Tecnología y empleos
Diciembre 29, 2018

Captura de pantalla 2016-10-09 a las 4.19.07 p.m.“La tecnología no está destruyendo empleos, está sustituyendo perfiles”

Luis Miguel Olivas, responsable de empleabilidad de la Fundación Telefónica, asegura que es necesaria una “transformación global” del sistema educativo que aúne formación y trabajo

BÁRBARA SÁNCHEZ

La lista de tecnologías disruptivas que prometen revolucionar el mundo no deja de crecer: big data, blockchain, Internet de las cosas, cloud, virtualización… Pero con cada novedad, el mercado laboral se agita en busca de perfiles digitales capaces de poner en práctica toda esa técnica. “Nos encontramos en un momento muy cambiante e incierto. También con una paradoja: por un lado, hay unas tasas de desempleo que todavía son altas y por otro, muchos perfiles de trabajo no se están cubriendo”, sintetiza Luis Miguel Olivas (Madrid, 1982), responsable de los programas de empleabilidad de la Fundación Telefónica, que intenta acortar la brecha entre educación y empleo fomentando la formación de nuevos perfiles digitales.

A la incertidumbre hay que sumarle la confusión que generan estos puestos de trabajo novedosos. ¿Qué hace exactamente un product manager, un desarrollador de backend o un científico de datos? ¿Y qué hay que estudiar para ocupar esas posiciones? “Detectamos un problema. En general, la gente no sabe qué perfiles se están demandando, qué conocimientos hacen falta para cada perfil y dónde encontrar la formación necesaria”, asegura Olivas. Esa problemática es la semilla de la plataforma Conecta Empleo, una nueva herramienta de inteligencia artificial que rastrea en tiempo real los perfiles digitales más demandados en España y establece itinerarios formativos personalizados para cada uno de ellos. “La tecnología es una herramienta que habilita, pero las personas son el núcleo que transforma”, resume Olivas. El experto participa en EL PAÍS con tu futuro, un evento que reunirá este martes y miércoles a 3.600 alumnos con casi medio centenar de profesionales en Madrid. El objetivo: acercarles la realidad del mundo laboral para ayudarles a decidir qué estudiar.

Pregunta. La plataforma Conecta Empleo se presentó con un dato: el 80% de los jóvenes que hoy están formándose van a terminar trabajando en puestos que no existen todavía. ¿Esa es una cifra de incertidumbre o de oportunidad?

Respuesta. Todos los cambios que estamos viviendo generan una gran oportunidad porque nos van a obligar a reinventarnos muchas veces en nuestra carrera profesional. El aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida nos va a tener que acompañar siempre. En este paradigma del mercado laboral, ya se está demostrando que la tecnología no está destruyendo empleo, está sustituyendo perfiles: transforma algunos empleos y negocios, obliga a las personas a reinventarse. Se dice que vamos a acabar nuestra vida profesional habiendo realizado entre seis y ocho profesiones (que no trabajos) diferentes. El concepto de renovarse o morir ya no existe. El contexto nos obliga a renovarse o renovarse.

P. En este escenario de aprendizaje a lo largo de toda la vida, ¿cómo puede afrontar un joven de 18 años ese momento de decidir qué estudiar?

R. Hace 20 años, mi padre me dio un consejo: “Estudia lo que puedas y trabaja en lo que quieras”. Esa es la mejor recomendación para los jóvenes que están formándose. Cualquier decisión de estudio que tomen va a ser positiva porque será aprendizaje para ellos y porque les dará unas herramientas muy valiosas para el mercado laboral. Antes, elegir en Bachillerato o Secundaria una rama de lengua o de matemáticas te encasillaba mucho en tu vida profesional, pero hoy hay muchas oportunidades laborales. También les diría que no se centren en el conocimiento concreto, sino en esas otras habilidades transversales: comunicar, liderar, trabajar en equipo… Y que descubran el mercado laboral. Es importante aprender haciendo y orientar tu carrera hacia lo que te apasione.

P. ¿Cómo se debería atajar el desajuste que hay entre la etapa formativa y lo que demandan las empresas?

R. Hay un gran problema en todo cambio o adaptación del sistema educativo y es que el ritmo del mercado laboral es mucho más rápido. No podemos esperar que el sistema educativo cambie a la velocidad del sistema laboral, pero sí tendría que ser un poco más flexible para adaptar y fortalecer esos puntos que en cada momento se consideren importantes para lograr la empleabilidad. Esa es una necesidad de las empresas, que ya estamos creando nuestros propios programas de formación para conseguir los perfiles que necesitamos. Creo que el sistema educativo debería cambiar el modelo de aprendizaje para que esté más basado en competencias y en un aprender haciendo. Se debería aprender jugando, está demostrado que de esa forma el aprendizaje es mucho más rápido. El centro educativo tiene que ser un semillero de nuevas ideas, de niños inquietos y de creatividad.

