Por Andrea Garrido, directora ejecutiva Chile Dual
La educación técnico profesional ha sido puesta a prueba durante el año 2020, producto de la pandemia. Nuestros estudiantes han tenido restricciones para asistir a sus clases tanto en el liceo como a las empresas donde reciben los conocimientos desde “el aprender haciendo”. Este último, eje fundamental de la formación técnica.
Aunque las políticas ministeriales siempre busquen dar respuesta a la realidad nacional, existen miles de liceos en Chile -cada uno con distintas realidades y dificultades- que debieron implementar medidas extraordinarias para sortear los obstáculos del actual escenario y convertirlos en oportunidades.
Docentes y directores se esforzaron al máximo para cambiar efectivamente la modalidad de las clases para que los jóvenes pudieran aprender, junto con lograr que se sientan acompañados en el proceso.
Pero junto con esas dificultades, la crisis ha revelado oportunidades impensadas. Hace un año, era casi imposible vincular dos liceos de regiones distintas y encontrar puntos en común. Sin embargo, gracias a la rápida digitalización que enfrentamos, hoy no solo somos testigos de cómo esto es posible, sino que hemos podido generar interesantes y valiosos espacios de relación, favoreciendo que estudiantes y docentes incorporen otras visiones y miradas.
Hemos visto cómo profesores, aprovechando las adaptaciones curriculares y flexibilización del Ministerio de Educación, han sacado ventaja a la situación, ajustando su realidad y condiciones a esta nueva forma de enseñanza. En este contexto, los liceos han aprendido mucho, con grandes innovaciones en el proceso de enseñanza.
Nuestro futuro es incierto, lo más probable es que no podamos retomar las clases presenciales en lo que queda del año, y no sabemos cuándo podremos volver durante 2021, pero debemos saber convivir con la pandemia, no ir contra ella. Este será un aprendizaje único para el futuro. Hoy tenemos más y mejores herramientas, podremos combinar las clases virtuales con clases presenciales o en otros espacios formativos, como la alternancia, que no define la sala de clases como el único lugar de aprendizaje y, lo más importante, tenemos profesores dispuestos a adaptarse a cualquiera sea la situación.
Para que de verdad logremos sacarle provecho a todo lo aprendido este año, e influir de manera positiva en la trayectoria de estos jóvenes, se necesita un compromiso transversal. Comprender que tanto las políticas públicas como las iniciativas del sector productivo, impactan directamente en el desarrollo de las capacidades de los estudiantes, que son el futuro del país.
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