Hoy damos a conocer el Proyecto de Ley de la Carrera Docente en su texto completo ingresado a la Hon. Cámara de Diputados. Asimismo, unos comentarios críticos de interés de Iván Salinas aparecidos en el sitio Quinto Poder. En los próximos días publicaré mi propia visión sobre esta iniciativa gubernamental.
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Presentación del MINEDUC
Proyecto Ley Carrera Docente
Comunicaciones MINEDUC
Proyecto de ley sobre carrera docente aumentaría sueldo de los mejores profesores hasta en 64% al 6° año del ejercicio de la profesión señaló el Ministro Harald Beyer, quien se reunió con directores, profesores y estudiantes de pedagogía para explicarles el proyecto que ingresó al Congreso el primero de marzo.
Destacó también que el proyecto impulsa condiciones y beneficios que buscan atraer y retener a los mejores docentes en el sistema subvencionado y, además, se entregan nuevas herramientas para darle mayor autonomía a los directores de los colegios.
Presentación carrera docente
El Ministro de Educación Harald Beyer, se reunió con un grupo de directores, profesores y estudiantes beneficiados con la Beca Vocación de Profesor que recién comienzan su carrera, para explicarles en profundidad los cambios y mejoras que introduce el proyecto de ley sobre carrera docente que fue presentado en el Congreso.
Nosotros creemos que esta iniciativa es valiosa y que le cambia la cara a la educación chilena porque ataca uno de sus problemas fundamentales que es la necesidad de atraer y retener a los mejores docentes para producir una educación de calidad. Eso es lo que estamos haciendo con este proyecto y creemos que una vez que se apruebe, vamos a tener un sistema mucho más atractivo y más desafiante para los profesores, dijo el Ministro Beyer.
La situación actual evidencia falencias importantes que hay que enfrentar. Por ejemplo los estudiantes de pedagogía se encuentran, en promedio, en el 50% inferior de desempeño en la PSU y los egresados de esta carrera obtienen en la Prueba Inicia resultados deficientes, como en matemática donde el porcentaje de respuestas incorrectas llega al 68% como promedio.
Además, se detectan otros problemas como una estructura salarial poco atractiva para los profesores de buen rendimiento, ya que para mejorar el salario lo que más pesa son los años de servicio y no el desempeño, además de contar con sueldos, en promedio, más bajos que otras profesiones afines. El proyecto presentado hoy, permitiría que un bueno profesor obtenga sueldos similares a un agrónomo, un arquitecto o un sicólogo.
Al respecto, el titular de Educación explicó que hoy día el sueldo de un profesor depende casi el 30% de los años de servicio y apenas un 7% de su desempeño; nosotros queremos cambiar esto. Todos van a partir en un nivel inicial y van a poder ir progresando a medida que pasa el tiempo a una verdadera carrera donde de acuerdo a sus compromisos, sus habilidades y conocimientos van a poder subir y va a haber un reconocimiento profesional que va a ser transversal en todo Chile.
La autoridad explicó que con este proyecto los mejores profesores pueden alcanzar un sueldo de hasta casi 1 millón y medio de pesos. Al 6° año del ejercicio de la profesión, los mejores pueden aumentar su sueldo hasta en 64% respecto al sistema actual: No todos van a poder llegar al nivel más alto, pero todos van a tener la oportunidad de hacerlo. Hoy día esta oportunidad no está presente y ése es el cambio fundamental que queremos hacer.
La iniciativa establece un nuevo sistema mixto de evaluación de los profesores. Por un lado serán evaluados por el ministerio, que medirá exclusivamente el nivel de conocimientos y habilidades y según el rendimiento en estas pruebas y la experiencia de los profesores, ellos serán parte de una de las siguientes categorías: inicial, preparado, avanzado o experto. Cada uno de estos tramos tiene un perfil salarial diferente.
Por otro lado, el director, el sostenedor y el equipo técnico del establecimiento, evaluarán anualmente el desempeño del docente en la sala de clases. Esta evaluación dará lugar a asignaciones de desempeño anuales, que serán obligatorias, para los docentes que logren buenas calificaciones. En el caso de los profesores que no tengan un buen desempeño en el aula, éste podrá ser desvinculado.
Con el objetivo de entregar más tiempo a los profesores para preparar su clase, se disminuyen las horas lectivas, las cuales no pueden exceder las 31 en régimen de jornada completa.
El proyecto establece nuevas exigencias para los docentes que inician su carrera. La aprobación de la Prueba Inicia, examen que rinden los estudiantes de pedagogía al egresar de la institución superior, será obligatoria para quienes quieran ejercer en establecimientos públicos y particulares subvencionados. También se les exigirá que cuenten con un título en una carrera acreditada, además de otros esfuerzos paralelos que se están realizando como la Beca Vocación de Profesor o la entrega de recursos a las facultades de pedagogía para que modernicen la carrera (convenios de desempeño).
Finalmente, se entrega una mayor autonomía a los directores de los colegios, quienes son los convocados a producir los cambios necesarios para entregar una buena educación.
