En este documento de junio 2009 (172 pp.), Judith Scheele, con la colaboración de José Joaquín Brunner, revisan la literatura internacional sobre el tema y ofrecen una síntesis de los principales tópicos abordados por ella.
El documento forma parte del Proyecto sobre “Oferta, Demanda, Inserción y Trayectorias Laborales de Doctores en Ciencias e Ingenierías”, encomendado por la División de Educación Superior del Ministerio de Educación de Chile, al Centro de Políticas Comparadas de Educación, Universidad Diego Portales, y al Departamento de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile. Contó asimismo con el apoyo del Programa Anillo (SOC01) de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) en Políticas de Educación Superior. Las opiniones vertidas y los análisis corresponden exclusivamente a los autores y no comprometen a las instituciones mencionadas.
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Índice
LISTA DE CUADROS
LISTA DE FIGURAS
RESUMEN EJECUTIVO
INTRODUCCIÓN
1. CONTENIDO Y TUTORÍA DE LOS PROGRAMAS DE DOCTORADO EN CIENCIAS NATURALES, INGENIERÍA Y TECNOLOGÍA
1.1. Definición de los programas de doctorado
1.2. El rol del Estado en la organización de los programas de doctorado
1.2.1 Dirección institucional de los programas de doctorado: la autonomía de las universidades
1.3. Modificación y sincronización internacional de los programas de doctorado
1.3.1 El proceso de Bolonia y el Comunicado de Berlín
1.4. Sistemas de aseguramiento de la calidad
1.5. Formas de admisión y selección de los estudiantes de doctorado
1.6. Supervisión
2. DATOS GENERALES ACERCA DE PROGRAMAS Y ESTUDIANTES DE DOCTORADO EN CIENCIAS EXACTAS E INGENIERÍA
2.1. Características demográficas de los estudiantes de doctorado
2.2. Diversidad étnica y movilidad internacional
2.2.1. Diversidad étnica entre los estudiantes de doctorado
3. FINANCIAMIENTO DE LOS ESTUDIOS DE DOCTORADO
3.1. Subvención estatal
3.2. Fondos privados o extranjeros
3.3. Financiamiento de los estudiantes de doctorado
4. POSICIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE DOCTORADO
4.1. Estatus laboral de los estudiantes de doctorado
4.2. Posibilidad de participar en proyectos y centros de investigación
4.3. Asociaciones de estudiantes de doctorado
5. TRAYECTORIA Y EXPECTATIVAS DE LOS ESTUDIANTES DE DOCTORADO
5.1. Realización del programa de doctorado
5.1.1. Duración de los estudios de doctorado y edad al momento de graduarse
5.1.2. Tareas adicionales aparte de la realización de la investigación doctoral
5.2. Expectativas laborales de los estudiantes de doctorado
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
ANEXO: CÓDIGO DE BUENAS PRÁCTICAS
Resumen Ejecutivo
Alrededor del mundo, pero especialmente en los países desarrollados, las instituciones de educación superior ofrecen una variedad de programas de doctorado en las diversas disciplinas académicas. Tradicionalmente el doctorado fue un aprendizaje intensivo, en que el estudiante llevaba a cabo una investigación profunda bajo la tutoría — ´cara a cara´– de un supervisor. Al contrario, hoy existe una amplia gama de programas, variando de aprendizajes individuales hacia doctorados profesionales en que el estudiante participa en cursos y proyectos de investigación. La mayoría de los programas de doctorado se cursan en las universidades, pero también existen escuelas de doctorado/investigación/graduados que ofrecen programas a estudiantes de posgrado. Las instituciones de educación superior disponen de cierta autonomía para modelar sus programas de estudios y en algunos países – como Suiza, Holanda o Alemania – tienen incluso la libertad para determinar la forma y el contenido de lo que enseñan en este nivel. Sin embargo, en la mayoría de los países el gobierno influye decisivamente el modelo de educación doctoral y determina los requisitos de evaluación de la tesis y calidad de los cursos y supervisión. Los gobiernos destacan la importancia de sistemas transparentes de aseguramiento de la calidad y exigen de las universidades que pongan en práctica una política justa en relación con estudiantes y profesores.