P. Conecta Empleo detecta los perfiles digitales con mayor demanda en las empresas, ¿cuáles son? ¿Y en el futuro, cuáles serán?

R. Los más demandados siguen siendo los relacionados con la programación web. Pero cada vez más están apareciendo nuevos perfiles digitales: big data, ciberseguridad, videojuegos… Además, estamos haciendo un análisis predictivo para intentar anticiparnos a lo que van a demandar las empresas. Por ejemplo, en el caso del boom del blockchain, estas tecnologías predictivas nos dicen que todavía no hay una necesidad en el mercado laboral, pero que sí puede haberla en el futuro por lo que la estamos mapeando para que en el momento en el que ya haya un aterrizaje más real, podamos lanzar rápidamente contenido formativo. Lo que nos está permitiendo la tecnología es tomar decisiones en función de datos.

P. ¿Ese es un reto para la educación? ¿Ser lo suficientemente flexible para adaptarse a los cambios, pero no lanzarse a por la última tecnología sin tener la certeza de que realmente hay una necesidad de esos perfiles?

R. Efectivamente. El desafío de la educación es poder definir una metodología de aprendizaje lo suficientemente sólida para que se le puedan ir añadiendo las necesidades más novedosas y más disruptivas que vayan saliendo. Pero tienes que construir una base sólida. De nada sirve que sigas bajo la cultura del examen y de darle el mismo tipo de conocimientos a todos los alumnos cuando son personas totalmente diferentes, con distintos ritmos de aprendizaje y que necesitan una personalización de la educación. Hay muchas iniciativas, start-ups y emprendedores que están apostando por la inteligencia artificial como una herramienta para conseguir esa personalización.

P. Se habla de esta generación de jóvenes como nativos digitales pero, al mismo tiempo, hay un déficit de vocaciones científico-técnicas y de perfiles profesionales digitales. ¿A qué responde esta aparente contradicción?

R. La generación Z es 100% nativa digital. Probablemente no sea muy necesario enseñarles herramientas, pero sí las competencias del siglo XXI y de la era digital. Hace falta, además, que cuando lleguen a la empresa no haya una brecha entre su personalidad y la cultura de la compañía. Muchos jóvenes de esa generación Z, que vienen de la inmediatez y la flexibilidad, llegan a la empresa y se encuentran con una estructura jerárquica de toda la vida y procesos muy largos. Las empresas tenemos una gran responsabilidad de cambiar nuestro día a día para entender que tenemos que contar con unos perfiles que nos demandan otras cosas: ser socialmente responsables, generar impacto, un buen ambiente laboral, flexibilidad…

P. Las habilidades transversales o blandas se han convertido en un concepto obligado al hablar de empleabilidad, ¿realmente se valoran en el mundo laboral? ¿Los procesos de selección las tienen en cuenta o todavía siguen pesando solo los títulos?

R. Afortunadamente ha comenzado el fin de la titulitis. En una gran empresa como la nuestra, por ejemplo, ya hablamos de que queremos buscar personas con actitud y motivación, que tengan la capacidad de adaptarse a los cambios que nos va a ir pidiendo la sociedad. Hay que valorar por competencias y no tanto por títulos académicos obtenidos. Lógicamente los títulos te generan un aprendizaje, pero no consigues el valor que necesita tu empresa si contratas al ingeniero que ha sacado la mejor nota en su carrera pero que no sabe trabajar con sus compañeros. Hay un cambio de paradigma, aunque estamos todavía en un periodo de transición. El reto de los departamentos de recursos humanos es también aprovechar la tecnología. Ya se empieza a incorporar inteligencia artificial y se están cambiando los métodos de selección. La fórmula de tú me entregas un currículum y yo te hago una entrevista tiene cada vez menos sentido, sobre todo en el caso de perfiles tecnológicos.

P. ¿Cómo conjugamos la expectativas de futuro con la realidad de un presente con altas tasas de paro juvenil, precariedad y talento que todavía se tiene que ir fuera?

R. La realidad del presente es que hay mucha frustración por no encontrar la oportunidad en el mercado laboral, pero que también hay mucha demanda de personas que no se está cubriendo. Es cierto que los ritmos de transformación digital y cultural que están llevando las empresas son complicados. Hace falta una reflexión global de todos los actores. Esto no es responsabilidad ni de la administración, ni de la universidad, ni de la empresa de forma aislada, sino de todos. También de los propios padres porque desde abajo se pueden provocar los cambios. Es necesaria una reflexión y una transformación global que incluya la educación y el trabajo de forma conjunta

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