Fallas de una propuesta
Al documento de la oposición le falta visión sobre cómo asegurar un desarrollo sustentable de la educación.
por José Joaquín Brunner, columna de opinión, – La Tercera, 20/11/2011 – 09:00
LA OPORTUNA propuesta para una reforma de la educación chilena presentada por la oposición tiene dos caras. Por un lado, entrega una señal de buena voluntad al movimiento estudiantil con el fin de apaciguar sus demandas y ofrecerle un puente por donde transitar hacia un acuerdo digno con el gobierno. Está por verse si logrará el objetivo, vista la animadversión mostrada por el movimiento a los dirigentes opositores.
Por otro lado, esta propuesta es una mezcla de medidas destinadas a incrementar el gasto en educación. En esto se asemeja a reiteradas ofertas realizadas por el gobierno, siempre encabezadas por el signo peso. Una y otras carecen de visión estratégica, principios orientadores y objetivos prioritarios para asignar los recursos adicionales. La oposición aparece así más preocupada de expandir insumos que de mejorar impactos en el sistema y la sociedad.
La principal falla es la falta de visión (¿y convicción?) estratégica del documento sobre cómo asegurar un desarrollo sustentable de la educación durante la primera mitad del siglo XXI. En efecto, la propuesta pasa por alto el hecho de que Chile posee un régimen mixto de provisión educacional con participación de los sectores estatal y privado (con y sin fines de lucro). Más bien reduce su visión a uno solo de ambos sectores: el estatal-municipal en el caso de la educación parvularia hasta la media, excluyendo con esto al 57,9% de los alumnos; y el de las instituciones del Consejo de Rectores (Cruch), dejando con ello fuera al 72,2% de los estudiantes de nivel superior.
¿Qué propuesta puede resultar de una visión tan sesgada de la educación chilena? ¿Y qué justificación ética o política puede alegarse para una perspectiva que aparta de las preocupaciones del Estado a la gran mayoría de los niños y jóvenes chilenos para concentrarse en una minoría?
Las demás falencias de la propuesta opositora fluyen de este errado enfoque inicial. Se sugiere aumentar el gasto en favor de las instituciones estatales “por el hecho de ser tales”, según proclama el texto de la propuesta, mientras las instituciones privadas (que atienden a la mayoría de los estudiantes) son mencionadas sólo por vía de exclusión, sospecha o sanción.
En esta línea, se discrimina entre estudiantes reservando las becas de 2012 a los matriculados en instituciones del Cruch, a las cuales se dotaría además generosamente mediante incrementos del aporte fiscal directo, fondos basales, 80% del total de recursos de fomento y mejoramiento, y fondos de reconstrucción y revitalización. Todo esto con escaso énfasis en los compromisos y las contraprestaciones esperadas de estas instituciones, y en el caso de las universidades estatales, de los arreglos de gobierno que necesitarían adoptar para mejorar su transparencia y rendición de cuentas frente al Estado y la sociedad.
En suma, la oposición ha formulado una propuesta tácticamente oportuna, pero estratégicamente débil, equivocada, excluyente, anti-igualitaria e incapaz de orientar y conducir al sistema educacional chileno.
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