Una derecha implacable
“Están en ascenso los liderazgos autoritarios, los “hombres fuertes”, la rudeza, la imposición”

Lo mismo sucede con quienes creen que los sectores progresistas poseen una incontrarrestable ventaja cultural por sus ideales racionalistas, laicos, científico-técnicos, liberal-solidarios y de igualdad y fraternidad.
Todo eso que antes aparecía como una ventaja se convierte ahora en peso muerto. Hay un cambio de marea. Están en ascenso los liderazgos autoritarios, los “hombres fuertes”, la rudeza, la imposición, los movimientos irracionales, el culto de la personalidad, la seguridad a cualquier costo, los iliberalismos.
Trump, con su oratoria feroz y amenazante, su deseo de humillar y hacer valer la fuerza y el dinero, su definición de enemigos absolutos y abandono de ideales cooperativos, sus pretensiones imperiales y craso materialismo histórico, su desprecio de cualquier debilidad, expresa y alienta el auge de esa derecha implacable y ascendente. Un gobierno de “crony capitalism” y control oligárquico donde lo que importa es extraer beneficios del poder. The Economist llamó a esto “America’s Don Corleone approach”; una perspectiva mafiosa o gangsteril del mundo y la política.
Este cambio de marea no corre solo contra el progresismo, sin embargo. Arrastra asimismo a las demás corrientes de derechas hacia esta nueva concepción de mundo, autoentendimiento del poder y deseo de avanzar hacia regímenes autoritarios creadores de un orden posliberal. Basta ver la forma como Trump adquirió el control del viejo Partido Republicano y cómo las nuevas derechas culturales avanzan en el parlamento europeo y las redes sociales.
Pensar que estos desplazamientos telúricos son nada más que una reacción contra el wokismo sirve apenas para ocultar el debilitamiento de la derecha liberal y su retroceso a nivel global. Paradojalmente, ella es la primera víctima de esta batalla cultural.
En Chile, dicha lucha viene librándose soterradamente y ahora se ha vuelto pública y manifiesta electoralmente. Es evidente la confusión que esto provoca al interior de la derecha tradicional. No solo se ha creado una fuerte línea divisoria ideológica al interior de las derechas, sino que existe una tendencia al alza de la derecha implacable local. Esta aprovecha para sí el clima creado por Trump y el auge de las corrientes radicales de derecha en diferentes partes del mundo.
¿Qué hará Chile Vamos ante este desafío? Hasta aquí no hay respuesta.
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