Era necesario debatir sobre el Consejo Asesor de Educación Superior: una medida incomprensible
Las nuevas autoridades del Mineduc deberían haber nombrado a quienes colaborarían en el CAES, pero fue sorpresivo el Decreto que lo borraba del mapa institucional.
Por: Hugo Lavados Montes, 12 de agosto 2022 · 09:00 hs
En Chile se habían desarrollado algunas organizaciones integradas por instituciones de educación superior, pero no había existido entidad alguna en la que participaran todas, sin distinción. Desde hace tiempo, ha sido un planteamiento muy generalizado la necesidad de tener una instancia, de participación y diálogo entre todas las instituciones.
Por lo anterior, el año 2022 se creó el Consejo Asesor para la Educación Superior –CAES-, para permitir a todos los actores tener un espacio de encuentro, sin distinguir por tipos de instituciones (universidades, institutos profesionales o centros de formación técnica) o por su naturaleza pública o privada. Se definió como objetivo esencial avanzar hacia una mirada sistémica, que promoviera la colaboración inter entidades, reconociendo el aporte de cada una de las instituciones y valorando la diversidad de proyectos académicos. Eso le permitiría aportar valiosos antecedentes para la definición de lineamientos sobre el desarrollo de la educación superior en Chile. En ese contexto, acepté con gusto la invitación para ser Coordinador General del Consejo.
Iniciar actividades en el segundo semestre del 2022 parecía fuera de tiempo. Sin embargo, luego de analizarlo, se consideró que esta tarea tenía tiempos distintos a los ciclos políticos, y en octubre de 2022 la Subsecretaría de Educación Superior convocó para una primera sesión, invitando a 143 instituciones, que eran la totalidad de instituciones autónomas vigentes, además de autoridades de organismos vinculados con este nivel educativo. De ellas, un 80% respondió favorablemente, con representatividad de los distintos tipos de instituciones y regiones del país. La primera sesión del CAES se realizó el 26 de noviembre de 2021, con participación de rectores y otros altos personeros de la mayor parte de esas instituciones.
Se desarrollaron talleres de trabajo sobre Emprendimiento científico y tecnológico; Transformaciones de los procesos formativos a partir de la pandemia; Estrategia para el incremento de la colaboración en el sistema de Educación Superior; y, Desafíos de la formación para un mundo globalizado: ¿cómo abordar la internacionalización?
La segunda sesión se realizó el 20 de enero del presente año. El tema central se focalizó en los procesos de formación, junto con su mejora, a partir de la experiencia recogida durante la pandemia. Se planteó la importancia para todos de reconocer las mejores prácticas relativas a innovación pedagógica, que potencian el aprendizaje de los estudiantes. Se planteó la idea de un Seminario Internacional, que podría organizarse en agosto 2023, focalizado en la Transformación de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Como es lógico, lo anterior, con el detalle apropiado y la documentación de las presentaciones y los temas debatidos, los puse en conocimiento de la actual Subsecretaría de Educación Superior.
Como es obvio, las nuevas autoridades del Mineduc deberían haber nombrado a quienes colaborarían en el CAES, pero fue sorpresivo el Decreto que lo borraba del mapa institucional.
Con cierta experiencia y conocimientos acerca de la Educación Superior, puedo decir que es una lástima haber perdido la oportunidad de analizar la pertinencia, importancia y oportunidad de una institución como el Consejo. Me parece que solo convocar, una a una o en conjunto, a las organizaciones existentes, estructuradas en torno a los intereses por tipo de institución, es insuficiente para tener un debate de mayor amplitud y profundidad sobre el quehacer hacia adelante. La preferencia por un tipo de institución, y la menor valorización de otro, no es una buena guía para orientar las estrategias y políticas en estas materias.
Creo que es evidente que debiera considerarse como grandes desafíos de toda la educación superior: el cambio en los procesos formativos a propósito de la pandemia y la tecnología; la conveniencia de focalizar la investigación, que tiene que crecer, en una vinculación con el medio que permita que ese nuevo conocimiento lleve a identificar nuestros problemas y fomente la innovación; y la aceleración de procesos de globalización de las instituciones. Como resulta evidente, el financiamiento, tanto en cuanto a su nivel, estructura, fuentes, y regulaciones, es un tema inescapable.
Por cierto, es necesario identificar los obstáculos, considerar las experiencias nacionales y de otros países, para analizar las mejores rutas posibles. En eso, una entidad como el CAES tendría que participar, de forma que en el diseño e implementación de las políticas públicas se considere la complejidad de los temas, desde diferentes perspectivas institucionales. Eso permitiría enfrentar de mejor forma esos grandes desafíos, en el contexto de un sistema diverso, con límites cada vez menos definidos.
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