Queremos darle más autonomía a los directores. La evidencia internacional nos muestra que los directores debieran tener mayores capacidades de gestionar sus establecimientos, más autonomía para tomar decisiones respecto, por ejemplo, de la selección de profesores. Queremos que los directores tengan mucha más influencia en la selección de los profesores que la que tienen hoy día. Hoy día los directores tienen pocas atribuciones. Creemos que si vamos a evaluar también a los directores, tenemos que darles más de libertades para que puedan cumplir con las exigencias que se les imponen, señaló el Ministro.
Carrera docente: la peligrosa especulación sobre el valor agregado
Por Ivan SalinasEl Quinto Poder, 7 de marzo de 2012
La redacción del proyecto de ley de carrera docente que el gobierno envió al parlamento dice en su introducción:
“Un factor clave en el logro de una mejor educación es la efectividad de los docentes en el proceso de enseñanza. Tanto la evidencia internacional como la nacional indican que esta característica ayuda a explicar en una medida importante las diferencias en los aprendizajes de los niños y jóvenes”.
¿Cuál es la evidencia que señala el gobierno? El modelo que más se ajusta a esta descripción es el de los estudios de valor agregado, una metodología altamente cuestionada como criterio en la toma de decisiones políticas, pero que pareciera generar simpatías entre los expertos que inventan política pública en Chile. Los estudios de valor agregado pretenden resolver cuál sería, de haberlo, el efecto diferencial de un(a) profesor(a)/escuela en alguna medida de logro de sus estudiantes. En general se requiere tener un sistema que genera una medida de logro a través del tiempo con el fin de hacer la comparación. Un ejemplo de medida de logro (la única válida para los políticos) es el SIMCE. Otro pueden ser las notas o rendimiento académico. Otro logro puede ser si los niños y niñas llegan o no con sus tareas hechas a la escuela (evidentemente este último no parece importar mucho).
Un ejemplo. Supongamos que una escuela tiene dos cursos de cuarto básico, A y B. Cada curso tiene un(a) profesor(a), A y B. El modelo de valor agregado asume que el(la) profesor(a) es responsable causal del logro de los estudiantes. Así:
– Logro 4to A = (Logro sin profe A ni B) + (Logro con profe A)
– Logro 4to B = (Logro sin profe A ni B) + (Logro con profe B)
De acuerdo a ello, la diferencia entre el logro del 4to A y el logro del 4to B permitiría decir que con uno u otro profesor estos niños y niñas se “atrasan” o “adelantan” en su aprendizaje.
La ecuación puede usarse también para comparar a un mismo grupo curso en el tiempo, lo que llamarían ‘crecimiento académico’. Por ejemplo, para el 4to A podría ser:
– Logro 4to A-1 = (Logro sin profe A ni B) + (Logro con profe A al tiempo 1)
– Logro 4to A-2 = (Logro sin profe A ni B) + (Logro con profe A al tiempo 2)
Igualmente, observar las diferencias entre cuánto aprendizaje “mueve” cada profe con el curso que se le asigna permitiría categorizar al profesor(a) como ‘efectivo’ o ‘no efectivo’.
Lo que quiero decir acá es que los estudios de valor agregado son muy dañinos como guía de política pública, pues son muy débiles como evidencia de la efectividad de las y los profesores. Entre las debilidades están: la limitada visión de logro de los estudiantes, la fijación forzada de factores influyentes que escapan al dominio del profesor(a) y la desconsideración por los mecanismos propios del aprendizaje profesional.
Cuando el logro de las y los estudiantes se mide mediante pruebas como el SIMCE, se empuja a que la experiencia en la sala de clases esté centrada en ensayar para el SIMCE, limitando el diseño de otras experiencias y exigencias que se le hacen al sistema escolar. Ello es altamente perjudicial para un sistema que discursivamente pretende promover la innovación y la creatividad. Así también, las variables que determinan el logro de los estudiantes son difícilmente atribuibles en un 100% a la presencia de tal o cual profesor. No se trata de decir que los profesores no influyen (de hecho, el sentido común indica que si lo hacen, no es necesario ser un experto para afirmarlo). Sin embargo, poner la responsabilidad completa del logro sobre los hombros del profesor(a) elimina artificialmente todos los aspectos contextuales que también influyen en el logro, y por lo tanto entrega una visión estrecha sobre el análisis de las causas de la obtención de tal o cual puntaje SIMCE. Por último, la vida profesional de un(a) docente entrega oportunidades únicas para enfrentarse al proceso de enseñanza. Ello implica que el desempeño docente, por cualquier medida o criterio que se juzgue, será dependiente de la experiencia del profesor(a). No hay que ser genio ni experto para entender que un profesor novato no tendrá el mismo foco de atención o los mismos énfasis que un profesor más experimentado. Estos importantes factores son obviados por los modelos de valor agregado, pero esas limitaciones no desmotivan al gobierno a usar estos modelos en el lenguaje del proyecto de ley de carrera docente:
“…se ha comprobado que un docente inefectivo puede retrasar los aprendizajes de un niño cada año hasta en seis meses respecto de estudiantes que enfrentaron profesores apropiados. Al mismo tiempo, docentes más efectivos pueden hacer avanzar a sus estudiantes en igual periodo hasta en el equivalente a 1,5 años escolares”
El texto del proyecto de ley parece sacado de una película de viajes en el tiempo. En determinar la efectividad de un docente mediante las medidas de valor agregado, se especulan al menos tres cosas:
