Un año para las ideas
Derechas e izquierdas están transitando por sus respectivos valles de la muerte ideacionales.
Viernes 03 de enero de 2025
Sobre todo, el año que comienza requerirá una fuerte activación de lo que algunos autores denominan poder ideacional. Por un lado, del poder ejercido a través de las ideas, como son las plataformas programáticas de los candidatos a la Presidencia y a ambas cámaras del Congreso. Por el otro, del poder que reside en las ideas mediante las cuales los actores políticos buscan ajustar mutuamente sus intereses para alcanzar acuerdos y construir consensos.
La experiencia de la última década muestra que el primer tipo de poder no consiste en voluminosas y voluntariosas propuestas y promesas de medidas gubernamentales, sino, al contrario, en unas pocas ideas-fuerza. Aquellas son fantasías, estas impulsan a la acción. Sin embargo, los aprontes no son auspiciosos.
Derechas e izquierdas están transitando por sus respectivos valles de la muerte ideacionales, incapaces de producir innovaciones a partir de sus propias fuentes ideológicas. No aparecen visiones y misiones relativamente coherentes sobre cómo impulsar de nuevo el desarrollo del país, modernizar el Estado, garantizar la seguridad de los ciudadanos y materializar derechos sociales en salud, educación, vivienda y previsión en condiciones de mayor calidad y equidad.
A su vez, existe una enorme dificultad, a ambos lados del espectro, para concretar dichas visiones en ideas capaces de generar acuerdos y gobernabilidad. Más bien, prima el sectarismo de las ideas, la permanente confrontación, el deseo de imponer soluciones y trazar líneas rojas en todos los asuntos de Estado. Los acuerdos se malentienden como transacciones y se mira a los consensos como una abdicación a los propios ideales y principios. Incluso, en ambos extremos partidistas (republicanos y comunistas), hay quienes prefieren no legislar ni gobernar antes que producir avances en la medida de lo posible.
A su turno, el contexto internacional en que se desenvolverá este desafío impone exigencias adicionales. En efecto, revive un clima de guerra fría, todos los asuntos se transforman en cuestiones de seguridad nacional, hay un neto incremento de ideas autoritarias, crece el frente de democracias iliberales y reina la sensación de un creciente desorden en las relaciones económicas globales.
En estas circunstancias, sin claros y definidos liderazgos políticos, partidos fortalecidos y un rápido aumento de ideas constructivas capaces de concitar acuerdos, Chile profundizará el estancamiento y la ingobernabilidad más allá de las próximas elecciones presidenciales. Cualquiera sea la coalición ganadora.
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