Ya casi hemos llegado a las 30.000 visitas, y para celebrarlo tengo preparada esta entrada nostálgica sobre las características que distinguen a los mejores profesores universitarios que han participado en mis cursos de formación del profesorado. Mi experiencia de nueve años en formación del profesorado, en la que he impartido casi cien cursos en los que han participado casi dos mil seiscientos profesores de veintidos universidades españolas, me ha puesto en contacto directo y personal con grupos selectos de profesores que se esfuerzan por mejorar su docencia y también, como no, con algunos profesores ANECAdos que no tienen ningún interés en enseñar (y mucho menos en enseñar mejor) que iban descaradamente a por los puntos de docencia para la acreditación.
Era muy fácil diferenciar a los profesores ANECAdos, se sentaban en la ultima fila y navegaban en Internet o cotorreaban y al hacerlo posiblemente no reflexionaban sobre el hecho de que precisamente adoptaban esos comportamientos disruptivos que tanto les molestan y critican en sus peores alumnos, esos que no les guardan ningún respeto. Creo que gente con este de nivel de empatía no debería trabajar en una Universidad que se precie (al menos como profesores) y algunos dirán que no existen los profesores ANECAdos pero como dicen los gallegos haberlos haylos.También se les identificaba porque esperaban agazapados a que se pasasen las hojas de firmas de asistencia al curso y cinco minutos después de firmar salían corriendo. En la Universidad de León, la responsable de formación que llevaba las hojas de firmas Maribel Riera, se iba del aula tras recoger las firmas, se escondía en la vía de salida y esperaba allí para pillar in flagranti delictoa los profesores ANECAdos que salían corriendo después de firmar la asistencia. En ocasiones volvía a entrar en el aula en la que se impartía el curso y pasaba otra hoja de firmas con lo que pillaba a los tramposos. Este celo en el control de la asistencia a la formación no es lo usual en otras universidades exceptuando a la de Vigo y la Politécnica de Valencia que si que realizan un control muy estricto de la asistencia a sus cursos y son la honrosa excepción que confirma la regla de que la formación del profesorado es un cachondeo en la mayoría de las universidades. En algunas ni siquiera pasan encuestas de evaluación de los cursos pues los que “dirigen” la formación del profesorado prefieren no conocer las respuestas que podrían dejar en muy mal lugar a algún amigo.Entre los profesores disruptivos además de a los que montaron alguna bronca y se pusieron hechos unos energúmenos en respuesta a los argumentos críticos contra los métodos tradicionales de enseñanza, recuerdo especialmente a uno que escuchaba música con un pinganillo a un volumen tan alto que pese a que yo estaba explicando oía un extraño zumbido proveniente de su pinganillo.
Estos contactos frecuentes con grupos de selectos profesores me han permitido crear un perfil robot de los mejores profesores-alumnos que participan en los cursos de formación del profesorado de las universidades españolas (creo que veintidós universidades debe ser una muestra representativa). Son ejemplos vivos de la pasión por su disciplina convertida en entusiasmo por enseñar e innovar, ejemplos de la reflexividad autocrítica y del afán por mejorar y aprender, ejemplos de la empatía, la generosidad y el compromiso con sus alumnos, ejemplos en fin y de hasta donde puede llegar la calidad humana y la excelencia de los que enseñan en nuestras universidades. No voy a dar sus nombres pues no les he pedido permiso para hacerlo y son muchos, pero espero que alguno de ellos se reconozca o reconozcan a sus compañeros en algunas de las historias que comentaré a continuación. Si alguno después de reconocerse quiere darme permiso siempre podré editar la entrada e incluir su nombre.
1. Su entusiasmo por aprender, por enseñar y por organizar actividades que permitan su formación y la de sus compañeros de centro
En esta categoría destaco a un ahora ex-profesor de la Universidad de Lleida quien llevado por su afán entusiasta logró que me fuera hasta allí a una escuela del INEFC a contar mis experiencias con aprendizaje basado en problemas (ABP) y dar mi primer taller de formación del profesorado allá por 2005. Desde entonces he conocido a muchos profesores idealistas, entusiastas por su profesión, entusiasmados por aprender todo aquello que les pueda ayudar a mejorar su enseñanza y el aprendizaje de sus alumnos.
