MANIFIESTO POR UNA CULTURA DE APRENDIZAJE
Abril 29, 2020

captura-de-pantalla-2020-04-29-a-las-12-38-27SI NO ES AHORA ¿CUÁNDO? MANIFIESTO POR UNA CULTURA DE APRENDIZAJE

Si algo le podemos agradecer al Coronavirus es que nos ha obligado a reflexionar sobre lo que somos y lo que hacemos. Y entre las muchas cosas que ahora resultan evidentes, la primera es el impacto que tiene la actitud: Nos hemos demostrado a nosotros mismos, una vez más, que cuando algo nos importa lo suficiente (o no tenemos más remedio), los obstáculos súbitamente desaparecen y somos capaces de teletrabajar, hacer deporte en casa… La típica excusa “no se puede…” siempre fue una mentira piadosa. Siempre se pudo pero no quisimos, teníamos otras prioridades.

La segunda es la importancia de la colaboración. El confinamiento nos ha mostrado lo difícil de vivir aislados (para el cerebro es igual que pasar hambre) pero no ha impedido que compartamos más conocimiento que nunca. Nuestro futuro depende directamente de la capacidad de colaborar de todos los países y en este momento, del conocimiento que comparten los científicos que buscan denodadamente una vacuna. Ahora bien, colaborar exige confiar: en las autoridades, en los expertos, en nuestros compañeros de trabajo, en los vecinos… Cuando educamos para competir y obedecer y el éxito laboral depende de derrotar a los demás, la confianza se resiente.

La tercera es justamente el valor del aprendizaje. Cada día aprendemos algo, cada avance se consigue a partir del conocimiento que vamos creando a medida que aprendemos cosas nuevas. El problema es que aprendemos de forma improvisada. Cómo expliqué el mes pasado, esta pandemia nos arrasó justamente porque no le dimos valor al aprendizaje: No es cierto que nadie la vio venir, había suficientes antecedentes alertando de lo que podía ocurrir. Pero decidimos no hacer caso porque los intangibles (como la salud, el medio ambiente o el conocimiento) tienen esa desventaja: como no se ven, pasan desapercibidos hasta que resulta demasiado tarde. Pero si algo ha quedado establecido es que las neuronas dominan a los átomos: todo nuestro trabajo es mental. Si el conocimiento es la llave para salir de esta crisis (desarrollar la vacuna) y el proceso que produce conocimiento se llama aprender, entonces, el aprendizaje tiene que integrarse como parte de la estrategia de personas, organizaciones y sociedad en su conjunto. Aprender no es para cuando nos sobre tiempo o tengamos recursos. Aprender es igual que respirar. Aprender tiene que ser nuestro propósito porque nos va la vida en ello.

No podemos sentarnos a contemplar lo qué viene, lo tenemos que diseñar. La incertidumbre crea angustia y el impulso natural es recobrar el equilibrio: nuestro cerebro es un órgano predictor y necesita tranquilidad. Es verdad que resulta estresante resolver las urgencias del presente y al mismo tiempo planificar el futuro. Hemos hecho muchas cosas bien y es injusto juzgar las decisiones de ayer con el conocimiento que tenemos hoy. Pero el futuro no se puede improvisar. Volver a lo mismo que teníamos antes es regresar a lo que nos trajo este desastre. “No podemos resolver un problema pensando de la misma manera que cuando lo creamos” (Einstein). Se requiere un cambio de modelo mental. Por eso el momento de aprender es ahora y no cuando todo haya pasado. Entendamos el mensaje.

Junto con otros 4 colegas entusiasmados por el aprendizaje (Oscar DalmauJesús MartinezJose Luis Alonso y Joaquim Carbonell) y decenas de otros especialistas en España y Latinoamérica, hemos realizado un ejercicio colaborativo cuyo resultado es un manifiesto que tiene un solo objetivo: situar al aprendizaje en el corazón de las decisiones que se toman en las organizaciones. Si la obsesión por producir, por competir, por crecer, por entregar resultados a corto plazo y por medir todo con criterios de rentabilidad nos han traído hasta aquí, entonces tenemos una oportunidad única de repensar lo que hemos venido haciendo. Debemos asegurarnos de que, en adelante, aprender es igual de importante que hacer. Si todo cambia, entonces estamos obligados a aprender todo el tiempo.