A consecuencia de desarrollos mundiales como la globalización y la creciente competencia económica a nivel global, los gobiernos se propusieron revisar sus sistemas de educación superior. Aparte de reformas dirigidas a la enseñanza terciaria en general, elaboraron políticas específicas para los programas de doctorado que los harían más atractivos y competitivos. Adoptaron estas medidas con el objetivo de crear una comunidad de académicos altamente calificados, capaces de convertir a sus países en ‘sociedades de conocimiento’ competitivas al nivel más elevado de la economía mundial. Establecieron para ello nuevos tipos de fondos y becas universitarias e implementaron medidas que fomentarían la movilidad internacional e interinstitucional. En Europa, los estados miembros de la Unión Europea lanzaron en 1999 el Proceso de Bolonia; un proyecto para crear un Espacio Europeo de Educación Superior en que existiría libre intercambio entre conocimientos, estudiantes y académicos. Aprobaron nuevas políticas con el objetivo de igualar los sistemas de educación en términos de calidad, contenido de programas, y calificación, de modo que los títulos otorgados en un estado miembro tuvieran un valor similar en los demás países europeos y los estudiantes pudieran realizar parte de su formación en una universidad extranjera. A través del Proceso de Bolonia los gobiernos europeos buscan activamente – por cooperación y acuerdos comunes – crear una sociedad de conocimiento que exhiba un alto grado de formación científica y que sea atractiva para jóvenes talentosos de otras partes del mundo. Los ministros europeos de Educación Superior formularon algunas metas concretas con los siguientes objetivos:
• Establecimiento de un sistema de grados y títulos comparables – de modo que sean entendibles y adoptables en todos los países – para fomentar la formación de un mercado laboral con alcance internacional;
• Fomento de la movilidad de estudiantes, académicos e investigadores por medio de la eliminación de obstáculos administrativos y la expansión de las posibilidades de un período de trabajo o estudio en el extranjero;
• Establecimiento de un sistema de créditos académicos que se reconoce internacionalmente y que sirve para fomentar la movilidad de estudiantes entre universidades y países;
• Constitución de un sistema basado en dos ciclos principales: universitario no licenciado y licenciado. El primer ciclo tiene que durar un mínimo de tres años, el título que se obtiene después de la finalización satisfactoria del primer ciclo sirve como un nivel adecuado para integrarse en el mercado laboral. Un título del primer ciclo da acceso al segundo ciclo, el cual lleva a un título de Magíster. Los títulos obtenidos con la terminación satisfactoria de los dos ciclos serán reconocidos en todos los países de la Unión Europea;
• Fomento de la cooperación europea en el aseguramiento de la calidad de la educación por el desarrollo de criterios y metodologías comparables;
• Promoción de dimensiones europeas en la educación terciaria, particularmente respecto a la cooperación entre instituciones y el desarrollo de programas internacionales de investigación y de estudio.
En una primera instancia estas metas no estaban directamente relacionadas con la educación de doctorado; se focalizaban en sólo dos ciclos de educación terciaria: la licenciatura y el magíster. En 2003 los ministros decidieron que era necesario elaborar políticas específicas para los programas de doctorado y promover los vínculos entre el Espacio Europeo de Educación Superior y el Espacio Europeo de Investigación. Así se formularon políticas para proveer a los estudiantes de doctorado de mayores recursos y de un mejor ambiente de investigación, y se crearon proyectos con el objetivo de estimular la matrícula en programas de doctorado.
