GPT-4: inteligencia artificial
”Será el uso continuo, masivo, reflexivo, de la IA el que permitirá probar las potencialidades reales, las virtudes y las capacidades de autoaprendizaje de estas interfaces”.
La aparición de esta tecnología ha propiciado un debate sobre su efecto en la educación, con posturas en ambos extremos: quienes prevén un fin a la escolarización y aquellos que acogen este avance. Sin duda, esta interface conversacional tiene una capacidad excepcional de generar textos, con usos variados. Así también, sus riesgos son diversos.
Las reacciones tienden a ordenarse en dos extremos opuestos: apocalípticos e integrados, según los llama Umberto Eco en su famoso libro. Ante un cambio tecnológico disruptivo de la comunicación humana que amenaza con impactar todas las esferas de la sociedad, sugirió él, unos anuncian el infierno, los otros el cielo.
GPT-4, primera aparición masiva de IA levantada sobre internet, posee precisamente ese carácter disruptivo transversal.
Los apocalípticos anticipan el fin de la escolarización que próximamente sería reemplazada por aprendizaje basado en IA. La mimesis y el plagio en lo inmediato —y eventualmente, la absorción de lo humano por una super IA general, que tomaría el control del proceso evolutivo— serían nuestra puerta de entrada a una distopía infernal.
Al contrario, los integrados acogen la IA y sus promesas de emancipación, entregándose por entero a ella, confiados en que pronto se invertirá la famosa fórmula de TS. Eliot: la sabiduría se transformará en conocimiento y este en información. Llegaremos al cielo impulsados por los datos.
Por mi parte, sin ser apocalíptico ni integrado, decido cortar por lo sano y realizo el siguiente diálogo con el chatbot.
Interrogo a GPT-4 sobre cuál será el papel de la IA en la educación. Sus aportes más significativos, responde, serán: personalización del aprendizaje, retroalimentación inmediata, análisis de datos y predicción del desempeño estudiantil, automatización de tareas administrativas, aprendizaje a distancia y accesibilidad, desarrollo de habilidades esenciales para tener éxito en la sociedad actual, enseñanza adaptativa en función de las cambiantes necesidades de los estudiantes y el contexto educativo.
No estoy impresionado; las respuestas se sitúan en terreno conocido. Replico que semejan el lenguaje experto empleado por organismos internacionales. Argumento que probablemente se deba a las limitaciones propias del Chat GPT-4, cuyos textos reflejan una suerte de opinión promedio de la enorme cantidad de información con que ha sido alimentado y entrenado.
Contestación inmediata (textual): tienes razón en que la IA, como GPT-4, generalmente genera respuestas basadas en la información y patrones aprendidos de grandes conjuntos de datos. Aunque estos modelos pueden generar respuestas que parezcan coherentes y bien fundamentadas, es importante tener en cuenta sus limitaciones en términos de creatividad, reflexión crítica y serendipia.
Y agrega (textual): la IA, en su estado actual, no puede reemplazar el pensamiento crítico y la creatividad humanos. Los modelos de lenguaje como GPT-4 están diseñados para generar respuestas basadas en patrones y correlaciones presentes en los datos de entrenamiento, pero carecen de la capacidad de razonamiento abstracto y de la comprensión profunda de conceptos que caracteriza a los seres humanos.
Con todo, retruca, la IA puede servir como una “lluvia de ideas” o una herramienta para generar ideas que ayuden a los usuarios a explorar nuevas perspectivas y enfoques.
Aprovechándome de esta apertura, pregunto al dispositivo interlocutor cuáles innovaciones serían hoy más necesarias en Chile para compensar educacionalmente las desigualdades de origen sociofamiliar. Propone diez cuyo encabezamiento copio: redes de apoyo comunitario, escuelas comunitarias y cooperativas, tutoría y mentoría entre pares, aprendizaje basado en la experiencia y el servicio comunitario, becas y subvenciones para estudiantes desfavorecidos, conexión entre educación y empleo, educación financiera y emprendimiento, acceso a la tecnología y recursos educativos en línea, intercambios culturales y educativos, y evaluación y seguimiento continuo del impacto de las intervenciones.
No está mal, me digo a mí mismo, aunque tampoco aquí hay nada especialmente sorprendente. Decido entonces indagar sobre los principales riesgos frente a los avances de la IA en la educación. Menciona cinco que encabeza de la siguiente forma: primero, puede agravar la brecha digital y la desigualdad; segundo, puede llevar a la deshumanización y despersonalización del aprendizaje, al reducir la interacción entre estudiantes y educadores y tratar a los estudiantes como datos en lugar de individuos; tercero, los algoritmos de IA pueden perpetuar y amplificar los sesgos y la discriminación existentes; cuarto, crea preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos, y, quinto, podría fomentar una dependencia excesiva de la tecnología y disminuir la capacidad de los estudiantes para pensar de manera crítica y resolver problemas de manera independiente (citado textualmente).
Dejo hasta aquí el diálogo. No siendo yo ni apocalíptico ni integrado, concluyo que estamos ante una encrucijada tecnológico-cultural donde no resulta fácil saber qué posición adoptar. Chat GPT-4, qué duda cabe, es una interface conversacional que posee una capacidad extraordinaria de generar textos y dialogar a partir de un poder sobrehumano de memoria, de comprensión de lenguaje y de asimilación de información en respuesta a las más variadas cuestiones. Sus posibles usos son, como vimos, variados.
Sin duda, es solo el comienzo. Será el uso continuo, masivo, reflexivo, de la IA el que permitirá probar las potencialidades reales, las virtudes y las capacidades de autoaprendizaje de estas interfaces.
Los riesgos y problemas que trae aparejados son también variados. La Unesco, en un reciente informe, menciona algunos: cuestiones de integridad académica, falta de regulaciones, preocupaciones de privacidad, sesgo cognitivo, desbalances de género y diversidad, desigual acceso, comercialización.
Uno puede fácilmente imaginar otros: esquematismo, falta de creatividad, adormecimiento del espíritu crítico, sobreabundancia de información, sesgos ideológicos, respuestas erróneas, dificultad para pensar sobre el futuro, etc.
Y, lo más grave de todo, la probabilidad de que esta revolución tecnológico-cultural, igual como las anteriores —escritura, imprenta, escuela e internet— termine profundizando las brechas educacionales entre clases, grupos e individuos, creando nuevas ventajas y desventajas.
Los propios portentos tecnológicos —como la IA— no tienen solución para ese riesgo y desafíos. Quedan en manos de la política, el Estado y la imaginación moral de la sociedad.
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