1. Que el aprendizaje se puede medir;
2. Que los factores contextuales no afectan el desempeño; y
3. Que los profesores no reflexionan ni introducen cambios en su instrucción a medida que su experiencia aumenta.
En cierto sentido, el antecedente que usa el gobierno para justificar su proyecto de carrera docente es deshumanizante. Lo es más aun cuando ante toda esta especulación insostenible sobre qué docente es más o menos efectivo(a), se establecen mecanismos de incentivos y de castigos en sus remuneraciones, en conjunto con un ataque a la seguridad laboral (que es una necesidad del sistema para lograr docentes efectivos). Tratar a los docentes como una acción en la bolsa es perjudicial para el sistema y para las relaciones con las y los profesores. Definir la efectividad de profesores, escuelas, y el sistema basado en los juicios de valor de los ‘expertos’ es antidemocrático y debilita aún más las confianzas en el sistema político y sus instituciones.
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Proyecto de carrera docente: mediocridad cruda
Por Ivan Salinas, Quinto Poder, 5 de marzo de 2012
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Si me permite el axioma, se lo presento: las innovaciones son siempre sociales antes que técnicas. Derivado de ello, la política siempre debiese anticiparse a las iniciativas técnicas, básicamente porque la técnica está al servicio de la humanidad, y no la humanidad al servicio de la técnica.
Existe, claro, la filosofía y práctica política y cultural que sobrevalora el conocimiento limitado de los expertos a la complejidad inmensa de la sociedad. Incluso, algunos asumen como ideología que es el experto el que conoce más las soluciones a los problemas sociales, incluso más que quienes viven los problemas sociales. Llamemos a esta visión la tecnocracia.
Sin entrar en detalles de lo poco exitoso que ha sido resolver problemas sociales mediante mecanismos puramente técnicos, como el aislamiento y “medición” de variables sociales abstractas, la exposición causal de esas variables con otras, y la solución simplista que emerge de esos análisis, sólo quiero añadir que anteponer lo técnico a lo social es una forma mediocre de enfrentar problemas complejos.
Este gobierno envió un proyecto de ley de carrera profesional docente. Y es este gobierno de “excelencia” el que justamente le ofrece una solución mediocre al problema social, político y cultural que es la educación de profesores. Y hablo de educación de profesores porque, al igual que la vida misma, la docencia es un proceso de aprendizaje constante y complejo. La jerga de hoy le llama “carrera docente” y la verdad es que la metáfora que ya parece llevarse al extremo me incomoda un poco. La mediocridad del proyecto de ley ni siquiera depende de la discusión parlamentaria, que probablemente se va a fijar en los problemas técnicos de la propuesta y no en la política.
¿Por qué es mediocre? Porque es una propuesta tecnocrática: limitada en su accionar, sus fines son variables abstractas sin definiciones políticas, carece de un sentido de sistema, se justifica usando líneas de evidencia limitadas, y asume teorías simplistas del comportamiento humano. No quiero entrar en detalles sobre tal o cual punto de la ley (que supongo será un debate que usted encontrará en otro lado). Solo decir como mínimo:
La revaloración social se construye socialmente, no mediante incentivos económicos basados en teorías cuestionadas y/u obsoletas del comportamiento humano.
La seguridad laboral es una condición necesaria para ejercer la docencia. Es el centro de la formación de comunidades profesionales de aprendizaje. No es un capricho sindical.
La docencia es una tarea que demanda habilidades sociales y cognitivas complejas. Los incentivos en dinero son regresivos como política para estimular la mejora en estas tareas.
La estandarización genera una ilusión: que todo aprendizaje puede ser ‘medido’. Basar una política en una ilusión que se usa como ‘evidencia’ es riesgoso, sino completamente irresponsable.
Es contradictorio y socialmente ineficiente que se establezca un examen de habilitación y al mismo tiempo se invierta en la acreditación de los programas de formación docente. Más contradictorio es que lo que justifica esta medida es la “libertad académica” (la misma que justifica el lucro y la falta de regulación de la calidad en la educación).
Como corolario: la excelencia no se construye con expertos. La excelencia se construye escuchando y considerando a todos los participantes de un sistema. La excelencia se construye atreviéndose a hacer las cosas más difíciles. Pero, ¿para qué vamos a pedirle eso a este gobierno? Por mientras, que quede bien cocida su mediocridad en el fuego de las eventuales protestas. Quizá ni el gobierno quiera saborearla cuando esté lista.
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