El Programa de Formación en Capital Humano Avanzado de ANID (heredado de CONICYT) engloba las becas de postgrado tanto en el extranjero como en Chile. Su nombre no es baladí, ya que representa el marco teórico sobre el cual se sostiene la formación de especialistas para el país. Esta visión posiciona los estudios de postgrado y la formación de trabajadores/as del conocimiento como una prosecución de estudios universitarios con beneficios personales, y no como la visión que consideramos debe ser: un trabajo, inserto en el proceso de construcción del conocimiento, al que le corresponde sueldos y derechos laborales.
El “Capital Humano” corresponde a una teoría económica que dice que todo el comportamiento de la humanidad es únicamente la sumatoria de los comportamientos individuales. Y estos comportamientos son considerados siempre decisiones racionales que buscan maximizar los beneficios económicos y no económicos de esas decisiones individuales.
La educación mirada bajo la óptica del Capital Humano corresponde al entrenamiento de individuos que buscan maximizar sus beneficios económicos porque en esta teoría, mientras más educados, serán más productivos y mientras más productivos, recibirán mejores sueldos. Eventualmente se generan otros efectos positivos, fuera del ámbito de la persona en cuestión, lo que para los teóricos liberales nunca fue demasiado importante y se les denominó “externalidades positivas”.
La parte de “serán más productivos” justifica el financiamiento estatal para la educación, ya que la teoría asume que, como consecuencia de la mayor productividad individual, aumentará la productividad general del país. Ello, aunque la motivación de quienes buscan educarse, según esta teoría, sea el mayor retorno monetario personal.
Existen una serie de supuestos en esta teoría, bastante cuestionables y que han sido criticados largamente desde su concepción en los años 50, lo que no ha sido impedimento para su masificación en amplias áreas de las políticas públicas. En lo que compete a la formación de postgrado, la teoría del Capital Humano “avanzado” suma varias inconsistencias que es importante identificar:
- Un porcentaje relevante de las personas que busca hacer un postgrado, no tiene como motivación un mejor retorno económico, ya que tener un postgrado no es garantía de mejor sueldo, particularmente para estudios conducentes a carreras de investigación, lo que incluye doctorados y muchos magísteres.
- El proceso de formación de postgrado no solo consiste en una acumulación individual de conocimientos/entrenamientos, sino que en general implica un trabajo concreto en proyectos de investigación. De hecho este trabajo forma parte de la investigación contabilizada institucionalmente a través de proyectos, publicaciones científicas y otras, donde participan investigadores/as haciendo postgrado.
- Los resultados de ambas instancias, entrenamiento en carreras de postgrado, y el trabajo asociado a este, es muy pobremente capturado por la concepción de productividad económica, pilar central en la justificación de su financiamiento estatal por parte de la Teoría del Capital Humano. El resultado más importante es la creación de conocimiento nuevo y, como tal, puede tener impacto en áreas tan diversas como la salud, la comprensión de nuestro medio, la educación, las políticas públicas, la cultura o la productividad económica.
Dadas estas incongruencias entre la Teoría del Capital Humano y la realidad de los estudios de postgrado en el contexto de las carreras de investigación, proponemos abandonar completamente esta construcción teórica para referirse a esta etapa de la formación profesional. La alternativa obvia es simplemente considerar este entrenamiento como un trabajo.
La primera consecuencia de esto es que deben ser considerados trabajadores y trabajadoras enmarcados en procesos formativos y no estudiantes. La segunda es que, bajo esta categoría, deben recibir un sueldo y su relación contractual estar regulada bajo las leyes laborales del país.
Si los trabajadores y trabajadoras del conocimiento deben ser contratados y recibir un sueldo ¿quién los contrata? ¿cada institución o el Estado, en tanto sea el financista de la investigación? La respuesta a estas preguntas es vital para entender cómo se regula la relación laboral, ¿por medio del código del trabajo, del estatuto administrativo para funcionarios públicos o se debe crear una figura ad hoc?
Asumir este cambio implica otras discusiones a las que nos debemos abrir como sociedad, en particular desde las y los investigadores en distintos estadios de nuestra carrera:
- ¿Cuáles son las carreras de postgrado que realmente apuntan a la investigación y por lo tanto deberían considerarse un trabajo?
