José Joaquín Brunner: “Boric poco a poco está definiendo de nuevo el programa, pero todavía sin relato”
Marcelo Soto
El académico y ex ministro José Joaquín Brunner analiza el fenómeno del “octubrismo”. “Fue la revuelta, que animaron bandas de narcos, soldados de los narcos, las barras bravas en su versión más violenta, grupos anómicos. Eran expresiones de una descomposición de la sociedad y de no integración”.
-Es un tema que genera debate: el trasfondo del 18 octubre en contraposición del 15 de noviembre de 2019. ¿Qué significa el octubrismo?
-Lo que interesa es que el término perduró, se usa frecuentemente en el análisis político. Yo lo defino como el espíritu de la revuelta. El 18 de octubre fue la parte propia de la violencia, con destrozos en las calles, los grupos movilizados anárquicamente, los que hicieron desde las barricadas hasta los saqueos, etc.
Otra cosa distinta es la protesta que ocurre después en la semana siguiente. Pero la revuelta como tal, que es la que da origen al octubrismo, tiene un cultura propia, que es un espíritu de lo ilimitado. Una especie de ruptura total con la normalidad… y ojalá que nunca vuelva la normalidad.
Es una borrachera de la fantasía: estamos contra un sistema y lo que importa es la destitución de todo, de los símbolos, de la represión, del Estado, de las religiones, con un componente anarquista importante.
La otra vertiente del octubrismo es la más propiamente política, que entiende que la revuelta si no se transforma en revolución, si no se organiza, si no se convierte en una vanguardia para disputar el poder, entonces va a morir.
-¿Se parece al mayo del 68?
-Por cierto. El hambre de utopía y el deseo de fundar un mundo nuevo en un solo acto, eso era muy propio del mayo del 68.
-Pero terminó con una regresión conservadora… no logró sus postulados.
-Logró una transformación cultural muy importante, que dio lugar a una especie de nueva fase de desarrollo del capitalismo. En Francia, la vieja industria, el viejo proletariado eran parte de un modelo agotado, que había que cambiar. Hacia una sociedad más innovadora, abierta, igualitaria; pero dentro del capitalismo. Por lo tanto aceleró la transformación capitalista.
-Es una paradoja. ¿Acá puede pasar algo parecido?
-Yo creo que no. En Chile fue una hoguera que se enciende y hace una explosión. Luego se agotó muy rápidamente y lo que hubo después fueron protestas importantes, que a veces la gente confunde con la parte de la revuelta. Las protestas no eran una revuelta, porque pedían cosas muy concretas, contra las AFP, a favor de la naturaleza, los derechos de los animales, a favor de los pueblos indígenas. La revuelta como tal no tenía demandas ni una ideología, ni ninguna organización ni liderazgos claros.
-¿Quiénes eran los que encendieron la revuelta?
-Bandas de narcos, soldados de los narcos, las barras bravas en su versión más violenta, grupos anómicos. Eran expresiones de una descomposición de la sociedad y de no integración, algo que sucede en el capitalismo siempre en el margen. Lo que pasa es que aquí se movilizaron varias fuerzas en conjunto, y dieron lugar a algo que fue muy espectacular. Pero duró poco.
Cierto espíritu del octubrismo ha seguido en Chile. El espíritu del octubrismo se opuso al acuerdo del 15 de noviembre. Se opuso a que se convocara a una Convención, porque lo que exigía el octubrismo era asamblea popular nacida de la calle y con el ejercicio total de la soberanía popular.
-También pedían que se fuera el Presidente Piñera.
-Por cierto. Cambio de régimen. El 15 de noviembre tuvo una primera derrota, pero volvió a emerger dentro de la Convención. En el lenguaje, en desmontar los símbolos nacionales. Todo eso era expresión del octubrismo que había en muchos constituyentes.
-¿Y que rol juega el anarquismo?
-Qué duda cabe que en el octubrismo había también ese tipo de expresiones, que han estado en Chile presentes en los últimos años, y que se evidencia en las bombas, en entrar a una iglesia y profanar algunos símbolos. Algunas veces son movimientos pequeños, en otras son individuos solos. Si uno leía en octubre del 2019 la literatura de los movimientos anarquistas internacionales, en las redes, estaban muy interesados en Chile.
-¿Apoyaban la revuelta?
-Sí, y hacían un seguimiento muy detallista, porque miraban, por ejemplo, qué había pasado en la esquina de Lastarria con Alameda a las 5 de la tarde. Lo describían como si fuera un teatro de guerra. Ahí notabas que el anarquismo internacional miraba con mucho interés esto. Porque la revuelta es lo más cercano al ideal del anarquismo, que busca una expresión colectiva intensa.
-El 25 de octubre hubo una marcha de un millón de personas. ¿Cómo se vincula con el octubrismo?
-Para mi es todo lo contrario. El 25 de octubre se conecta con 15 de noviembre. Si hubiese tenido éxito la revuelta caía el gobierno y entrábamos en un proceso distinto, que podía ser revolucionario o profundamente reaccionario. En realidad la protesta grande, que no es solamente la del 25 octubre, porque hubo en varios momentos, era pacífica, con causas específicas de distintos movimientos. La revuelta no tenía ni una ni mucha causas, sino que era más bien el repudio al sistema. Esa era la fuerza de la revuelta.
-¿El proceso constituyente es hijo de noviembre, no de octubre?
-Claro, exactamente. Los partidarios que están con un pie en un lado y con otro pie en otro lado, que no se hacen problema con la violencia, tratan de decir de que no habría habido el 25 de octubre y tampoco el 15 de noviembre, si es que no hubiese habido primero la violencia. No es un argumento cierto. Es una especulación que trata de explicar la violencia.
-¿Votaste Rechazo al final?
-Voté en blanco. Insatisfecho de las dos alternativas que se ofrecían en ese momento.
-¿Cómo estas viendo el proceso actual?
-Tiene todos los problemas que uno puede imaginar de una negociación tan complicada como fue la primera que se hizo y esta también. Pero ahora vamos en un camino que es más prometedor, más interesante, que significa hacer una constitución democrática para superar los conflictos que vayan apareciendo dentro de la institucionalidad. El esfuerzo principal, algo que se dio por perdido en la primera, es cómo se organiza el Estado. Qué sistema político vamos a tener.
-¿Crees que el discurso de Boric ha alejado del octubrismo?
-Claramente. Fue el despido del octubrismo, por lo menos de él, no necesariamente de todo el gobierno. Y deja reflejado que octubrismo fue una revuelta, no una revolución anticapitalista.
-¿Lo valoras?
-Pero demoró un año en decirlo. Creo que poco a poco está definiendo de nuevo el programa, pero todavía sin relato. Yo creo que eso es un grave error. Es como tratar de pasar una nueva agenda pero a la mala. No es capaz de decir que está totalmente convencido de lo que se necesita hacer, que nuestras prioridades son dos o tres, porque las condiciones económicas no permiten más que eso. Si se queda sin relato va a seguir siendo vulnerable a las críticas de la parte mas octubrista dentro de su propia coalición.
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