Junto con las nuevas políticas públicas para reformar los sistemas de educación superior, se producen también algunos cambios dentro de las universidades. Evaluaciones de estudiantes y graduados mostraron que en varios casos los programas de doctorado tradicionales no preparaban suficientemente a los candidatos para una carrera profesional. Sobre todo en las ciencias exactas los graduados señalaron la carencia de capacidades para trabajar en contextos profesionales en que debían que cooperar con colegas investigadores y ser capaces de presentar su trabajo bajo la modalidad de informes y ponencias. Para mejorar el desarrollo profesional de los estudiantes de doctorado y prepararlos para una carrera en el ámbito no-académico, las instituciones de educación superior – en general bajo presión de los gobiernos – introdujeron programas de doctorado y cursos (eventualmente obligatorios) de formación profesional. Elaboraron proyectos de colaboración con centros de investigación y la industria para proporcionar a los estudiantes oportunidades de adquirir experiencia en equipos profesionales de investigación. Al mismo tiempo creció el número de escuelas de doctorado/investigación/graduados; instituciones en que los estudiantes siguen un programa estructurado y participan en cursos y prácticas de investigación. La incorporación de cursos profesionales y tareas intermedias tiene varias ventajas, tanto para las universidades como para los candidatos. Por un lado, la estructura de estos programas y el contacto frecuente con los profesores evitan que los estudiantes pierdan los vínculos con la universidad o se paralicen en su investigación sin buscar ayuda de sus supervisores. La participación en cursos y grupos de investigación fomenta el compromiso de los candidatos con la finalización satisfactoria del programa y, por lo tanto, con el progreso de la investigación final. Por otro lado, la enseñanza de capacidades – como dar presentaciones, trabajar en equipos y conocimientos de computación – y la experiencia que los estudiantes adquieren trabajando en proyectos cooperativos o en centros de investigación, contribuyen a su mejor preparación para la vida laboral después de graduarse. Al contrario del modelo tradicional de doctorado, estos nuevos programas no sólo se focalizan en la capacidad de efectuar una investigación profunda, sino buscan formar investigadores calificados, flexibles y capaces de trabajar en varios ámbitos profesionales. Con todo, las nuevas formas de educación de doctorado complementan los programas de investigación individual sin sustituirlos. Hoy puede observarse que en las ciencias aplicadas cursan más estudiantes en programas estructurados o proyectos de investigación en colaboración con la industria, mientras que la mayoría de los estudiantes de ciencias sociales y humanidades está matriculada en programas individuales de supervisión ´cara a cara´.
El número de estudiantes que cursa un programa de doctorado y es capaz de completar una investigación doctoral depende de varios factores. Primero, los programas de doctorado en general son costosos porque exigen supervisión intensiva; sistemas de aseguramiento interno de la calidad de los cursos de doctorado y, en el caso de las disciplinas duras – o sea las ciencias naturales, ingeniería, matemática–, además instalaciones para efectuar investigación de laboratorio. En consecuencia, las universidades pueden mantener sólo un número limitado de cupos de doctorado, dependiendo de los recursos que tienen a su disposición. A su turno, la aceptación de los estudiantes de doctorados es altamente competitiva y sólo una fracción de los postulantes obtiene un puesto. Segundo, los fondos para estudiantes de doctorado no alcanzan para financiar a todos los postulantes admitidos, por lo que existe una fuerte competencia y, como resultado, una parte de los estudiantes aceptados se ven obligados a financiar sus estudios con recursos propios o por medio de un empleo, lo que torna más gravosos sus estudios. Efectivamente, en estos casos los estudiantes experimentan una fuerte presión económica. Además, para muchos egresados del primer grado aparece como más atractivo empezar a trabajar de inmediato después de haber completado su magíster en tecnología o ciencias naturales, pues frecuentemente tienen la posibilidad de encontrar un puesto bien remunerado a consecuencia de la competencia entre empresas por contratar a jóvenes talentosos. Finalmente, realizar una investigación doctoral es un proyecto largo e intensivo que exige un fuerte compromiso y perseverancia. Los programas de doctorado duran al menos cuatro años – años en que el estudiante dispone de pocos recursos económicos y, a veces, tiene que sobrellevar la soledad que suele acompañar a la investigación académica – todo lo cual pone a prueba su entusiasmo y voluntad. No todos los estudiantes tienen la capacidad (o el deseo) de realizar un trabajo tan intenso; sólo aquellos que demuestran gran entusiasmo y tenacidad son seleccionados por los supervisores y logran realizar el programa completo.
