SEÑOR DIRECTOR
¿Acaso el ethos democrático no consiste justamente en la deliberación continua, la expresión razonada de desacuerdos y la incansable búsqueda de consensos? ¿Cómo puede desplegarse ese ethos, si el Parlamento se convierte en un obstáculo para el debate y renuncia incluso a discutir los temas?
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Tal es lo que busca la oposición de “izquierdas” con preocupante frecuencia; que las iniciativas del gobierno no se discutan siquiera. Esto no es razonable. Menos aún, si la misma oposición carece de un proyecto alternativo de gobernabilidad, y procede, en cambio, con el mero afán de unirse para derrotar al gobierno.
No es lo que el país necesita, particularmente en momentos en que la economía anda a trote regular y las democracias en el mundo entero se hallan debilitadas por la desconfianza y el ascenso de posturas autoritarias e iliberales.
La DC ha hecho lo correcto. Muestra un talante diferente al de esa oposición ofuscada y cerril que bloquea el juego democrático antes de competir con sus ideas y propuestas. Es obvio que con esto, la DC no deja de alinearse al lado de la oposición. Al contrario, al mostrar autonomía aumenta también su margen de influencia e impide que se imponga la política de la ofuscación.
Debe liderar ahora procesos de acuerdo no solo en materia tributaria, sino en otras que pronto ocuparán la agenda. Si por divisiones internas o presiones del entorno opositor, o bien por falta de correspondencia del gobierno, ese liderazgo no logra manifestarse consistentemente, la DC pagará un alto precio; debilitaría su incipiente autonomía, quedaría en posiciones subalternas dentro de la oposición y disminuiría su peso frente al gobierno.
José Joaquín Brunner
Académico UDP
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