PISA 2018: TRAYECTORIAS DE MEJORA EN CHILE Y EL MUNDO
El objetivo de la prueba PISA es evaluar conocimientos y habilidades de los estudiantes y vincular datos de los alumnos, profesores, escuelas y sistemas para entender las diferencias en los desempeños escolares. El propósito es ayudar a las escuelas y a quienes elaboran políticas a mirar el sistema educativo de manera amplia, facilitando una toma de decisiones informada. Desde el año 2000, cada versión de la prueba ha evaluado el desempeño en lectura, matemáticas y ciencia. El 2018 fue la séptima versión de PISA, teniendo como foco central la lectura en un entorno digital, buscando al mismo tiempo evaluar tendencias en las últimas dos décadas. Además, la evaluación recogió información sobre las actitudes y el bienestar percibido por los estudiantes. Un dato relevante en la materia es que más de un 20% de los estudiantes comunican que han percibido bullying en su experiencia escolar.
La evaluación es aplicada a estudiantes de 15 años que estén cursando educación formal. La mayoría de los 79 países participantes evaluó entre 4.000 y 8.000 estudiantes, con una muestra total de aproximadamente 600.000. En Chile participaron 7.621 estudiantes en 258 escuelas, representando a 213.832 estudiantes de 15 años (89% del total de la población en esa edad). Actualmente la prueba se realiza cada 3 años.
En cuanto a los resultados, Chile se ubicó en el lugar 43 de 79 países, situándose en un nivel más bajo que el promedio de la OECD en las tres pruebas (lectura, matemáticas y ciencia), aunque logró los puntajes más altos a nivel latinoamericano, superando a países como Uruguay, México, Brasil, Argentina y Colombia. Según el nivel de logro alcanzado, los resultados de PISA pueden ser calificados en una escala de dominio que va desde el 1 (menor) al 6 (mayor logro). En lectura, 68% de los estudiantes chilenos alcanzó al menos el nivel 2, lo que implica evidencia de dominio en tareas como identificar la idea central en textos de largo moderado y encontrar información explícita, mientras que el 3% mostró dominio en tareas del nivel de desempeño superior (contrastando con el 9% del promedio globa PISA). En matemática, el primer lugar en América Latina lo alcanza Uruguay, con Chile siguiendo de muy cerca. Alrededor del 48% de los estudiantes de nuestro país alcanzó nivel 2 de desempeño (en contraste al 76% OECD), lo que implica que como mímino, pueden interpretar y reconocer, sin instrucciones directas cómo representar matemáticamente una situación simple. Un 1% de los estudiantes chilenos alcanzó alcanzó el nivel superior en matemáticas en comparación al 11% OECD. En este apartado, los países asiáticos (China, Singapur, Macao) son los que logran mayores resultados, con un 44% de alumnos en el nivel matemático superior en el caso de China. Finalmente, en ciencias un 65% de los estudiantes en nuestro país alcanza un nivel 2 o superior, aunque solo el 1% llega a los niveles más altos.
En cuanto a trayectoria, los resultados de Chile han aumentado desde la primera participación del país en 2001. Los mayores incrementos se produjeron en el primer período, para luego mostrar un estancamiento desde el año 2009 (ver Figura). Pese a mantenerse puntuaciones similares, el nivel superior de desempeño de resultados en lectura creció tres puntos porcentuales entre 2009 y 2018.
Figura: Trayectoria de resultados PISA en Chile (OECD, 2019)
El análisis de resultados en relación a nivel socioeconómico muestra que los estudiantes provenientes de contextos aventajados superan en 87 puntos en lectura a aquellos provenientes de contextos desaventajados. Esta cifra no es significativamente distinta a la diferencia entre los dos grupos a nivel de países OECD (89 puntos). Los resultados de Chile en PISA 2009 mostraron que la diferencia entre ambos grupos fue de 92 puntos, evidenciando un pequeño avance en este sentido. En cuanto a la segregación, en Chile los estudiantes con bajos resultados suelen agruparse en escuelas de menor rendimiento, pero en menor medida que el promedio OECD. Por otra parte, un estudiante desaventajado tiene 14% de probabilidades de estudiar en una escuela cuyo desempeño en lectura esté en el cuartil superior, y en paises promedio OCDE la probabilidad aumenta a 17%. Además, muchos estudiantes reportan bajas expectativas en relación a su desempeño académico: en Chile, alrededor de uno de cada diez estudiantes con bajos resultados y uno de cada 30 estudiantes con buenos resultados no espera terminar la educación superior. En cuanto al género, al igual que en todas las regiones participantes, las mujeres superaron a los hombres en lectura, aunque en nuestro país esta diferencia es mejor que el promedio. En matemática, en Chile los hombres superaron a las mujeres, aunque con una diferencia mayor a la OECD. A nivel global, en ciencia las mujeres suelen obtener resultados levemente mayores a los hombres. En Chile, ambos grupos se comportaron de manera similar.
Otros datos relevantes muestran que en Chile el 81% de los estudiantes cree que su profesor parece disfrutar mientras enseña. En general, los estudiantes puntuaron más alto en lectura cuando reportaron que el docente se veía entusiasta e interesado en la asignatura. Por otro lado, un 52% de los alumnos participantes reportó cooperar con sus compañeros, en relación al 62% promedio OECD y un 48% dijo competir con ellos. Cerca del 22% de los estudiantes chilenos reportó sentirse solo en la escuela. Un 64% manifestó sentirse satisfecho con su vida, y pese a ello, un 94% dijo sentirse siempre feliz. Un 84% reportó que usualmente puede encontrar una forma de salir de situaciones difíciles y un 51% manifestó preocupación de lo que otros podrían pensar si es que fracasaran. En la mayoría de las regiones participantes, las mujeres expresaron mayor miedo al fracaso que los hombres, existiendo una mayor brecha de género en los estudiantes con mejores resultados.
En síntesis, los resultados PISA representan no solo una fuente de datos e indicadores para quienes lideran el sistema escolar, las escuelas y los equipos de docentes. Es también una fuente de evidencias que requiere una interpretación colectiva, que permita identificar oportunidades de mejora y profundizar en iniciativas que aumenten la probabilidad de avance en el dominio de los estudiantes. De hecho, una reflexión desafiante para los líderes directivos y docentes es hasta qué punto las tareas y evaluaciones a las que están acostumbrados nuestros estudiantes están más cerca de los niveles 1 y 2 (más bien bajos), que de los niveles (5 y 6) de desafio y complejidad. Sin duda, es interesante comprender mejor qué significan estas tareas de mayor complejidad y cómo sería posible distribuirlas en la población escolar.
Texto traducido y editado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:
OECD (2019). PISA 2018 Results (Volume I): What Students Know and Can Do. PISA, OECD Publishing, Paris, //doi.org/10.1787/5f07c754-en.
OECD (2019). Chile – Country Note – PISA 2018 Results. PISA, OECD Publishing, Pari
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