Así me llevaron a la Universidad de Vigo donde gracias al empeño de una profesora para que les diera un curso, pude conocer una Facultad ejemplar en Orense, pionera en su adaptación al EEES y cuyo joven decano, un líder innovador (y afable) como hay muy pocos, en unos años llegó a Conselleiro de Educación de la Xunta de Galicia.
Aquí también recuerdo a una profesora de la Universidad de León que organizó un curso en su facultad, que fue el desencadenante de una serie importante de cursos en la Universidad de León hasta que se cargaron el Centro de Formación Avanzada e Innovación Educativa de la Universidad de León. Esta profesora después fue decana de su facultad.
En esta categoría de profesores que se arriesgan y toman iniciativas para mejorar también incluyo a varios profesores y profesoras de la Universidad de Barcelona que por su propio impulso (y con la colaboración del ICE de la UB) me llevaron a su universidad en cuatro ocasiones. También a los de Psicología y Logopedia de la UCM y a los de la escuela de fisioterapia del CEU que con gran empeño me organizaron sendos cursos y conferencias sobre mejora de la docencia. También a profesores de facultades de ciencias sanitarias, hospitales (Fuenlabrada, Alcorcón y Lleida) y de escuelas de enfermería (Belvitge, Badajoz y Málaga) que por su propia cuenta y riesgo contactaron conmigo para organizar cursos en sus centros.
En esta categoría debo también incluir a un profesor de la URJC (Francisco Gómez-Esquer) que organizó un par de cursos en la Facultad de Ciencias Sanitarias. Estos cursos gustaron tanto al personal sanitario que asistió a ellos que quisieron organizar cursos similares en sus hospitales para que pudiesen asistir sus compañeros. Beatriz Flores promovio la realización de un curso en el Hospital de Fuenlabrada y Carlos Jara promovió la realización de otro en el Hospital de Alcorcón.
Profesores así no esperan a que su institución les proporcione las soluciones ni a que les resuelvan sus problemas (pues saben que irían apañados). Estos profesores actúan y emprenden iniciativas formativas por su propia cuenta y riesgo aunque tengan que justificarlas con conferencias, para así proporcionar una formación del profesorado encubierta para la que “no hay presupuesto”.
Son personas decididas y muy comprometidas con el aprendizaje de sus alumnos y compañeros. Aquí tengo que destacar a un vicerrector de la URJC tristemente fallecido gracias a cuya visión y gran capacidad de iniciativa empecé la exitosa serie de 20 cursos de formación del profesorado que he impartido en esta universidad entre los años 2006 y 2013.
Conclusión: los mejores docentes son entusiastas y convierten su entusiasmo en acción. Los peores son derrotistas y tendentes a la inacción y a la búsqueda de excusas y coartadas que la justifiquen.
2. Su inquietud persistente por mejorar su docencia
Los mejores profesores son personas conscientes de que pueden mejorar su docencia y por tanto comprenden la importancia de la formación del profesorado (algo que no parecen comprender muchos de sus compañeros y personas en puestos de responsabilidad administrativa). En esto destaco a un profesor de la Universidad de Extremadura que pese a haber sido decano de su facultad y encontrarse ya cerca de la edad de la jubilación me consultaba preocupado porque no solía estar contento con los resultados de aprendizaje que lograban sus alumnos y no era capaz de quitarse la inquietud por encontrar maneras de enseñar mejor.
Le contesté que esa actitud autocrítica, esa insatisfacción con lo logrado y esa inquietud permanente por lograr mejores resultados no eran un síntoma de ineficiencia docente sino mas bien lo contrario, eran el origen de aquellas acciones que nos llevan a hacer las cosas todavía mejor. Esa preocupación por detectar aspectos mejorables en lo que hacemos es algo que sentimos todos los profesores que nos esforzamos por mejorar y es algo a lo que son bastante insensibles los profesores que se creen que enseñan muy bien (tan bien que no necesitan contrastarlo con el juicio de sus alumnos y mucho menos mejorar en nada). En mi dilatada experiencia he comprobado que estos profesores que se creen los mejores suelen ser en realidad los peores (según el juicio de sus alumnos) y desde luego lo hacen muchísimo peor de lo que ellos mismos piensan. Muchos profesores de estos que no cambian nunca nada se amparan en la supuesta perfección de lo que ya hacen. Para que voy a cambiar lo que hago, si todo lo que hago es perfecto.
