Pertinencia e impertinencia de la Universidad Peruana
Octubre 2, 2008

burga_2.jpg Bajo el título Aproximaciones. La Universidad Pertinente, Manuel Burga, historiador, académico peruano, ex-Rector de la Universidad de San Marcos, y autor del libro recientemente publicado “La Reforma Silenciosa. Descentralización, Desarrollo y Universidad Regional” (Fondo Editorial – PUC del Perú, Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y Universidad del Pacífico) realiza una interesante reflexión sobre la pertinencia e impertinencia de la universidad peruana durante el último siglo, en columna publicada houy en el diario La República del hermano país.

Ver más abajo el texto completo.

Recursos asociados

Manuel Burga, Palabras con ocasión de la presentación del libro “La Reform,a Silenciosa”, El Reportero de la Historia, 15 septiembre 2008

Manuel Burga, Estamos obligados a tener cuidado con Chile, entrevista publicada en Clio, Blog de Historia y Actualidad

Manuel Burga, “El socialismo nos hizo perder el tiempo”, Entrevista, diaro El Comercio de Lima, 21 agosto 2005

Manuel Burga, Entrevista, Universia – Perú, 16 febrero 2002

Manuel Burga, Historia y Antroplogía en el Perú (1980-1998): tradición, modernidad, diversidad y nación.

Aproximaciones. La universidad pertinente
Manuel Burga
Diario La República , Perú, 2 octubre 2008

Habría que preguntarse de inmediato, ¿pertinente con qué? ¿Con el país, con su desarrollo, con sus políticas públicas o con las necesidades sociales que la requieran? ¿Hablamos de universidades públicas o privadas o de las dos al mismo tiempo? Acabo de participar en una Jornada llamada de ‘Afianzamiento de una Universidad Socialmente Responsable’ en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Una reunión de trabajo colectivo, muy privada, donde los auditores también eran actores que cuando terminaron las tres conferencias introductorias y se integraron en diversas mesas de trabajo, a su vez, pudieron expresar sus opiniones que fueron recogidas en breves documentos que se leyeron en la plenaria final como recomendaciones a tener en cuenta para una mejor gestión universitaria. Una jornada que lógicamente buscaba afianzar la institución a través del diálogo y la interpretación de los principios de Unesco. Pertinencia y responsabilidad se discutieron para saber cómo, porqué y para qué sirve una universidad en el corto, mediano y largo plazos.

Pertinencia y responsabilidad son dos principios de la universidad moderna que han sido ampliamente debatidos desde la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior de 1998 que organizó Unesco en Paris. En esta confluyeron documentos, recomendaciones y propuestas de las diversas conferencias regionales previas realizadas en el mundo de entonces. Como la Conferencia Regional sobre Educación Superior-CRES reunida en La Habana, Cuba, en 1996, para el caso preciso de América Latina. ¿Qué ha pasado de entonces a la fecha? La última CRES reunida en Cartagena de Indias en mayo pasado fue dedicada a tratar de responder a esa pregunta. ¿Nuestra universidad es más pertinente en la actualidad? ¿Más responsable, interdisciplinaria, moderna, más centrada en la enseñanza, en el estudiante y con un mayor recurso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación?

La Conferencia Mundial de París (1998) definió la pertinencia como “la capacidad de las instituciones de educación superior y de los sistemas de educación superior para dar respuestas concretas y variables, desde su naturaleza y fines, a las necesidades de la sociedad”. En consecuencia la pertinencia debe entenderse como la adecuación entre lo que la sociedad espera de las instituciones universitarias y lo que estas, las universidades, hacen. Este principio exige lógicamente “innovación, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad en los programas académicos”. Más aún eficiencia y eficacia en la gestión institucional de la educación superior como bien público y de la ciencia como bien común.

La pertinencia, así como queda enunciada, parece más bien ausente en la gestión y en la normativa de la universidad peruana, me refiero sobre todo a la pública, la que debería ajustarse a los principios de Unesco. No aparece esta palabra en la norma, en los estatutos, aunque sí en el gesto y discurso de autoridades, docentes y aún estudiantes. Quizá aparezca bajo otra denominación, sea misión, principios o función de la universidad. Desde esta perspectiva podríamos decir la pertinencia, o la impertinencia, la hemos practicado sin necesidad de enunciarla. Así hemos tenido una Universidad Liberal (entre 1862 y 1919) que buscaba ser pertinente con el proyecto civilista, que pretendió el desarrollo nacional conducido por el Estado, un proyecto que perdió el brillo inicial del primer Civilismo y que terminó arcaizado, a la deriva, arrastrando finalmente a San Marcos a una suerte de existencia mediocre. Esta universidad fue reemplazada por el modelo de la reforma de Córdoba, impertinente con el establishment dejado por el Civilismo, con las políticas públicas desarrolladas por un Estado primario exportador. Esta universidad reformada, masificada, empobrecida académicamente, popular sin lugar a dudas, que ahora parece también en crisis, tan profunda como la que desapareció al modelo anterior, ha cumplido una notable función democratizadora, pero ha llegado el momento de preguntarse: ¿y ahora qué, pertinencia o impertinencia?

Los universitarios peruanos, actuando un poco en la periferia de lo que sucede en A. Latina, quizá también en el mundo, no contamos con el aval del Estado, ni el interés de la sociedad civil, peor aún de los gobiernos de turno, para replantear urgentemente nuestro modelo universitario. Sin embargo pertinencia e impertinencia parecen ya dos experiencias pasadas para nosotros; quizá fracasadas por haber sido exageradas y maximalistas. Necesitamos una universidad que sepa ser pertinente con su tiempo y la sociedad que la alberga, pero que al mismo tiempo sepa ser impertinente cuando sea necesario y para eso hay que abrir los ojos, para mirar y ver lo que hay que hacer. Hay que consultar a nuestras comunidades universitarias, como lo hace la Javeriana de Bogotá; a los docentes que deberían ser el estamento clave y orientador, a la sociedad civil. De lo contrario el tiempo se pasa y seguimos quedándonos –como hasta ahora– a la cola de la universidad latinoamericana.

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