Día decisivo: Ocho historiadores examinan claves del Plebiscito por la nueva Constitución
De cara a esta jornada histórica, El Desconcierto conversó con ocho historiadores e historiadoras para conocer qué está en juego en este referéndum y qué cambia, en el largo plazo, si gana el Apruebo o el Rechazo.
Una de las frases que más se ha repetido es que el domingo 4 de septiembre es una jornada histórica. Los argumentos suman y siguen: Más de 15 millones de personas están convocadas para definir el futuro de la nueva Constitución, la primera escrita en democracia.
Además, el Plebiscito será la primera elección con inscripción automática y voto obligatorio, y contará por primera vez con el sufragio de personas privadas de libertad.
Todo indica que será una jornada decisiva. Sin embargo, a los ojos de la historia, las mediciones son distintas, sobre todo cuando los procesos sociales se piensan en el largo plazo. Por esta razón, El Desconcierto conversó con ocho historiadores e historiadoras para analizar la verdadera trascendencia de esta jornada.
María José Cumplido: “El gran cambio ya ocurrió: la muerte de la Constitución del 80. El 4 de septiembre sabremos cómo sobrellevamos esa muerte”
María José Cumplido Baeza, autora de Las diez marchas que cambiaron Chile, Chilenas y Chilenas Rebeldes, estima que el Plebiscito significa una oportunidad para «avanzar ágilmente» en los cambios que el país necesita.
«El gran cambio ya ocurrió: la muerte de la Constitución del 80. El 4 de septiembre sabremos cómo sobrellevamos esa muerte, si es con una nueva Constitución que se vaya amoldando a las necesidades del país o a través de algún otro proceso que vaya a saber uno cuánto tomará», puntualiza.
A su juicio, todo este proceso «cambia bastante nuestra historia constitucional. El hecho de hacerse democráticamente, por personas elegidas con paridad y escaños reservados es una gran innovación en términos globales. Y creo al final que eso es lo más valorable y lo que se recordará».
Respecto a los cambios que podrían ocurrir en caso de una victoria del Apruebo, Cumplido imagina «un proceso de reestructuración más rápido que si gana el Rechazo. En términos simbólicos, el Apruebo podría significar cierto triunfo de lo colectivo».
Gabriel Salazar: “Lo que está en juego en el Plebiscito, en el fondo, es todo el pasado histórico”
Para Gabriel Salazar Vergara, Premio Nacional de Historia 2006, en Chile se ha acumulado «una cantidad significativa de problemas históricos» que no se han resuelto desde el período colonial. Bajo esa premisa, «lo que está en juego, en el fondo, es todo el pasado histórico», cuyos conflictos han estado saliendo a luz desde el 2001 y provocaron «el reventón del 2019».
El autor de Construcción del Estado de Chile y En el nombre del poder popular constituyente explica que el texto fundamental está en el centro de esta pugna. «Desde la Constitución de 1833 hasta la de 1925, hubo una movilización de la ciudadanía por querer cambiar la Carta Magna. Seis guerras civiles. Pero la ciudadanía perdió su apuesta», subraya.
Salazar destaca varios aspectos del nuevo texto, principalmente porque «le entrega a la ciudadanía por primera vez, en más de 200 años, armas políticas para ejercer poder. No voto individual para elegir una propuesta, o una promesa, sino elementos de poder participativo y vinculante: la asamblea comunal, la asamblea regional y la Cámara de las Regiones».
Sin embargo, para el historiador, una victoria del Rechazo podría implicar el triunfo de «la tradición y el proyecto de unidad teórica que las tres constituciones anteriores. Lo más probable es que la gente salga a la calle. Si una cosa ha aprendido la masa ciudadana en estos 200 años de dominio de constituciones que no dictó, es a actuar desde la calle. Ahí sí que tiene experiencia. Si eso quiere el Rechazo, con toda seguridad lo tendrá».
Alejandra Araya: “Se podría decir que el largo siglo XX se acaba con este proceso constituyente”
Alejandra Araya Espinoza, académica y directora del Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile, remarca que este proceso permitió «por primera vez en nuestra historia como República moderna discutir de forma amplia y participativa los principios que rigen nuestra vida en común y que una Constitución no opere como el pacto que sella una guerra civil».