Los mejores profesores invierten mucha mucha energía y esfuerzo en mejorar su docencia y de esta manera van mejorando año a año y al final de su carrera acaban siendo grandes profesores.
Conclusión: el buen profesor sabe que puede y debe mejorar como docente continuamente, por contra si te crees que tu docencia es perfecta es síntoma de que tienes un problema muy serio. Si no te planteas mejorar tu docencia porque crees que es perfecta tal vez lo que deberías plantearte sería cambiar de profesión, pues es claro que careces del espíritu autocrítico necesario para mejorar como docente.
3. Sus sinceras expectativas de aprendizaje y su gran fe en poder aplicar lo que aprendan a la mejora de su docencia
Dado que en todos mis cursos incluyo un ejercicio de estudio de las expectativas de aprendizaje de los participantes después de que estudien los primeros materiales del curso, he leído y reflexionado sobre las expectativas de aprendizaje de miles de profesores en cursos de temáticas muy diversas.
He encontrado profesores que no sólo querían que sus alumnos comprendiesen y relacionasen los conceptos esenciales de su disciplina sino que querían desarrollar interés e incluso amor pasional por su disciplina. En esto destaco a una profesora de la universidad de Lleida que quería transmitir a sus alumnos su pasión por su disciplina y en su cuestionario de expectativas demostraba que había reflexionado mucho sobre como mejorar su docencia. Pongo un link a dicho cuestionario para mostrarlo como prueba de la defensa.
cuestionario de expectativas de una profesora ejemplar
Profesores tan entusiastas con lo que enseñan contagian su entusiasmo a sus alumnos.
Conclusión: los mejores profesores enseñan con pasión e intentar transmitir la pasión por lo que enseñan. Los peores no son capaces de ni de disimular mínimamente su desinterés por enseñar y por establecer ningún tipo de comunicación personal y bidireccional con sus alumnos.
4. Su empatía con sus alumnos
He visto ejemplos de profesores que se esfuerzan por aprenderse los nombres de sus alumnos conocerles y ofrecerles un trato personalizado. Que se preocupan por las dificultades que sus alumnos encuentran para aprender y por ayudarles a superarlas. Profesores que cuentan como lograron que sus alumnos cambiasen su actitud ante su propio aprendizaje gracias a su preocupación y sus acciones. Profesores que se esfuerzan en transformar a sus alumnos.
En esto destaco a un compañero de la Universidad de Alcalá que es capaz de aprenderse los nombres de un montón de sus alumnos y de realizar clases interactivas en las que llama a sus alumnos por su nombre y les hace intervenir en clase respondiendo a sus preguntas. También he visto ejemplos de lo contrario, de la falta de empatía en los profesores para los que el excesivo número de sus alumnos es excusa suficiente para ni siquiera intentar aprender los nombres de algunos y tratarles a todos como miembros anónimos de una masa.
Conclusión: los mejores profesores se preocupan por sus alumnos cómo individuos y por su desarrollo como profesionales y como personas. se esfuerzan en detectar y solucionar sus problemas de aprendizaje. Los peores no tienen ningún interés en sus alumnos ni en su desarrollo. Solo se preocupan de como cumplir con sus obligaciones legales con el mínimo esfuerzo. La estrategia que escogen casi todos por su gran comodidad es soltar el rollo en sus interminables monólogos magistrales y de realizar una evaluación lo más automática posible (uso exclusivo de exámenes de elección de respuestas entre múltiples opciones).