Si no es ahora ¿cuándo?

A continuación les comparto el contenido del Manifiesto y aquí tienen la web //culturaprendizaje.org/

Les invito a leerlo y si se sienten identificados, les propongo que lo firmen y lo compartan con todas aquellas personas que se quieran sumar a la causa.

POR UNA NUEVA CULTURA DE APRENDIZAJE – #culturaprendizaje

Principios inspiradores para el trabajo del futuro: La cultura de aprendizaje como eje estratégico para las organizaciones inteligentes.

Dirigido a todas las personas con responsabilidades en la dirección de organizaciones y de equipos de trabajo, tanto en instituciones públicas como privadas.

Aprender es la esencia de la supervivencia del ser humano. A lo largo de la historia, nos hemos adaptado a los cambios gracias a nuestra capacidad para el aprendizaje, no solo individual sino sobre todo colectivo. Somos inteligentes porque acumulamos y aplicamos conocimiento y aprendemos rápidamente en comunidad. Y ese aprendizaje, incluye una dimensión emocional y no solo racional. Parecíamos haberlo olvidado pero el COVID-19 nos confronta con dos verdades inobjetables. La primera es que la actual situación se explica porque hemos concedido muy poca importancia al aprendizaje. No es la primera vez en la historia que sufrimos una pandemia y además existían antecedentes alertando de una catástrofe como la que padecemos. Y la segunda es que nuestra civilización es totalmente dependiente del conocimiento: desarrollar una vacuna es el camino más seguro para salir de la crisis. El principal activo que gestiona una organización para aportar valor sostenible es el conocimiento de sus colaboradores y por ello debe gestionarlo rigurosamente. Llegó la hora de reconocer que un modelo económico que prioriza la producción y los resultados a corto plazo no deja espacio para el aprendizaje ni considera otros intangibles como el medio ambiente o la desigualdad. Eso tiene que cambiar, es urgente y tal vez no tengamos una mejor oportunidad. Aprender y compartir conocimiento son las mejores herramientas para alcanzar cualquier objetivo.

Este diagnóstico no es nuevo. En los últimos años, han surgido diversas iniciativas invitando a las organizaciones y a la sociedad a centrarse en las personas y en el conocimiento, lo que implica transitar de la formación al aprendizaje lo antes posible. Esta llamada ha calado en un porcentaje todavía insuficiente de organizaciones. Hoy estamos aprendiendo en carne propia que todos estamos interconectados en un planeta global y que cuenta con recursos finitos. En ese mundo, el conocimiento caduca cada vez más rápido como consecuencia de cambios impredecibles. La única alternativa para adaptarnos a la nueva realidad consiste en aprender al menos a la misma velocidad que la que cambia el entorno. En este contexto, es imprescindible contar con personas y organizaciones que sean capaces de desaprender y aprender a aprender. Desarrollar cultura de aprendizaje exige liderazgos que impulsen organizaciones basadas en el intercambio de conocimiento y la colaboración de sus integrantes.

En esta situación de tanta incertidumbre, muchas organizaciones que antes competían están dedicando recursos a colaborar, innovando en modelos organizativos más líquidos y las personas están demostrando niveles inéditos de compromiso y actitud. Pero no es suficiente. La sociedad en su conjunto y las organizaciones en particular, están obligadas a incorporar el aprendizaje como parte medular de su estrategia, sus valores y de procesos de trabajo, entendiendo que el aprendizaje es parte del mismo, no ya para superar esta situación coyuntural sino para anticiparse a futuros retos. El objetivo es situar el aprendizaje en el mismo nivel de prioridad que la producción o la actividad comercial. Todos somos responsables de que, superada esta crisis, nuestras organizaciones sean más inteligentes. Hemos comprobado, por ejemplo, que en muy poco tiempo, para algunas personas y organizaciones, ha sido posible teletrabajar y algunas barreras de la transformación digital se han visto superadas. Tenemos, por tanto, la gran responsabilidad de mantener vivo este legado. Una organización o una sociedad que no aprende se condena a desaparecer. Las personas con funciones de liderazgo, como responsables de administrar los activos de sus organizaciones, tienen un papel decisivo que jugar a la hora de garantizar su capacidad de aprendizaje y transformación. No nos jugamos el futuro sino el presente.