- Si los ahora trabajadores y trabajadoras del conocimiento deben ser contratados y recibir un sueldo ¿quién los contrata? ¿cada institución o el Estado, en tanto sea el financista de la investigación? La respuesta a estas preguntas es vital para entender cómo se regula la relación laboral, ¿por medio del código del trabajo, del estatuto administrativo para funcionarios públicos o se debe crear una figura ad hoc?
En tanto, aceptar que las motivaciones para hacer un postgrado son mucho más complejas que la motivación económica individual, y que los resultados de este entrenamiento tienen efectos que van mucho más allá de la productividad económica, implica mover la justificación para el financiamiento estatal, hacia la relevancia de la investigación para el conjunto de la sociedad, donde las motivaciones son colectivas. Esto, de nuevo, abre otro conjunto de importantes discusiones:
- La constatación de que existen motivaciones colectivas y/o sociales abre la posibilidad de discutir políticas concretas orientadas a incentivar de manera especial la investigación hacia estas motivaciones, que por cierto no se reducen necesariamente a lo aplicado o lo inmediato. Por ejemplo, la serendipia es inherente a la investigación científica y sus impactos pueden ser importantes, aunque poco predecibles en términos de aplicación e innovación. Con estas consideraciones, ¿habría que definir algún tipo de prioridad para el financiamiento del postgrado? ¿cómo priorizamos, en función de las disciplinas, del género, del territorio, de los desafíos país o no es necesario hacerlo? ¿quiénes deciden? ¿grupos de “expertos” y “expertas” definidos por el gobierno de turno, representantes de Universidades o de organizaciones disciplinares; o la sociedad en su conjunto, a partir tanto de las especificidades territoriales como las cuestiones transversales? Discusión que se entrelaza con el proceso constituyente y la eventual creación de mecanismos que permitan una mayor participación ciudadana en las políticas públicas.
- En línea con el último punto queda también abierta la discusión sobre el financiamiento de formación de postgrado en el extranjero (equivalente a la actual BecasChile), ¿estará abierta para todas las disciplinas? ¿estará abierta para ir a cualquier institución en el extranjero?, ¿implica obligación de retribución? ¿qué tipo de retribución?
- Se debe discutir si hace falta regular la apertura de carreras de postgrado. Si continúa como actualmente al arbitrio del mercado, seguirá existiendo un incentivo para aumentar la oferta, independiente de su pertinencia, lo que vendría a disminuir la relevancia de la discusión anterior.
- Si bien convertir las becas en sueldos no debería ser un gran gasto extra para el Estado (solo habría que agregar los pagos en leyes sociales) igual hace falta discutir los mecanismos de financiamiento, ¿mantendremos el financiamiento a la demanda, esto es, independiente al programa que se postule? ¿o se financia la oferta de programas de postgrado que cumplan ciertos criterios de calidad, dejándole a cada programa la potestad de seleccionar quién recibe financiamiento?
- Finalmente se debe discutir cómo articular la política de postgrado con la política nacional de desarrollo. Por ejemplo, ¿cada trabajador o trabajadora que reciba financiamiento para hacer un postgrado, debería asegurársele un lugar para insertarse y seguir aportando al país? ¿hacer esto solo para ciertas áreas o para todas? ¿en qué tipo de instituciones se debería insertar? ¿cómo conectar eso con proyectos de investigación en curso?
Este insumo busca abrir estas discusiones en el seno de las organizaciones de investigadores/as, de Universidades e instituciones de investigación públicas y privadas. De hecho, considerar el postgrado como un trabajo, es algo que funciona en otras latitudes, por ejemplo, en la Unión Europea, y la experiencia comparada también deben incluirse en la discusión.
Tenemos la certeza que el respeto y la valoración del trabajo de todos y todas quienes construyen conocimiento, será un primer paso fundamental para que ese conocimiento esté al servicio de las personas y desde la investigación, en todas las disciplinas, se pueda construir un futuro común para un Chile diverso, donde todas las personas y los territorios se sientan partícipes.
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