5. Su celo por cumplir con su deber, que demuestran realizando los ejercicios propuestos a conciencia y con celeridad
En los cursos de formación he visto muchos ejemplos de profesores que hacen sus ejercicios a conciencia y los hacen rápido. Los hacen incluso cuando no eran un requisito para la evaluación del curso, como en muchos cursos de la URJC. No es extraño que en un curso con 15 ejercicios en el que participan 30 profesores haya dos o tres profesores que siempre son los primeros en entregar todos y cada uno de los ejercicios.
Por el contrario otros profesores unicersitarios de esos que van por los puntos se quejan de que haya que leer tanto y hacer tantos ejercicios en los cursos de formación y (¡!) algunas instituciones en las que la formación del profesorado está en manos de ignorantes me han pedido que no exija la realización de ejercicios en los cursos porque algunos profesores protestan ¡de que les manden deberes!
Yo me pregunto ¿Estos señores van a ser capaces de enseñar algo a alguien cuando son incapaces de realizar el trabajo necesario para aprender? Para mi esta muy claro que quien no quiere hacer tareas, no quiere aprender y en ese caso ¿Qué hace ocupando una plaza en un curso de formación? y si es un profesor universitario el que piensa de esta manera, apañados estamos. Pero con diferencia, lo que peor me parece es que este tipo de actitudes propias de zanganos se respalden institucionalmente, en lugar de ser un motivo para la no renovación del contrato. Yo me pregunto, si estos profesores tan poco dispuestos a hacer las tareas que a ellos les mandan ¿les pedirán a sus alumnos que hagan tareas para aprender? Sospecho que no lo harán casi nunca pues les daría mucho trabajo corregirlas y también sería muy extraño que el aprendizaje de sus alumnos les importará más que el suyo propio, que desde luego, no parece importarles nada.
Conclusión: la calidad docente se manifiesta en compromiso y trabajo por el aprendizaje propio y el de sus alumnos. La falta de calidad docente correlacciona estrechamente con la vaguería y la falta de compromiso con los alumnos. Los malos profes son expertos argumentado excusas para no esforzarse más por el aprendizaje de sus alumnos. Tienen aversión a todo aquello que pueda significar tener que dedicar más tiempo y trabajo a la docencia. Les auguro una meteórica carrera en la política académica.
6. Su afán por recibir la máxima información posible
Son los que me recuerdan que en el curso mencionamos algún documento o link y que yo dije que se lo enviaría y que por favor me lo recordaran. Me recuerdan: “Por favor envianos ejemplos de cuestionarios de JITT y de cartas para motivar a los alumnos”. A estos profesores con tanta ansia por más documentos suelo “premiarles/castigarles” nombrándoles secretarios responsables del envío de materiales complementarios para que apunten todo documento que sea mencionado en el curso y pueda enviarse y que me recuerden mis promesas de envío hasta que las cumpla. En este role recuerdo a un profesor y una profesora de la Universidad de Extremadura que se tomaron tan en serio su trabajo de recordarme mis promesas de envíos suplementarios que sólo les falto mandarme al cobrador del Frack para que yo cumpliese todas mis promesas de envíos de documentos.
Conclusión: los mejores profesores tienen un ansia irrefrenable por aprender todo aquello que les pueda ayudar a enseñar mejor, los peores no son capaces ni de simular su desinterés por cualquier innovación e incluso a veces protestan airadamente cuando se les envía más información.
7. Su capacidad de reflexión sobre lo aprendido en los cursos y sobre su propia enseñanza
La práctica de la reflexión sobre lo que hacemos como profesores es una fuente de muchos diagnósticos sobre nuestra docencia y origen de muchas soluciones y mejoras en nuestras metodologías. Sin embargo, reflexionar cuesta y sobre todo cuesta cuando uno tiene que reflexionar sólo. Para reflexionar más sobre nuestra docencia lo mejor es tener compañeros con los que podamos discutir amigablemente lo que funciona y lo que no.
