La chispa
Claudio Sapelli: “…(a partir de 1989) pasamos de una situación en que cada generación obtenía un ingreso promedio en su vida superior al de la generación que lo precedía, a la situación inversa…”.
Hasta ahora hemos pensado que para explicar el estallido bastaba con recurrir al malestar, pero me parece que eso no resulta en una interpretación totalmente satisfactoria. Explicar el malestar es explicar cómo se acumuló por años una cantidad importante de leña seca, pero no nos dice por qué se incendió. Creo haber encontrado la chispa que lo hizo.
Resulta de examinar los datos de la Casen 2020 (junto con los de todas las encuestas anteriores), organizados por generación, como lo he hecho por años.
Pero antes de entrar en ello, quiero aclarar que no por decir esto encuentro que es menos importante entender qué llevó al malestar. Solo que para entender lo que ha pasado recientemente hay que pensar en qué generó el malestar, primero, que es un sentimiento que para el estallido ya llevaba una presencia de unos 10 años, y después cuál fue el detonante que produjo el estallido.
Creo que las explicaciones que hemos elaborado del malestar son correctas, y se centran en la caída en la tasa de crecimiento de la economía, la caída en el retorno a la educación, en particular la terciaria, y el clivaje generacional. Pero todo ello ocurre gradualmente, durante un lapso largo. No debiera ser en 2019 una sorpresa que Chile ya dejó de ser un caso exitoso en términos de crecimiento. O que quedaron atrás los años que un título terciario era “grito y plata”. Tampoco es novedad que nuestros jóvenes tienen una cosmovisión diferente a la de sus progenitores. Estas tendencias fueron generando un malestar que fue el combustible que dio lugar al estallido. Pero ¿cuál fue la chispa?
La chispa fue un deterioro repentino e importante en el mercado de trabajo de los jóvenes.
Cuando analizamos los datos del mercado de trabajo organizándolos por generación e identificamos el efecto específico de cada cohorte por medio de métodos estadísticos, encontramos que las generaciones nacidas en los 70 tuvieron niveles de ingresos (ingresos resultantes de combinar el efecto sobre los salarios y sobre el empleo) que eran 10% superiores a los de sus predecesores. Repito, los ingresos promedio a lo largo de sus vidas eran 10% superiores a los de la generación que les precedía. Dicho aumento se mantuvo para todas las generaciones nacidas en los 70. De manera que cada generación sucesiva tenía ingresos promedio en la vida 10% superiores a la anterior. Estas son personas que hoy tienen entre 40 y 50 años.
El aumento en los ingresos para las generaciones nacidas en los 80 sigue siendo alto, pero es sensiblemente menor (de 5%). Nuevamente, cada generación tiene un ingreso 5% mayor al de la generación que le precede. Y luego viene la sorpresa.
Para los nacidos a partir de 1989 la estimación de sus ingresos de toda la vida es que serán 14% menores a los de sus predecesores. Esto se ve porque para los años en que han estado en el mercado laboral, sus ingresos han sido 14% menores a los de sus predecesores, cuando sus predecesores tenían la misma edad que ellos. Estas personas hoy tienen 33 años o menos, y para el estallido tenían 30 años, o menos.
Hay entonces un importante quiebre en la evolución del mercado de trabajo, y pasamos de una situación en que cada generación obtenía un ingreso promedio en su vida superior al de la generación que lo precedía, algo que se sostiene por al menos 30 generaciones (desde los nacidos a fines de los cincuenta), a la situación inversa. A que cada generación recibe un ingreso menor a la generación que le precede. Esto ha de haber sido totalmente inesperado, vista la tendencia previa. Esto es, sin dudas, la chispa que enciende el combustible que se había acumulado debido al malestar.
Este resultado es muy nuevo y no tengo una explicación completa de por qué se dio un quiebre tan grande y por qué sucede cuando sucede. Sin dudas que la caída en la tasa de crecimiento es un factor para considerar. El otro es la migración, que ayudaría a entender el timing.
Respecto de la migración, recientemente hay un salto importante en el número de migrantes. Esto es algo que todos sabemos. Pero lo que no está tan establecido es que el salto se concentra en especial en algunos tramos etarios. Son las generaciones más jóvenes las que han sido impactadas con más fuerza por la migración. Para todas las generaciones nacidas desde 1989 en adelante el número de migrantes supera el 10% del tamaño de la generación completa. En la generación en que este número es mayor el porcentaje es de 13%. Para que todas las generaciones tuvieran 13% de migrantes, tendría que haber ¡2.500.000 migrantes!
Esta chispa creo que cambia en algo la apreciación del estallido. Nos permite apuntar a una condición mínima para que la población deje de sentir lo que llevó al estallido y ello es un mercado laboral que asegure a cada trabajador que su trabajo le permitirá vivir mejor que quienes los precedieron.
Claudio Sapelli
Instituto de Economía Pontificia Universidad Católica de Chile
0 Comments