Para la historiadora, en este Plebiscito «se juega la oportunidad de hacer las cosas de otra manera, como también un cambio en la idea de progreso y de futuro, como construcciones históricas», destacando esencialmente la reparación histórica a pueblos originarios, mujeres, niñeces, diversidades sexuales y víctimas de las dictaduras.
«Independientemente del resultado del Plebiscito, el proceso ocupará un lugar relevante en la historia del país y de los análisis del siglo XXI. Quizás se podría decir que el largo siglo XX acaba con este proceso», reflexiona.
Respecto al resultado, Araya destaca la irrupción de la juventud nacida del 2000 en adelante, que ahora está alcanzando la mayoría de edad, ya que son ellos quienes modifican el espacio público con «nuevas referencias culturales» propias de una generación atravesada por el cambio climático, la pandemia y el estallido social.
Sin embargo, advierte que «ninguna ley por sí misma es portadora de fuerza inmanente. Lo interesante es que, en la cultura política de este país, la ley y las leyes son parte de los contenidos de la acción política. Las opciones Apruebo y Rechazo en torno a un objeto cultural complejo, como una Constitución, tienen potencial histórico por la red de significados que las personas le atribuyen a dichas opciones, las que se condensan en la práctica de marcar un voto de forma secreta».
Juan Luis Ossa: “Las constituciones difícilmente cambian a los países por el mero hecho de dejar una norma por escrito”
Juan Luis Ossa Santa Cruz, autor de Chile Constitucional y 1925: Continuidad republicana y legitimidad Constitucional, asegura que «la importancia histórica del plebiscito es innegable: por primera vez la ciudadanía incidirá directamente en la aprobación o rechazo de un pacto constitucional, lo que transforma al referéndum en un acto eleccionario único e irrepetible».
Para el doctor en historia moderna de la Universidad de Oxford, el proceso constitucional «sirvió para encauzar una profunda crisis de legitimidad. Por otro lado, recogió cuestiones importantes para la discusión democrática». No obstante, llama a la mesura a la hora de calificarlo como el único hito «verdaderamente democrático en la historia de Chile», porque «se pierde de vista que todo evento histórico responde a un contexto específico y situado».
Más allá del resultado, Ossa pone el acento en lo que ocurrirá a partir del 5 de septiembre. «A mi manera de ver, ya sea gane el Apruebo o el Rechazo, es conveniente que la discusión continúe con el fin de que las distintas posiciones que coexisten en el país se vean realmente representadas en la nueva Constitución», argumenta.
El investigador del Centro de Estudios Públicos y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez también llama a contener las expectativas. «Las constituciones difícilmente cambian a los países por el mero hecho de dejar una norma por escrito. Como dije, es esperable que la discusión continúe más allá del 4 de septiembre; al menos eso es lo que aconseja la prudencia y la técnica constitucional», concluye.
Carolina Cortés: “El proceso genera un cambio paradigmático, que obedece a una coyuntura histórica sin precedentes”
Una primera definición que entrega Carolina Cortés Silva, historiadora feminista y afrodescendiente de la Universidad de Tarapacá, es que «por primera vez se haría justicia frente a la desigualdad social que se ha normalizado de manera escandalosa» en Chile, donde los procesos constituyentes históricamente son dominados por «hombres privilegiados, miembros de la oligarquía, con nulo conocimiento de las realidades de la población».
«Sin lugar a dudas, el proceso genera un cambio paradigmático, que obedece a una coyuntura histórica bien especial y sin precedentes, pues ha emanado desde la sociedad civil, mediante una revuelta», lo que dio pie a un «ejercicio democrático inclusivo fuera de lo que dictaba la norma impuesta», añade.
La integrante de la Colectiva de Mujeres Afrodescendientes Luanda avizora que, de ganar el Apruebo, «se generarán cambios radicales» que responden a luchas históricas que trascendieron desde «las huelgas obreras de las primeras décadas del siglo XX o el gobierno de Salvador Allende».
Sin embargo, un triunfo del Rechazo provocará «una mayor polarización» en la sociedad. «Vislumbro un descontento social por un fracasado intento de democratizar la institucionalidad y quedará en el ideario colectivo, por una parte de la población, la idea de una revuelta infructuosa», cierra.
Sergio Grez: “El Plebiscito no tiene, visto en una perspectiva de larga duración, el dramatismo con que se le presenta”
Sergio Grez Toso, autor de La cuestión social en Chile, tiene una visión más situada del Plebiscito. A su juicio, lo que está en juego en esta elección es «el borrador del texto a partir del cual los senadores y diputados actuales van a comenzar un largo proceso de reformas constitucionales».