Afortunadamente yo practico el
team teachingcon tres compañeros de mi área y tenemos la costumbre de adoptar decisiones después de reflexionar y discutir sobre los pros y las contras de las distintas opciones. He aprendido muchas cosas gracias a mis reflexiones compartidas con ellos. En el grupo de innovación de la Universidad de Alcalá Magistrales Anónimos discutimos sobre los resultados de nuestras innovaciones destinadas al fomento del estudio previo y la clase invertida. Esta reflexión nos ha ayudado a desarrollar metodologías para que nuestras clases sean más interactivas y participativas. Por estas mejoras nos concedieron el Premio de Innovación Docente de la UAH en su edición correspondiente a 2013-14
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Los miembros fundadores del grupo “magistrales anónimos
con en Premio de Innovación Docente 2013-14 en el paraninfo de la universidad de Alcalá |
En lo referente a capacidad reflexiva extraordinaria destaco a un profesor de la universidad de Barcelona que era un as haciendo ejercicios, pero que además se salió en el ejercicio de reflexión metacognitiva donde parecía haberme leído el pensamiento pues había captado perfectamente cual era la intención de cada ejercicio y eran un montón. Pongo un link al cuestionario comentado para que podáis comprobarlo.
Conclusión: los mejores profesores reflexionan mucho sobre su práctica docente y sobre cómo podrían mejorarla. Practican de modo habitual la reflexión sobre su propia enseñanza y cambian lo que hacen en función de las conclusiones alas que llegan por medio de su reflexión. Los peores ponen cara de extrañeza y levantan las cejas cuando les pides que reflexionen sobre su docencia.
8. Su afán por innovar y experimentar para aplicar a su docencia lo aprendido
De esto he encontrado numerosos ejemplos. Uno es un profesor de la universidad de Lleida quien al segundo día de un curso ya había experimentado algunas de las ideas que yo les había propuesto el día anterior y ya había comprobado como le habían funcionado. Este profesor siempre estaba buscando activamente ideas para aplicar en sus clases y las compartía con ilusión. Otro es un profesor de la Universidad Rey Juan Carlos que empezó a aplicar las metodologías que le enseñamos con tal afán que al año siguiente hubo que dejarle que nos diera una conferencia en el curso contando sus experiencias sobre ABP.
Muchos malos profesores se escudan en que aquí (en España) no se pueden hacer las cosas que se hacen en universidades anglosajonas. Les encantan las excusas para justificar los malos resultados de su enseñanza su nulo esfuerzo por mejorar y por ello echan balones fuera y culpan de todo a su institución y a sus alumnos. Dicen “No tenemos los medios, no tenemos el presupuesto, no tenemos buenos alumnos pues les falta motivación, base de conocimientos, cultura del esfuerzo, espíritu de sacrificio, inglés, no saben escribir, no saben leer, no saben pensar, no saben trabajar en equipo …(pon aquí las carencias que prefieras para culpar a los alumnos del pobre resultado de tu enseñanza ). Ademas tengo muchos alumnos por asignatura y tengo mucho que investigar. No puedo esforzarme más para mejorar el aprendizaje de mis alumnos, que les den.” Los más cínicos de estos profesores tienen incluso la cara de echar las culpas de su inacción a sus compañeros con el siguiente argumento: “Yo no me voy a esforzar por cambiar nada para que mis alumnos aprendan mejor pues si sólo yo lo hago eso no sirve de nada. Hasta que cambiemos todos, yo no me muevo”.
Mi amplia experiencia me dice que quienes inician estas líneas de argumentos lo que no tienen es ninguna voluntad, ni ninguna intención de innovar lo más mínimo. Por ello, yo intento potenciar las demostraciones de implementación de innovaciones exitosas por profesorado de la institución en que se realiza el curso pues estas son demostraciones tangibles e irrefutables de que las nuevas metodologías que se proponen no sólo pueden hacerse en Harvard (donde levan décadas usándolas) sino que hay compañeros de tu universidad que las hacen en el aula de al lado con nuestros mismos alumnos y esto ocurre sin que hasta ahora nos hayamos enterado de ello (a causa de que no hay canales institucionales de difusión de estas experiencias). Así sus compañeros presencian la prueba material de que los cambios que proponemos son factibles incluso en las penosas condiciones materiales y morales en que nos encontramos.
Conclusión: los mejores profesores se esfuerzan por mejorar pese a las dificultades y las condiciones adversas. Los peores son muy buenos buscando excusas para justificar porque no innovan, ni intentan cambiar nada.