En cuanto al financiamiento de los programas de doctorado, existen varios tipos de fondos que financian los programas y proyectos de investigación y que proporcionan respaldo económico a los estudiantes. Los fondos públicos disponibles para las instituciones de educación superior se dividen en tres tipos: las subvenciones competitivas, la asignación global, y los fondos para programas específicos. La diferencia es que los primeros dos fondos se pagan generalmente de una vez y no están limitados a proyectos particulares. Si las universidades son subvencionadas por el Gobierno por medio del pago de una cantidad global, tienen la libertad de distribuir el dinero entre los departamentos según su preferencia. En cambio, los fondos para programas específicos se entregan directamente al departamento correspondiente. De esta manera el Gobierno es capaz de dar incentivos económicos para fomentar los proyectos que considera interesante. Los fondos para estudiantes de doctorado se componen de becas – de investigación o de aprendizaje – y de créditos con condiciones propicias. Las becas proporcionan ingresos mínimos a los estudiantes para cubrir los gastos de mantenimiento, de matrícula y, sobre todo en el caso de estudiantes de ciencias aplicadas, los gastos de investigación (materiales y servicios laboratorios).
Aparte de los fondos públicos, hay varios organismos y proyectos cooperativos particulares que ponen fondos a disposición de la investigación de doctorado. Cofinancian proyectos, entregan becas, u ofrecen puestos de trabajo a los investigadores en formación. Muchas instituciones de educación superior establecen acuerdos de cooperación con la industria o con empresas que disponen de una sección de investigación, para adquirir acceso a estos puestos de especial valor para jóvenes investigadores. En estas circunstancias los candidatos que realizan un período de práctica en tal cooperativo tienen la oportunidad de trabajar en un equipo de investigación o simplemente en un ambiente profesional. Además reciben un sueldo o una recompensa por las prácticas, lo que generalmente significa que ganan más que sus compañeros becados. También hay países en que todos los candidatos al doctorado son considerados empleados de la universidad. Por tanto, tienen un contrato y reciben un sueldo de la universidad que, de acuerdo con la ley, deben cumplir con ciertas disposiciones, entre otros el derecho a un sueldo mínimo. En consecuencia, los ingresos de los estudiantes de doctorado varían fuertemente entre países, así como las condiciones bajo las que realizan su investigación.
Una parte significativa de los candidatos no dispone de un contrato bien definido y no tiene acceso a servicios como seguridad social o un fondo de pensiones. Sobre todo la situación puede complicarse cuando surgen problemas con el supervisor, porque el estudiante no puede recurrir a un contrato o al respaldo de otros estudiantes o profesores. Para evitar este tipo de situaciones y proveer a los candidatos de respaldo y medios de comunicación, se establecieron asociaciones de estudiantes que se dedican a la defensa de los intereses de los doctorandos. Estas asociaciones representan a los estudiantes al nivel directivo de las universidades y median en el caso de un conflicto. Además organizan eventos para evitar la soledad entre jóvenes investigadores y ejercen presión sobre las autoridades públicas para que adopten políticas beneficiosas para ellos. En suma, estas asociaciones buscan hacer más satisfactoria la trayectoria de los estudiantes de doctorado, lo que a la postre es ventajoso tanto para los candidatos como para la sociedad en general, que obtiene provecho de la graduación de nuevos investigadores y profesionales. A pesar de la existencia de estas asociaciones que defienden los intereses de los candidatos, las instituciones públicas reconocen que los derechos de estudiantes de doctorado deben ser acompañados con servicios sociales y de salud, sea cual fuere su estatus formal. Los gobiernos europeos acordaron –en el marco del Proceso de Bolonia– elaborar políticas para definir los derechos de los candidatos y suministrar servicios básicos a todos (i.e. sea cual fuere su estatus: estudiante o empleado).
En conclusión, puede afirmarse que las autoridades públicas y las instituciones de educación superior siguen reformando los programas de doctorado para alcanzar un mayor grado de diversidad y calidad en la educación de posgrado. Por medio de programas innovadores – el doctorado profesional es el mejor ejemplo – y políticas que fomentan el ambiente de investigación, tratan de estimular la investigación científica en sus países para convertirlos en sociedades de conocimiento competitivas e innovadoras.
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