Entrevista: Violencia escolar
Abril 17, 2023

Brunner: “Entiendo que Boric mantenga cierta distancia de la violencia escolar porque se ha vuelto un problema tóxico”

Marcelo Soto, Abril 16, 2023

Ex ministro de Frei y experto en educación, José Joaquín Brunner, ha realizado consultorías en dicha materia para el Banco Mundial y la Cepal y a varios países, entre ellos Singapur y Corea del Sur. En esta entrevista hace un análisis de la violencia que ha azotado a colegios emblemáticos. “Hablo de una nueva barbarie, porque quienes cometen este tipo de actos no aceptan la regla básica de la civilización”, dice.

-La violencia en los colegios emblemáticos se vuelve penosamente habitual. Ahora fue el turno del Liceo de Aplicación, que fue incendiado. Ya que has estudiado el tema, ¿de dónde se origina esta furia?

-Cuando uno habla de violencia escolar debe entender que hay dos grandes categorías. Está la violencia intraescolar, del tipo bullying. Y hay otra categoría distinta, que es la violencia en las escuelas de grado mayor, donde hay una cierta habitualidad de muchachos que, una vez por semana o varias veces al mes, salen a la calle, algunos con overol, a tirar bombas molotov y a interrumpir con barricadas el tráfico y a enfrentar a la policía.

La violencia también puede suceder dentro del colegio. A veces, llegan adultos del exterior y cometen actos de violencia delictual. Como prenderle fuego o amenazar con rociar con parafina a una profesora o a un director.

-En el Liceo de Aplicación aparentemente estaban protestando contra la ley Nain- Retamal.

-En realidad no tiene mucho que ver. Darle un intención ideológica a una actitud que francamente rompe con toda norma interna de convivencia es absurdo. Es una acción delictual.

-¿Qué piensas del rol de la alcaldesa Irací Hassler, que se negó a usar la ley Aula Segura y optó por el Reglamento interno de Convivencia Escolar (RICE)?

-Para este tipo de casos, no sirve recurrir al código de convivencia interno ni a los protocolos. Porque son rupturas no solamente de reglas internas, sino que son asaltos, son robos. Incluso puede que signifique en algún momento mantener secuestradas a personas y someter bienes del propio colegio a su destrucción. Eso la alcaldesa no lo va a poder controlar ni impedir recurriendo meramente a la norma de convivencia interna.

-¿Crees que Hassler ha sido permisiva de alguna forma?

-Más que permisiva o represiva, no ha tenido una política que por lo menos muestre algún grado de eficacia. Desde el comienzo, la alcaldesa viene diciendo con muy buena intención que pretende solucionar todos los problemas con el diálogo. Pero está claro que el diálogo sirve cuando hay la aceptación básica de que uno pertenece a una comunidad, que tiene reglas de trato expresas y tácitas y que uno está dispuesto a aceptarlas.

El que se disfraza con un overol blanco, usa bombas molotov y está dispuesto a golpear a compañeros o a profesores, está excluyéndose de esa comunidad. Y no puedes pensar que vas a persuadirlo y dialogar con él y así se va a integrar plenamente a la comunidad. Está claro que eso no ha funcionado.

-¿Y qué pasa con los padres de los overoles blancos?

-Ahí está la raíz del problema. Seguramente una de las razones más profundas de estos fenómenos tienen que ver con el grado y el tipo de socialización que desde temprano este tipo de jóvenes tuvo en su casa. ¿Había violencia intrafamiliar? ¿Crecieron en un ambiente afectivo que los acogiera y apoyara?

Todos los estudios muestran que este tipo de conductas tiene que ver no solamente con que los colegios fallan en mantener el orden, sino que tienen causas más profundas como el tipo de mundo del cual provienen los chicos. Cómo es el barrio, qué tipo de conductas hay allí y si hay pandillas o no.

-Usas un concepto que es la “nueva barbarie”. ¿Qué quieres decir con eso?

-Hablo de una nueva barbarie, porque quienes cometen este tipo de actos no aceptan la regla básica de la civilización que es respetar fundamentalmente aquellas normas que nos permiten sublimar toda esta agresividad que tenemos en nosotros.

-¿Hay bandas narcos metidas en esto?

-No tengo ninguna duda por lo que se ha estudiado y por lo que dicen los propios directores de escuelas, que los problemas de tráfico de drogas y la violencia están relacionados. No quiere decir que todo muchacho que esté metido en esto, sea un consumidor habitual y frecuente de droga fuerte.

Pero hay una relación en términos de las redes a través de las cuales circula la droga, que me parece que está bastante claro en nuestra experiencia chilena. Y un problema todavía mayor y distinto es el del narcotráfico, en el sentido de que sí hay muchachos con conductas violentas, que en realidad pertenecen a la narco cultura. Son soldados de algún grupo dedicado de frentón al narcotráfico en cualquier nivel y con cualquier tipo de alcance.

-¿Políticamente cómo los definirías?

-Las categorías de la política son por esencia, las categorías de la polis, que es la expresión de algo civilizado. Y estos chicos pertenecen al mundo de la incivilización. Pueden tener ideas confusas, medias fascistoides de izquierda o de derecha. Da lo mismo. Pueden tener ideas de los dos lados, incluso mezcladas.

-¿Qué tan grave es el declive de los liceos emblemáticos? ¿Es posible una solución?

-Hasta aquí no hemos encontrado como sociedad una manera de solucionar esto y cada gobierno nuevo cree tener alguna respuesta que en la práctica no funciona con estos colegios. Creo que hay que hacer una pausa, estudiar a fondo, porque todo lo que se ha intentado hacer en distinto momento fracasa. Habrá que refundarlos, de alguna forma. Es el tipo de solución que debiéramos estar empezando a discutir.

-¿El Presidente cómo se ha enfrentado a este tema o no lo ha enfrentado?

-El presidente no ha tenido el protagonismo que, por lo menos a mí como ciudadano, me hubiese gustado. También creo que es un sector de la sociedad en que él debiera estar mucho más presente. Todos los temas educacionales, de reactivación de la educación y todo eso, deberían tener el liderazgo del Presidente y él no ha estado muy presente.

Ahora, entiendo que frente a estos problemas específicos de los colegios emblemáticos él mantenga una cierta distancia porque en realidad se han vuelto problemas tóxicos de tan difícil solución que, cualquiera que se acerca, termina envuelto en una imagen negativa.

-¿El Instituto Nacional está en una crisis muy profunda, de difícil salida?

-El Nacional ha sido históricamente el mejor colegio de país y hoy día efectivamente está en un camino descendente. Y duele decirlo porque esto viene ya ocurriendo por una década: va en caída libre y nada ha podido detener esa caída. Para el país es una pérdida enorme porque su mejor colegio de repente aparece envuelto en una espiral descendente donde las decisiones no logran mejorar ni parar este derrumbe.

-¿El ministro de Educación se nota un poco ausente?

-El ministro está dedicado a la reactivación de los aprendizajes. Y a recuperar a los que están abandonando los colegios. Particularmente hay un esfuerzo en torno a la lectura, que se quedó tan atrasada para una generación entera de niños y jóvenes por la pandemia. Ese es el problema más serio que tenemos hoy día en la educación.

Pero en el tema de la violencia aguda no se mete, tal vez porque los colegios están manejados a nivel de los respectivos municipios o de los servicios locales de educación. Ahora, otra cosa es que el ministro debiese tener un cierto liderazgo en hacer estudios, en convocar a distintos actores del sistema para buscar soluciones a la violencia escolar. Porque es un problema nacional. Sí que lo es.

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