A las instituciones de educación superior sugiere aplicar un modelo en tres fases: continuidad pedagógica a distancia, reanudación de las actividades pedagógicas presenciales en el marco de las medidas sanitarias, y reestructuración de los modelos de enseñanza hacia uno híbrido que incluya presencialidad y virtualidad.
El Instituto hace un llamado a los Estados y a las instituciones a atender prioritariamente la falta de equipamiento y conectividad, ofrecer servicios y aplicaciones para teléfonos celulares; y garantizar que estudiantes y profesores dispongan de líneas de apoyo constantes, por vía telefónica o por internet.
Exhorta a los Estados a considerar el papel de la educación superior en los planes de estímulo para la recuperación económica y social; forjar consensos nacionales; establecer un marco regulatorio claro; y fomentar la cooperación internacional.
El mundo no estaba preparado para una disrupción educativa a semejante escala, en la que de la noche a la mañana escuelas y universidades del mundo cerraron sus puertas, apresurándose a desplegar soluciones de educación a distancia para asegurar la continuidad pedagógica. En este contexto global de emergencia, América Latina no es una excepción, con apenas 1 de cada 2 hogares con servicio de Internet de banda ancha, y con práctica ausencia de planes de contingencia para enfrentar el cambio del modelo presencial al modelo educativo a distancia, lo que ha impactado de manera inédita a todos los actores de la educación superior.
Esta situación tiene consecuencias en las vidas de los estudiantes, sobre todo aquellos más vulnerables, en un contexto en el que las desigualdades en el aprendizaje pueden ampliarse, aumentando así la marginación y la posibilidad de deserción. Estas preocupaciones están volcadas en el informe
COVID-19 y educación superior: De los efectos inmediatos al día después. Análisis de impactos, respuestas políticas y recomendaciones, (IESALC, 2020), en cuyas palabras introductorias Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO, insiste en la necesidad de velar por la equidad como un principio rector en todas las acciones estratégicas de la educación superior: “Ningún estudiante debe ser dejado atrás por esta crisis. Confío en que este Informe será decisivo para que todos los interesados en la educación superior defiendan este principio y lo traduzcan en acciones significativas.”
Dirigido a los encargados del diseño e implementación de políticas educativas, el documento del
Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) aborda también el impacto que la emergencia global ha tenido en los profesores, quienes han transformado las clases presenciales a modo virtual, sin cambiar el currículum ni la metodología, con dificultades de disponibilidad de equipos, Internet, herramientas y planes pedagógicos, derivando en los que se ha denominado el síndrome del corona teaching, caracterizado por la frustración y el agobio en el proceso de adaptación.
En este contexto, el IESALC anticipa un retraimiento a corto plazo de la demanda de educación superior, debido a la crisis sanitaria y a sus consecuencias financieras, y hace un especial llamado a los gobiernos a contemplar a la educación superior como una herramienta de recuperación económica y, como tal, a formar parte integrante de los programas de estímulo que se diseñen. “Se trata de reconocer políticamente que la educación superior tiene un papel continuo y crucial que desempeñar en el fomento de la movilidad socioeconómica, la innovación y la recuperación económica”, amplía al respecto Francesc Pedró, director del IESALC y encargado de liderar la investigación.
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