oportunista y utilitario para sus intereses.

Finalmente, las y los estudiantes tenemos que estar soportando la actitud, también hostigante y prepotente, de autoridades como Simón Boric, hermano del presidente que se ha negado durante ocho meses a cortar relaciones con Israel. En vez de estar hostigando a estudiantes, podría decirle a su hermano que deje de ser cómplice del genocidio.

¿Cómo quebramos la intransigencia de las autoridades?

Claramente las autoridades tienen una política de debilitar y boicotear la movilización, lo cual es necesario denunciarlos públicamente. Pero esto abre el debate de con qué forma quebramos esta intransigencia con el objetivo de obtener las claras demandas de la movilización: que rompan con las instituciones de Israel.

Ante esta necesidad, la de ganar con movilización que la universidad deje de ser cómplice del genocidio, es necesario abrir un debate amplio y democrático con las distintas corrientes políticas que están interviniendo.

Por un lado, las juventudes “socialistas” ni siquiera han puesto a disposición toda su organización en esta lucha y, además, dirigiendo centros de estudiantes tan importantes como el de las facultades de derecho o de beauchef, no han organizado ni movilizado a las y los estudiantes con el objetivo de fortalecer el acampe en Casa Central. No hay duda de que el Partido “Socialista” no quiere que haya ningún choque con las autoridades universitarias, lo que no sorprende de una organización que es bastante cercana a la línea de Rosa Devés (para las últimas elecciones Fech su máxima propuesta eran mesas de diálogo con las autoridades) que a su vez es cercana a la línea histórica del ex rector Ennio Vivaldi.

Por el lado del Partido Comunista, se podría decir que tienen una doble línea hacia la movilización, porque si bien participan activamente, es solamente con su base de la Facultad de Filosofía y Humanidades, siendo que tienen la capacidad para expandir el acampe de la Casa Central a otras facultades que no vienen participando tan activamente, como por ejemplo lo es la de Derecho o de Gobierno (Administración Pública-Ciencias Políticas) donde cuentan con bastante militancia y puestos de dirección como consejeros Fech. Asimismo, desde otras Federaciones que dirigen como la Feusach o la FEUA (Antofagasta), no han impulsado ningún tipo de movilización o asamblea por lo de Palestina. En los hechos, es una forma de negarse a nacionalizar lo que ocurre en Casa Central.

En la dirección de la Fech se han visto obligados a votar y aceptar las distintas mociones que levanta el Comité por Palestina de la Uchile, como la de paro y marcha, sin embargo, no han tenido iniciativas propias para buscar seguir impulsando la movilización y avanzar en que la Casa Central se convierta en un espacio mucho más amplio de coordinación con otros sectores y facultades. Tras las presiones de las autoridades universitarias, han evitado cualquier tipo de choque con ellos, incluso planteando en las asambleas ceder ante las peticiones de estas, como lo son, por ejemplo, no realizar actividades dentro de la Universidad, sino que en el frontis.

Las juventudes de gobierno en la Universidad de Chile han sido educadas en la idea de que es el entendimiento mutuo, las frases de buena crianza y el trabajo en conjunto con las autoridades lo que permite conseguir ganadas. Esto tiene sentido en momentos “normales”, si lo que se quiere, claro, es administrar la Federación como un engranaje funcional al ecosistema institucional de la Universidad de Chile. Sin embargo, en momentos de movilización esta ubicación va en contra de fortalecerla.

Todo trabajador y trabajadora que ha estado en una huelga, todo poblador y pobladora que ha tenido que luchar por el derecho a la vivienda, sabe que la intransigencia solo se rompe con movilización. Que la fuerza de tu posición en una negociación no depende de meras palabras, sino fuerzas materiales. Lo primero que te exigirán las autoridades será bajar las medidas de fuerza para poder tener un “diálogo racional”. Acceder a esta petición sin haber ganado nada constituiría una humillación a las y los estudiantes. Quieren que después del gran impacto que ha logrado nuestra lucha, volvamos a las salas de estudio como si nada hubiese pasado, arrepentidos, como si nos hubiésemos “excedido”. Nada de eso. Esto recién comienza.

Rosa Devés y las principales autoridades no quieren romper los convenios con las universidades del Estado de Israel. Ya lo han dicho en todos los tonos. Por lo mismo, hay un choque de intereses materiales. Alguien gana y alguien pierde. Nosotros creemos que es la causa Palestina en la universidad la que debe ganar.

Lo que necesita la movilización para tener un final exitoso es convertir la Casa Central en un verdadero lugar de coordinación con las distintas facultades, universidades, liceos, lugares de trabajo, etc., en la perspectiva de fortalecer el acampe lo más posible para prepararnos hacia la jornada de paro y movilización del viernes 24 de mayo, donde se llevará adelante una marcha desde la Casa Central de la Universidad de Chile hasta La Moneda para exigir tanto a las autoridades como al gobierno la ruptura de relaciones con Israel. Esta movilización tiene que ser una acción masiva como las que ha llevado adelante el movimiento estudiantil en el pasado por educación gratuita.

De cara a las y los estudiantes de la universidad y del resto de las universidades, tenemos que ser honestos y categóricos: la demanda de la ruptura de vínculos de la Universidad con instituciones sionistas la conquistaremos sólo si logramos derrotar y doblegar la voluntad de las autoridades universitarias y su autoritarismo. Solo nuestra fuerza organizada, en alianza con funcionarios y académicos que no acepten esta situación, podrá imponer esta demanda urgente en la pelea internacional contra el genocidio. Romper vínculos de la universidad con el sionismo implica derrotar la resistencia reaccionaria de las autoridades que se vuelven cómplices de las instituciones israelíes.

En esa misma línea, consideramos desde la Agrupación Anticapitalista VENCER que no solamente debemos ver como horizonte de esta movilización, la que recién está comenzando, el hecho de que las autoridades rompan relaciones, si no que lograr que este sea un puntapié para que se nacionalicen los acampes en universidades y liceos de todo Chile, para que no haya ninguna institución educacional que tenga vínculos con el sionismo y además conquistar un movimiento estudiantil antiimperialista que cuestione este sistema de conjunto.

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