Estos principios que enumeramos a continuación son una llamada a hacer consciente la urgencia del aprendizaje organizacional hoy, ahora y recogen una serie de acciones para asegurarnos que tenga lugar.

PRINCIPIOS

Hoy, más que nunca, debemos aprender de lo que ha sucedido, …

  • Organizaciones y líderes deben repensar y/o rediseñar e innovar su propuesta de valor, para alinearla con los compromisos sociales y de sostenibilidad globalmente establecidos (ODS), siendo el aprendizaje una palanca esencial para su consecución.
  • Este aprendizaje se produce a lo largo de la vida. Es un derecho y un deber de todas las personas y ocurre en las todas las actividades que llevamos a cabo a nivel individual, colectivo, organizacional y social. Ni las personas ni las organizaciones podemos progresar sin aprender.

…poniendo en valor la inteligencia colectiva de las organizaciones, …

  • Para resolver los problemas actuales y anticipar los desafíos futuros de nuestras organizaciones, necesitamos sacar partido de todo el conocimiento e inteligencia colectiva que atesoramos/hemos acumulado.
  • Una nueva visión y actitud hacia el trabajo, donde el aprendizaje forma parte de este y el conocimiento pasa a ser un bien común. Eso nos compromete a desarrollar una cultura de aprendizaje como parte de la estrategia de la organización.

…para crear, a través del aprendizaje y el conocimiento, una nueva realidad…

  • La cultura de aprendizaje integra a todas las personas, internas y externas de la organización, y debe permitir consolidar sus valores, desarrollar competencias e impulsar nuevas formas de hacer.
  • Para promover y facilitar el aprendizaje, las organizaciones debemos:
    • Identificar y priorizar los aprendizajes clave que aportan valor a la organización.
    • Crear un marco de responsabilidad compartida, con liderazgos distribuidos e integradores que fomenten la confianza mutua, la colaboración y la experimentación, asegurando la práctica de lo aprendido sin miedo a equivocarse y aprendiendo de los errores y de los aciertos.
    • Asegurar conversaciones de aprendizaje y desarrollo con todas las personas, para intercambiar experiencias e información, generar compromisos recíprocos, valorando las visiones divergentes por su potencial innovador.
    • Dotar de espacios, recursos, contenidos y tiempo que nos permitan reflexionar, compartir y cambiar comportamientos, mediante nuevas formas de hacer creativas e innovadoras.
    • Fomentar el pensamiento crítico y plural así como alianzas inteligentes con otras organizaciones, para enriquecernos con su experiencia y aumentar la competitividad.

… que nos comprometemos a hacer posible.

  • Todas las personas con responsabilidad directiva o capacidad de liderazgo debemos ayudar y acompañar al conjunto de nuestra organización a aprender a aprender, a desaprender, a innovar, a colaborar, a desarrollar todo su talento y desplegar sus competencias personales, técnicas, relacionales y digitales…
  • Debemos potenciar estrategias de aprendizaje y desarrollo continuo en nuestros equipos para implementar cambios que aumenten la propuesta de valor de la organización, y que orientados a los ODSmultipliquen su impacto en la sociedad
  • Lo que debe conducirnos a generar modelos de aprendizaje organizacional centrados en las personas, apoyados en la tecnología y que fomenten el trabajo en red para gestionar el conocimiento clave en la organización.

Es nuestro compromiso

Y tú ¿Te comprometes?

Firmar el Manifiesto

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