Año educacional: sucesos y lecciones

José Joaquín Brunner, 31 de diciembre 2023

2023 fue pródigo en sucesos educacionales. Menciono algunos: crisis de los SLEP, violencia escolar extendida, alteraciones socioemocionales entre estudiantes, resultados del último SIMCE que revelan los daños experimentados durante la pandemia, PISA confirma que los aprendizajes están estancados desde hace una década, cambio de mando y equipo ministeriales buscando mejorar la conducción del sector, reducida prioridad gubernamental a los problemas del sector, un gremio del magisterio que insiste en la interrupción de clases antes que en el aprendizaje de los alumnos y el desarrollo profesional docente.

¿Qué lecciones de fondo deja este complicado año? Dos esenciales.

Primero, la necesidad de establecer acuerdos básicos de políticas para el sector. El debate constitucional mostró que hay una importante base común; un sistema de provisión pública mixta, con sólida garantía del derecho a la educación, autonomía de gestión de los colegios y pluralismo de opciones formativas. También hemos aprendido que los cambios jurídico-administrativos no mejoran la calidad, equidad y efectividad de la educación. Debemos evitar discusiones puramente ideológico-utópicas como aquella del “cambio de paradigma” impulsada por un exministro. La complejidad del sistema no admite ese tipo de candorosos simplismos.

Segundo, el imperativo de otorgar prioridad a medidas centradas en la pedagogía, el currículo, la evaluación, los profesores y la sala de clase. En el qué y el cómo enseñar. En las capacidades imprescindibles para desenvolverse en el siglo XXI, caracterizado por la pérdida de referentes fijos, la tecnologización y burocratización de la vida colectiva, el deterioro catastrófico del medio ambiente, unas desigualdades aberrantes, la explosión de expectativas y una infinita diversidad de valores y opciones.

Como siempre, debemos aprender a conocer, ahora en medio de datos masivos, información abundante, conocimientos líquidos y escasa sabiduría. Es una tarea colosal. Pero es solo una parte de la educación requerida. Además, debemos enseñar y aprender a hacer (habilidades), a convivir (como ciudadanos y en la interculturalidad) y a ser (personas autónomas), según una ya clásica definición. Y a esto se agregan dos desafíos adicionales: aprender a ser digitales y aprender a trascender, que significa ir más allá de lo dado, pensar a contramano, críticamente, sin limitarse a lo fáctico, sin negar lo desconocido.

Es hora de dejar atrás un año complicado.Y de restaurar el valor social y cultural de la educación.