9. Su generosidad, enseñan como piratas que comparten su botín de descubrimientos y recursos que generan.
Aqu
í destaco a una profesora de la URJC que me recomendó el excelente libro
“Enseñar con la boca cerrada” de Finkel y me dio las primeras pistas sobre el “
flipped clasroom“como metodología que podía cambiar en mucho la docencia presencial. Con el paso de los años yo me convertí en un experto sobre
flipped classroom tema sobre el que ya he dado cursos en
la Universidad de la Rioja, el grupo G9 de universidades, la U Lleida, la U Complutense de Madid y me han pedido uno más desde la Universidad de Cantabria. Gracias a estos cursos profesores de distintas universidades han empezado a experimentar el uso de la metodología flipped con sus alumnos. El uso de esta metodología es por lo que nos concedieron el Premio de Innovación Docente de la Universidad de Alcalá. Todos estos logros obtenidos con el flipped clasroom han ocurrido gracias a que aquella profesora me llamó la atención sobre esta metodología tan interesante. El
flipped classroom se ha convertido en una revolución metodológica que va a dar mucho que hablar en las próximas décadas.
Recuerdo a otro profesor de la URJC que me facilitó muchos libros interesantes en pdf y vídeos, y me inicio en las estrategias más eficaces para piratería electrónica vídeo documental (está en la lista de los diez más buscados de la SGAE y CEDRO). A un profesor de la UCM que me facilitó el link a “the paper chase” una película que ejemplifica muy bien lo que es la enseñanza por estudio de casos en Harvard. La secuencia fue retirada de youtube por infracción de derechos de copyright pero la conseguí de nuevo y le puse subtítulos. Dejo aquí esta secuencia en la que el profesor Kigsfield (un hueso de Harvard) nos explica muy bien lo que es el método socrático y para que sirve.
Otro profesor de la U León me pasó el Teaching tips de Mc Keachie y fue la fuente de inspiración de uno de los personajes del vídeo sobre los profesores hispanos del final de esta entrada (Juba). Una profesora de la Universidad de Oviedo que me llevó a descubrir que lo que yo hacia con mis compañeros de área desde hace años ya estaba inventado y se denomina “team teaching“. A otro de la URJC que nos preparó una presentación sobre derechos de copyright en relación al uso de materiales educativos. A todos ellos y a muchos otros desde aquí les doy doy las gracias por los descubrimientos que me han facilitado.
Conclusión: la generosidad con los compañeros es una manifestación de la calidad docente. El secretismo y la ruindad se asocian al extremo contrario.
10. Su disposición a participar en las sesiones presenciales y compartir con entusiasmo sus experiencias con sus compañeros
Entre los participantes de casi todos los cursos hay uno o varios de los que mi compañero en la impartición de cursos el profesor Diaz y yo denominamos “Local Heroes” profesores que reúnen el valor para salir del armario y contar experiencias extraordinarias que han realizado con sus alumnos y de las que hasta ese momento nadie había tenido noticia. Al final casi siempre les pido que preparen una comunicación para una de las siguientes sesiones.
Conozco a muchos de estos en la URJC, donde he dado 20 cursos de formación del profesorado por los que han pasado 670 profesores. Recuerdo a un profesor que fue capaz de organizar un ABP coordinado entre distintas asignaturas de un mismo curso y se ha implicado en la ordenación académica de su facultad. Varios profesores en la Universidad de Lleida que aportaron experiencias muy interesantes. Recuerdo especialmente a un profesor ya fallecido que había montado su asignatura en Google sites, basándose en proyectos y equipos, su trabajo era extraordinario. En la Universidad de Barcelona encontré muchos ejemplos de profesores excelentes en este sentido. Recuerdo también a un profesor de Psicología de la UCM que de modo autodidacta había organizado toda una asignatura sobre un proyecto de investigación, para quitarse el sombrero.
