Más del Rector del INBA y la violencia escolar
Abril 24, 2022

Rector del INBA y la violencia escolar: “El Colegio de Profesores se preocupa de la inmortalidad del cangrejo, y no de lo importante”

Marcelo Soto, ExAnte, 21 de abril, 2022

Ex alumno del Internado Nacional Barros Arana y profesor de Educación Física, Gonzalo Saavedra asumió como rector del emblemático colegio en agosto de 2021. El martes 19 de abril parecía un día normal, hasta que una decena de encapuchados salió del establecimiento, hizo barricadas y quemó una micro. “Hay infiltrados, se nota por la contextura física. También  había niñas, y el colegio es de hombres”, cuenta.


-¿Hicieron algún tipo de demanda los encapuchados?

-No soy político, pero esto no tiene que ver con derecha o izquierda. Esto tiene que ver con intentar destruir la mejor infraestructura que tiene la educación pública de este país. Yo tengo la gracia divina de haber sido alumno, y entender que sí se puede salir adelante, porque el INBA sí transforma vidas.

El 99% de los ex alumnos del INBA te va a decir lo mismo, independiente de que algunos les haya ido mejor o peor que a otros. Como en cualquier comunidad gigante, también hay sinvergüenzas. Pero hoy día hay que darle otro sentido al colegio, porque el INBA de 1902 ya no va más.

-En 2018 hubo un problema parecido y José Maza, ex alumno, dijo que había que echarlos a todos.

-Se enojó y no quería nada con el colegio.

-¿Has visto que esta tendencia violenta se ha agudizado?

-Hoy día participan menos y estuvo en pausa por la pandemia. A nosotros nos cerraron el 2019, en octubre, por el estallido. Eso fue el viernes y el sábado se dio la orden de que se cerraban el Instituto Nacional y el INBA. Desde ahí que estuvimos cerrados hasta el dos de marzo de este año.

-¿Los que protagonizan estos hechos violentos son alumnos o infiltrados?

-Hay infiltrados, se nota por la contextura física, andan encapuchados enteros. Hay niñas también, y el colegio es de hombres.

-¿Del colegio hay gente que participa?

-Sí, pero no tengo nombres.

-¿Cómo fue la experiencia ese martes?

-Empezó temprano a las 8 de la mañana. Salió un grupo de encapuchados desde adentro del colegio hacia afuera, hicieron barricadas que ellos llaman corta calle. Venían llegando estudiantes, los papás los venían a dejar, algunos en auto, otros caminando o en bicicleta.

En medio de ese tránsito de gente de la dinámica escolar, estos muchachines irrumpieron haciendo la barricada, sacando un basurero -que son muy caros- del colegio. Lo prenden. Luego ven que viene una micro; ahí se forma taco porque hay un lomo de toro, entonces la micro estaba detenida, bajaron violentamente a los pasajeros, bajaron al chofer e incendiaron la micro.

-¿Cuál fue tu reacción?

-En ese momento pensé: “ya está bueno ya”, porque lo mismo pasó un par de semanas atrás. Chao con estos cabros. Empecé a cerrar la reja del colegio, que nunca está con candado, la empecé a cerrar para que los niños entraran a clases. Porque hay 1200 chiquillos que sí quieren estudiar.

Algunos inspectores generales llegaron a ayudarme a entrar a los chiquillos, y ahí aparecen los capuchas: “oye, están cerrando la puerta”. Y parte el forcejo. Les dije: “sigan con sus tonteras allá afuera. Dejen que el resto entre a clases”. Y me amenazaban: “Vamos a quemar rectoría”.

En eso, los increpo: “ya sabís que más, salgan, no me rompan más el colegio”.

-¿Qué hacían los apoderados?

-Algunos me ayudaron a cerrar la reja. Pero igual entraron algunos capuchas. Ahí se acabó el forcejeo. Tuve que sacar algunos apoderados para que no se metieran en el conflicto. Voy a terminar de cerrar la reja y pum siento una patada a mansalva por la espalda. Fue un golpe fuertísimo.

-¿Reconociste a algún encapuchado como alumno?

-No, ahí con la adrenalina del momento no alcancé a identificar a nadie.

-¿Eran muy violentos?

-Son violentos siempre, sobre todo verbalmente. De hecho es primera vez que me pasa una agresión física. Por eso me atrevo a decir que son de afuera.

-¿Qué te decían?

-Que me iban a ir a quemar la rectoría, que el colegio no era mío. Entraron al colegio, los seguimos para poder identificarlos, para ver si eran del colegio. Corrieron y corrieron, es un colegio de 7,5 hectáreas, y los perdimos. Ahí se normalizó la cosa, aunque la micro seguía quemándose afuera, y había bomberos y carabineros. Pero ahí siguió todo el colegio en jornada normal de clases hasta las dos de la tarde. No se paró la jornada en ningún momento.

-¿De dónde crees que viene esta violencia, es una cosa política o simple delincuencia?

-No quiero darle ningún tinte de izquierda o derecha, porque cansa esa discusión de blanco y negro: si no piensas como yo eres facho o comunista. El balancín va de un lado para el otro. Entonces el tema político hay que sacarlo de la discusión, de ese conventilleo de pasillo.

Por esto digo que para solucionar esto tenemos que apalancar entre todos, periodistas, sicólogos, sociólogos, académicos. Llevamos 30 años reflexionando, hay que accionar. El Colegio de Profesores tiene mucho que decir.

-¿No te llamaron?

-El jueves me llamó Mario Aguilar, director metropolitano del Colegio de Profesores. Más que para solidarizar, para ofrecerme ayuda. Pero el Colegio de Profesores no puede solucionarlo solo tampoco. Yo soy bien crítico del Colegio.

-¿Por qué eres crítico?

-Porque soy profesor, fui colegiado en mi primera etapa después de titularme. Después me salí por porque tengo reparos a cómo se utiliza políticamente. Los profesores debiéramos ser la columna vertebral de la educación pública en este país, pero estamos preocupados de cualquier cosa, y vivimos en reflexión y nunca pasamos a la acción. Hay que crear un plan como país a corto, mediano y largo plazo.

-Jorge Pizarro, senador, ex alumno del INBA, dijo que había un silencio cómplice frente a estos hechos.

-Sí, porque la gente tiene miedo. El Colegio de Profesores anda preocupado de la inmortalidad del cangrejo, pero de lo importante no se preocupa. Habría que revisar las bases, lo que sustenta el Colegio de Profesores. Hay que entender que es un sindicato. Eso es. Pero también tenemos mucha responsabilidad los profesores de que no nos respeten, de ser mal mirados, hasta vapuleados por la sociedad.

-¿Dónde ves eso?

-En las mismas comunidades educativas del colegio, los cabros no respetan. Ese es el problema hoy día. Esta cuestión se arregla desde las familias. Estos niños de repente no tienen familia, pululan entre casas de amigos, de familiares, si es que no están en situación de calle. Viven violencia en su casa, en la micro, cuando juegan. Entonces no tienen un ancla, no tienen quien les pregunte cómo te fue en el colegio, qué tienes que hacer mañana, vamos al parque. Algunos no tienen mamá ni papá. Y los otros que tienen la fortuna de tenerlos, los papás se sacan la mugre trabajando y se levantan a las 5 de la mañana y regresan a las 12 de la noche. ¿En qué minuto conversan? Es todo un círculo vicioso.

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