Para el académico de la Universidad de Chile, la Convención «le perdonó la vida al Parlamento», ya que las 58 disposiciones transitorias del texto le otorgan al Congreso «la posibilidad de reformar a su regalado gusto» la nueva Constitución.
Grez destaca que el proceso constituyente es «mucho más abierto y participativo que todos los anteriores», recalcando que hubo «casi una docena de textos constitucionales, desde los reglamentos constitucionales de la Patria Vieja en adelante, que fueron procesos ultra restringidos, oligárquicos y abiertamente anti democráticos».
Sin embargo, cuestiona que «no alcanza los cánones de un proceso completamente democrático, porque la Convención Constitucional no fue una verdadera Asamblea Constituyente libre y soberana, puesto que estuvo determinada en su funcionamiento con el quórum de los dos tercios que le impuso el Congreso a través del acuerdo del 15 de noviembre, y de la reforma constitucional del mes siguiente»
En conclusión, el doctor en historia de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París (EHESS, por sus siglas en francés) plantea que «contrariamente a lo que cree mucha gente, a lo que proyectan los comandos, en realidad el Plebiscito del 4 de septiembre no tiene, visto en una perspectiva de larga duración, que se va a ver con mayor claridad a futuro, el dramatismo con que se le presenta, porque en definitiva no es la ciudadanía la que va a decidir, es la casta política parlamentaria».
Consuelo Figueroa: “Este proceso constituyente nos libera de una idea de la historia sacralizada, intocable e indiscutible”
Consuelo Figueroa Garavagno, historiadora y directora del Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades UDP, sintetiza la importancia del Plebiscito señalando que este 4 de septiembre está en juego «nuestra propia historia».
La académica releva que, por primera vez en Chile, «tenemos la posibilidad de aprobar una Constitución que ha sido creada a partir de un proceso participativo, paritario, plural y democrático» y que «nos libera de una idea de la historia sacralizada, intocable e indiscutible».
«Nos libera, además, de una historia que, en su pretensión de ser única, no hace sino desatender, segregar, expulsar y eliminar a importantes sectores de la población que, habitando el mismo territorio y compartiendo las mismas trayectorias, se les ha situado fuera de la historia y de la pertenencia nacional», subraya.
Desde esta perspectiva, la historiadora avizora que, si gana el Apruebo, «gana el reconocimiento de una sociedad plural y la posibilidad de reparar las enormes grietas producidas, no solo por la violencia, el despojo y la postergación, sino también por el silencio que ha impuesto una historia nacional limitada y rígida».
En tanto, para Figueroa, un triunfo del Rechazo también implica una victoria del «miedo, la rigidez y la exclusión. En definitiva, gana esa idea de historia homogénea que es falaz, en tanto no da cuenta de la complejidad de la sociedad chilena y que, a la luz de los procesos actuales, está claramente agotándose».
Claudio Alvarado: “En el Plebiscito se juega la consolidación de un proceso democrático nunca antes visto en la historia de Chile”
Claudio Alvarado Lincopi, historiador e investigador del Centro de Estudios Interculturales e indígenas (CIIR), plantea que en el Plebiscito se juega «la consolidación de un proceso democrático nunca antes visto en la historia de Chile, que es redactar una Constitución sobre la base de principios democráticos y de participación amplia», especialmente de los pueblos indígenas.
Para el autor de Mapurbekistán, están en juego «dimensiones históricas que tienen que ver, por una parte, con la modificación de un modelo económico social, pero también cultural y político establecido desde la dictadura hasta acá».
En ese sentido, Alvarado comenta que el proceso constituyente abrió un espacio para discutir la historia de Chile en su conjunto. «De algún modo, desde el 18 de octubre en adelante comienza a abrirse nuevamente una discusión por nuestra historia, y cuando discutimos sobre eso, estamos discutiendo inevitablemente sobre nuestros futuros», reflexiona.
El historiador rescata que, independiente del resultado del domingo, la irrupción de los movimientos sociales en la discusión política ha modificado el panorama. A su juicio, ellos empujaron transformaciones que «van a seguir aconteciendo», más allá de que haya un repliegue si gana el Rechazo.
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