Ataque a las universidades, por Simón Schwartzman
Julio 15, 2025

El ataque a las universidades

Por Simon Schwartzman, 11 de julio de 2025 (Traducción automática de Google)

(Publicado en  el Estado de São Paulo,  11 de julio de 2025)

As universidades de pesquisa dos Estados Unidos están entre las mejores del mundo, en segundo lugar como diversas evaluaciones internacionales, gracias a la calidad de la pesquisa, a la formación que dan a sus estudiantes y su impacto en la economía y la sociedad. Así como las universidades de Harvard, Chicago y Berkeley tienen cada uno de los ganadores del Premio Nobel, entre profesores y exalumnos. Gracias a las parcelas que se establecieron con empresas y gobiernos, son corresponsables de las principales innovaciones científicas en las áreas de salud, ingeniería y computación, y sus departamentos de economía, ciencias sociales y literatura, son fuentes permanentes de nuevas ideas e interpretaciones sobre una sociedad y una cultura. Não é à toa que tantos países tratan de copiar su modelo, con sus escuelas de posgrado, parcelas con el sector productivo y formas modernas de gestión, y que estudiantes de todo el mundo compitam para estudiar lá. Y, sin embargo, ellos están siendo violentamente atacados por el gobierno de Donald Trump, que las acusa de discriminar contra os que no concuerdan con las doctrinas que propagan; discriminar contra americanos blancos, en detrimento de estranjeros y miembros de supuestas minorías; y de antisemitismo, por permitir que profesores y alumnos se movilicen contra las políticas del gobierno de Israel en Gaza. Además, son acusadas de gastar mal el dinero que reciben y no pagar los impuestos que deberían.

El ataque de Trump a las universidades forma parte claramente de una ideología populista, antiintelectual y anticientífica, similar a las acusaciones lanzadas contra las universidades brasileñas por el gobierno de Bolsonaro. El sociólogo Jonathan F. Cole, profesor y expresidente de la Universidad de Columbia, publicó  recientemente un artículo de opinión en el  New York Times  denunciando las acciones de Trump como un ataque fundamental a los valores y el funcionamiento del sistema universitario, y criticando a Columbia por ceder a las exigencias del gobierno. En contraste, la negativa de Harvard a someterse ha sido ampliamente elogiada como la única contramedida posible a esta interferencia excesiva.

Sin embargo, no basta con criticar a la extrema derecha; también es necesario indagar y preguntarse hasta qué punto las universidades tienen alguna responsabilidad en los ataques que enfrentan. El propio Cole, en su libro de 2019,  “The Great American University”,  abordó la necesidad de abordar los desafíos que enfrentan las universidades que tanto admiraba. Uno de ellos era la enorme concentración de recursos, prestigio y poder en instituciones de élite, lo que generaba gran frustración entre los millones de estudiantes que competían cada año por sus escasas plazas, y los miles de profesores e investigadores talentosos que solicitaban en vano sus puestos académicos. Otro problema era la fuerte dependencia de las universidades de la financiación gubernamental y corporativa, lo que las hacía susceptibles a la interferencia en su autonomía. También criticó el halo de invencibilidad que rodeaba a las universidades, lo que les impedía responder adecuadamente a las críticas recibidas.

Los problemas del elitismo y las amenazas a la autonomía no tienen una solución sencilla, ya que abordan dilemas fundamentales que enfrentan las universidades de todo el mundo. Las universidades son, por naturaleza, instituciones meritocráticas, centradas en valorar el rendimiento de sus estudiantes y profesorado, y celosas de la superioridad del conocimiento técnico y científico que producen y transmiten. Sin embargo, el mérito nunca depende únicamente de la inteligencia y el compromiso de las personas, sino que también se asocia con los antecedentes y las condiciones de vida de cada una. El conocimiento académico no es absoluto y ha sido cuestionado de diversas maneras. Para una gran parte de la población de cualquier país, existe la sensación de que las grandes universidades no son para ellos, y que las personas que educan y las ideas que difunden, incluida la ciencia que producen, no merecen el crédito y el reconocimiento que reclaman.

El dilema de la autonomía tiene que ver con el hecho de que, por un lado, como universidades e instituciones que están en la frontera del conocimiento, y por esto no pueden ser cerceadas, naquilo que fazem, por intereses o motivaciones externas de otra naturaleza. Mas ao mesmo tempo, quanto melhores são, mais dependem de financiamentos externos para se manter, e mais suscetíveis se tornam a que estos intereses tentem determinen cómo ellos devem funcionar.

Con razón, o que más incomoda como universidades no son como críticas que recebem, que podem até ser cabíveis em alguns casos, mas a forma pela qual o gobernador vem buscando intervenir y retirar delas a responsabilidade por resolver sus propios problemas. El gran desafío de las universidades es aprender a lidiar con estos dilemas. Se renunciarem a sus valores centrales del mérito y la autonomía, elas perdem a razão de ser. Si no aprende a lidiar con sus problemas, dilemas y limitaciones, corre el riesgo de ser atropeladas.

El dilema de la autonomía tiene que ver con el hecho de que, por un lado, como universidades e instituciones que están en la frontera del conocimiento, y por esto no pueden ser cerceadas, naquilo que fazem, por intereses o motivaciones externas de otra naturaleza. Mas ao mesmo tempo, quanto melhores são, mais dependem de financiamentos externos para se manter, e mais suscetíveis se tornam a que estos intereses tentem determinen cómo ellos devem funcionar.  

Con razón, o que más incomoda como universidades no son como críticas que recebem, que podem até ser cabíveis em alguns casos, mas a forma pela qual o gobernador vem buscando intervenir y retirar delas a responsabilidade por resolver sus propios problemas. El gran desafío de las universidades es aprender a lidiar con estos dilemas. Se renunciarem a sus valores centrales del mérito y la autonomía, elas perdem a razão de ser. Si no aprende a lidiar con sus problemas, dilemas y limitaciones, corre el riesgo de ser atropeladas.

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