Juan Eduardo Vargas, el 10 de marzo de 2022 – 17:11 hrs.
Juan Eduardo Vargas, subsecretario de Educación Superior.
Al momento de realizar un balance del trabajo que nos ha tocado desarrollar durante estos cuatro años, es necesario volver la mirada atrás y recordar el panorama que había cuando asumimos el desafío de liderar la División de Educación Superior. Lo que podíamos ver en ese momento era un conjunto de diferentes instituciones y actores, sin una configuración clara como sistema y, por cierto, sin una adecuada coordinación. Existían, además, diversas aprensiones relativas a la nueva institucionalidad que debía ponerse en marcha: la subsecretaría, pero también la superintendencia y diversos comités y comisiones que las leyes 21.091 y 21.094 establecen.
Así, pensando en la importancia de conformar un verdadero sistema de educación superior, que considerase a todos los estudiantes y donde las confianzas y el trabajo colaborativo fueran la norma, comenzamos un trabajo que requirió partir por la instalación de la nueva Subsecretaría, formalizando su estructura, conformando equipos y pensando en las mejores formas de dar vida a la nueva institucionalidad y sus procesos asociados. Conscientes de la gran responsabilidad que teníamos entre manos, pero también del sentido de urgencia que surgía del largo tiempo de discusión de la ley de Educación Superior y de la necesidad de hacer mejoras a los distintos mecanismos de aseguramiento de la calidad, iniciamos un intenso trabajo, caracterizado por el permanente diálogo con todos los actores del sistema, sin distinción, entre ellos y en un lugar preponderante, los representantes de las instituciones de educación superior. Además, siempre consultamos a expertos y sometimos a revisión cada propuesta que formulamos.
Es gratificante recordar que incluso en los momentos más álgidos, como durante la aplicación de la PSU a inicios de 2020, mantuvimos los canales de comunicación abiertos con todos quienes lo requirieron, guiados por la convicción de que de esta única forma podríamos superar los problemas. Este estilo ha ido dando sus frutos, los que se evidencian en la buena recepción que ha tenido la nueva institucionalidad en el aporte que ha significado para el sistema, en la mayor coordinación que se percibe, graficada nítidamente en el Comité de Coordinación del SINACES y en la sensación que existe entre las instituciones de educación superior de que forman parte de un todo más importante que ellas mismas y que todas ellas, además, tienen un espacio en el Sistema. Lo anterior se expresa con claridad en el Consejo Asesor para la Educación Superior, creado a partir de la exitosa experiencia del primer encuentro nacional de rectores de instituciones vigentes, y que agrupa adicionalmente a la CNA, al CNED, a la Superintendencia y al Ministerio de Ciencia.
Otra expresión de este trabajo colaborativo fue la puesta en marcha del nuevo sistema de acceso, que se estructuró sobre la base de acuerdos transversales fundados en criterios técnicos y en opiniones de diversos actores, teniendo en todo momento a los postulantes en el centro de la toma de decisiones. De esta forma, hemos podido observar cómo empiezan a construirse confianzas que permitirán seguir avanzando en medidas para aumentar la inclusión de estudiantes que estén en condiciones de cursar con éxito su educación superior.
En resumen, el balance que realizamos es muy favorable, aun cuando siempre hay cuestiones que quedan pendientes o políticas que sin duda pudieron implementarse de mejor manera. En este ámbito, no puede dejar de mencionarse que uno de los retos importantes para los próximos años está ligado con el financiamiento estudiantil y el necesario sistema de crédito que deberá crearse para reemplazar al CAE.
Por último, es menester agradecer a los equipos de la Subsecretaría, cuyo incansable trabajo, incluso en los peores momentos de la pandemia, es el responsable último de los avances que hemos podido concretar. Por cierto, también debemos agradecer a todos los actores del Sistema que han formado parte de múltiples grupos de trabajo a los que hemos convocado y que así apoyaron la buena puesta en marcha de la nueva institucionalidad. En esa línea, se debe reconocer también el rol que juegan instancias como la del Foro Aequalis, que representa un espacio para la reflexión y el diálogo en pos de aportar al desarrollo de las mejores políticas públicas.
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