Finalmente recuerdo a una profesora de la Universidad de Extremadura que había basado su asignatura en proyectos y al contar su experiencias provocó el enfado de los partidarios de los métodos más tradicionales de enseñanza y esto me lleva al siguiente punto. Estos incidentes eran frecuentes cuando la ortodoxia tradicional dominaba antes de llegar la implantación del Espacio Europeo. Parecía que había que pedir perdón por intentar hacer algo distinto de lo más rancio y tradicional. Al recordar esto, nos damos cuenta de cuanto han cambiado las cosas en pocos años, los dinosaurios antes dominantes ya no rugen en alta voz, ahora gruñen en sus madrigueras y despachos oficiales. Ahora somos los innovadores los que tenemos en ocasiones el respaldo de la autoridad académica. Digo en ocasiones porque en otras la autoridad académica se pone del lado de la mayoría de vagos por ejemplo para suprimir seminarios o crear abominables contrasentidos como los “seminarios de grupo único”.
Conclusión: los mejores profesores tienen experiencias que contar a sus compañeros, sus instituciones deberían proporcionarles cauces de difusión institucional para hacerlo, deberían respaldarles y ponerles de ejemplo. Los peores a veces se irritan muchísimo al oír a sus compañeros contar que la innovación es posible con los medios que tenemos (es duro admitir la verdad pero esta es que si la mayoría de los profesores no innova es porque no les da la gana).
11. Su capacidad para incomodar y cabrear a sus colegas más tradicionales
Los buenos profesores consiguen cabrear sin pretenderlo a los que no cambian nada y esto ocurre porque con su simple ejemplo les ponen en evidencia. Recuerdo a una profesora de la Universidad de Extremadura que provoco el furibundo ataque (dialéctico) de un compañero por el simple hecho de que estaba haciendo cosas con sus alumnos de esas que les parecen completamente imposibles a los que nunca las intentan.
Yo también he sufrido estos ataques sobre todo cuando los en los cursos de formación empezaron a asistir en masa profesores “anecados” que despreciaban con descaro todo lo relacionado con la docencia pero iban a por los puntos para la acreditación de la ANECA.
En uno de estos cursos en una universidad que no mencionaré, varios profesores echaron de su grupo a un participante por su actitud negativa y (dialecticamente) agresiva. Me llegue a plantear el dejar de impartir cursos en algunas instituciones donde estos incidentes eran más frecuentes pero lo deseché porque los profesores que realmente querían aprender eran siempre mayoría y estas confrontaciones catárquicas al final tenían el efecto de permitir el debate entre los que creían que no debía cambiarse casi nada y los que creemos que puede mejorarse casi todo. El efecto final es que tras los refulgentes duelos dialécticos con espada láser, los argumentos de los defensores del lado oscuro eran refutados y así se reforzaba la convicción de que la mayoría de las cosas pueden mejorarse si nos esforzamos en ello.
Conclusión: Los mejores profesores irritan a los peores, el sentimiento es mutuo pero últimamente los mejores se sienten empoderados y no se conforman con que los otros carcas callen la boca y les dejen innovar en paz, empiezan a sentirse mayoría moral. Sienten que sus instituciones deberían hacer algo más contra las aburridas clases magistrales y el aprendizaje basura predominantes en las aulas. Los buenos profesores intentan aprender de los compañeros que innovan. Los peores prefieren ponerles todo tipo de objeciones y de críticas destructivas.
12. Su compromiso y dedicación casi obsesiva por esforzarse por el aprendizaje de sus alumnos
Un ejemplo paradigmático de esta característica es un profesor de la universidad de León que esta siempre rompiéndose la cabeza y dejándose la piel para encontrar nuevas maneras que que sus alumnos aprendan. Ese afán le había llevado a buscar y encontrar una versión electrónica pirata del McKeachie’s Teaching tips. Gracias a él, conocí de primera mano la que posiblemente ha sido durante décadas la obra más influyente en la enseñanza universitaria (catorce ediciones). Comprobé en directo que este profesor tenía ademas el coraje para enfrentarse a aquellos profesores que les importa un pito la docencia y que hasta se atreven a demostrarlo en público. Todo un ejemplo a seguir. Este profesor Leonés inspiró el personaje de Juba en la presentación “Conoce a los profesores universitarios hispanos”
Conclusión: los mejores profesores se matan a trabajar por el aprendizaje de sus alumnos (y a veces trabajan en exceso), los peores son capaces de hacer cualquier cosa con tal de no trabajar y librarse de las obligaciones docentes, viven en un sabático perpetuo.
