José Joaquín Brunner: “Si se aceptó transitar hacia al fin del copago, no veo por qué no hacerlo con el lucro”
El ex ministro dice que “lo lógico era avanzar regulándolo. Es un camino que genera menos inestabilidad y baja las desconfianzas”.
José Joaquín Brunner está en Sao Paulo, inaugurando un congreso de instituciones privadas sobre educación superior en Brasil. Sin embargo, sigue pendiente del curso que ha tomado el proyecto más emblemático de la reforma educacional y que está en pleno trámite en la Cámara de Diputados: El que pone fin al lucro, al copago y a la selección en los colegios con recursos públicos.
-¿Qué análisis hace de las indicaciones que presentó el Gobierno?
-Tienen una clara intencionalidad de moderar el clima original que provocó el proyecto, que terminó instalando un ambiente de desconfianza enorme entre todos los actores. Y aunque parecía que corregía errores, nuevamente se equivoca el Gobierno cuando dice que no está de acuerdo con penalizar el lucro con cárcel y poco después se abre a apoyar la idea de algunos parlamentarios en esa dirección.
El investigador agrega que “lamentablemente es lo que el Gobierno ha venido haciendo en todo este proyecto, y eso ha profundizado aún más la polémica, esto de decir que sí y luego que no a algo, de modo tal de quedar bien con todo el mundo, no se puede hacer ¡Y menos el Gobierno!”.
El ex ministro advierte que incluso la forma que ha tomado la discusión pública en torno al lucro ha complejizado aún más el tema. “La palabra lucro ha adquirido tal carga ideológica, que todos deberíamos preocuparnos de crear un lenguaje más apropiado para discutir cómo se les puede retribuir las distintas actividades que realizan los sostenedores sin demonizar a nadie, sino cómo nos ponemos de acuerdo para regular qué ocurre con los excedentes y no meternos en este callejón sin salida”.
“Hay que ser realistas”
-¿Qué le parece la idea de penalizar el lucro?
-Creo que las medidas que hay, ya planteadas, pueden llevar a sanciones importantes si se viola el principio de desviar dineros públicos a temas no educativos y parecen ser razonablemente duras. Pero como se ha instalado este clima de enorme desconfianza, el Gobierno está sometido a presiones para poner sanciones más explicitas y tan graves como tipificar el lucro como delito y sancionarlo con penas privativas de libertad.
A su juicio “en el terreno práctico de las cosas, mas allá de lo que debiera ser un esquema ideal -dado que tenemos por delante un proceso complejísimo de transición que ha creado inestabilidad en la estructura de provisión del servicio educacional chileno-, lo lógico era avanzar en el proyecto regulando el lucro. Es un camino que genera menos inestabilidad y baja las desconfianzas en la institucionalidad”.
-¿Pero cuál es el esquema ideal? ¿Fin al lucro? ¿O lucro regulado?
-Creo que idealmente, en la educación obligatoria y no en otros niveles, en la educación obligatoria lo ideal es un esquema donde no haya motivos de lucro, es decir donde lo propietarios y controladores de los colegios no tengan la posibilidad de llevarse excedentes.
Sin embargo, advierte, “hay que ser realistas y Chile hace más de un siglo admitió la intervención de sostenedores como sociedades comerciales. Ahora tenemos que transitar hacia el otro lado, pero hay que hacer una transición y no imponerlo de la noche a la mañana”.
-¿Y de qué forma?
-Lo primero, para hacer esto de manera seria, es cuantificar. Se requiere tener un catastro de cuántos colegios lucran y cuántos son los recursos involucrados en ese lucro. El Ministerio de Educación nunca respondió esa pregunta, por lo tanto no se sabe la magnitud real del fenómeno.
Y despejado ese punto, dice, “buscar una fórmula para que se asocie a calidad del servicio educativo. La idea habría sido tener un plan de regulación a largo plazo que haga que desaparezca el motivo del lucro”.
-Es decir, regular el lucro.
-Si se aceptó transitar hacia el fin del copago, no veo por qué no hacer lo mismo con el lucro: transitar hacia su fin. Pero eso debe ser parte de un esquema más complejo, un proceso largo que debe involucrar además y de manera paralela otros temas como por ejemplo un programa de fortalecimiento para las 1.500 escuelas que tienen peor desempeño, independiente si tienen o no tienen lucro, si son particulares o son municipales.
En definitiva, dice el académico de la UDP, “hay que salir de esta discusión de blancos y negros que tiene a todos tan entrampados y que se focaliza sólo en el tema de la propiedad y del lucro, dejando de lado todos los temas de contenidos educativos. Junto con arreglar los temas institucionales, que hay que modificarlos, se debe poner énfasis en el mejoramiento de la calidad de la educación”.
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