13. Su calidad humana
Finalmente haré mención a otra característica de algunos profesores que posiblemente también guarda una relación con su docencia pues a fin de cuentas enseñar es establecer un tipo especial de relación de ayuda con nuestros alumnos. Esta característica final es su calidad humana que se manifiesta en su empatía, su hospitalidad, han sido taxistas, asesores con la tecnología, guías turísticos y sobre todo amigos. Recuerdo un profesor de la U Vigo que me enseñó Pontevedra, una pareja de profesores de Lleida que me levaron al cine y de cañas y a otros dos profesores de Badajoz que me enseñaron alcazabas y fortines en su ciudad.Por todo ello desde aquí les mando un fuerte abrazo a todos aquellos participantes en mis cursos que me mostraron su empatía y calidad humana.
Recuerdo especialmente a otro profesor de la Universidad de Extremadura que pese a dar clases en Badajoz vivía en Madrid y me traía en su coche para que la UEX se ahorrara el billete de Autorres. Un trayecto así da para hablar mucho y en él me convenció para que pensará seriamente en bajar de peso y en hacerme un plan de pensiones (antes de que nuestro desgobierno dejará la Seguridad Social en situación tan precaria), dos consejos que he seguido (he perdido algunos kilos en un sentido, y he invertido otros en el otro). Gracias a él tendré algo más que un subsidio cuando me jubile, creo que se lo agradeceré mucho cuando me jubile y complemente mi exigua pensión con un plan de pensiones.
Conclusión: los mejores profesores son mejores personas porque se esfuerzan por mejorar en la enseñanza y en la vida. De los peores ya me he cansado y la verdad es que cada día me cuesta más tolerarlos.
Desde aquí quiero agradecer a todos esto(a)s profesore(a)s loco(a)s por enseñar mejor y que son o llegarán a ser verdadero(a)s cracks de la docencia universitaria, por haberme influido tanto y haberme ayudado a aprender, por haber sido buenos compañeros en este viaje, algunas veces solitario y en cualquier caso inacabable hacia la mejor docencia. Desde aquí os muestro la admiración que he sentido por vosotros y me despido hasta la próxima vez que nos veamos.
La verdad es que siento mucha nostalgia por aquellos maravillosos años en los que todavía se hacia formación presencial del profesorado y mis tournees me llevaban de una universidad a la siguiente como un Bruce Sprinsgteen del EEES. En la actualidad el panorama de la formación del profesorado en la mayoría de las universidades españolas es tan desolador y endogámico que me veo abocado a dedicar mis energías a la formación on line y la vida social virtual en las redes sociales. Podéis seguirme en twitter como @alfredoprietoma
Para acabar de una manera divertida Si alguno necesita una ilustración representativa sobre estos estadios evolutivos del profesorado universitario hispano aquí disponéis de una presentación animada y divertida que muestra los tipos de profesores universitarios hispanos. Poner el display a pantalla completa para leer el texto.
Son muchos los profesores que han asistido a mis cursos pero son muchos más los que todavía no han tenido esa oportunidad y los tiempos que corren son muy malos para “lujos” como la formación del profesorado (el oropel, el personal absentista y el catering parecen serlo menos) por ello estoy preparando on line open courses de formación del profesorado. En el blog
Para el que se anime a empezar aquí teneis unos recursillos, poneros en contacto conmigo enviándome un mail a
[email protected] y os haré llegar muchos más. Otra posibilidad es seguirme en
Twitter donde mi identidad es @alfredoprietoma
Aquí tenéis links a algunos ejercicios interesantes para mejorar nuestra docencia
Por ahora tengo pocas entradas pero estoy añadiendo más posts que plantean reflexiones y tareas que a mi juicio serán útiles para los profesores que se las lean y apliquen las ideas que se proponen para mejorar su docencia. En este blog (profesor 3.0) tengo ya más de 60 entradas sobre temas relacionados con la mejora de la docencia.
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