Claudio Alvarado de IES: ‘Esperaría que esto logre ser la columna vertebral del gobierno’
‘Hay personas que criticaron que el lanzamiento de este plan fue con mucho bombo. Algo de eso puede haber, pero me quedo con lo central, que es poner el tema de la vulnerabilidad en el debate público’, plantea como primer análisis Claudio Alvarado, director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).
Dice que era esperable esta alianza del gobierno con el mundo privado, y que el hecho de que ‘la sociedad civil se involucre en estos temas puede ayudar mucho, porque está más cerca de los problemas y de las situaciones que se viven en vulnerabilidad’.
—¿Por qué el empresariado se involucró de manera más decidida en el combate a la pobreza?
—La centroderecha suele decir que la solución de los problemas públicos va más allá de lo que puede hacer el Estado, que la sociedad civil puede proveer bienes públicos, y lo mínimo es hacerse parte en este tipo de agendas.
—Pero en el primer gobierno de Piñera no hubo algo similar…
—Entre los dos gobiernos de Sebastián Piñera estuvo el de Michelle Bachelet y la Nueva Mayoría, en el cual el discurso predominante fue el de los derechos universales, gratuitos, que iba de la mano de grandes transformaciones. La respuesta a ese discurso fue que para ayudar a los que más lo necesitan no bastan los discursos abstractos, ni acudir a supuestos derechos universales que se quedan en el papel, sino que se requieren foco, prioridades claras, y acción mancomunada del mundo público y privado. Esta agenda es un intento por materializar esa crítica. Me parece consistente.
—¿Cómo debería desplegarse este plan hacia adelante?
—El primer desafío para el gobierno es dibujar una narrativa permanente, consistente y clara, en que su prioridad política sea la situación de los más vulnerables. Eso requiere controlar la agenda, ir dosificando y mantener esto vivo en el mediano y largo plazo. A nivel de políticas públicas, esperaría que los diagnósticos se traduzcan en proyectos de ley viables, y lo que pueda irse implementando directamente se haga a la brevedad. No sería bueno que después de este inicio tan potente esto desaparezca y vuelva a aparecer en seis meses más.
—¿La pobreza y vulnerabilidad serán los temas con que Piñera quiera proyectarse en el tiempo?
—Esperaría que esto logre ser la columna vertebral del gobierno, que además necesita agendas convocantes, no sólo hacia el país, sino también partiendo por su propia coalición.
—¿Podría también redituarle políticamente al ministro Moreno?
—Son temas relevantes en los cuales está invirtiendo tiempo, esfuerzo y redes, y eso obviamente le puede jugar a favor. Pero pensando en cómo se está configurando el panorama político electoral para los próximos años, soy escéptico de que vaya a surgir de aquí algo así como un candidato presidencial. Mi impresión es que habrá una primaria en el oficialismo, porque no hay un liderazgo claro, y los distintos partidos querrán poner sus nombres. Tengo serias dudas de que Alfredo Moreno pueda llegar a imponerse como el candidato que la UDI, por decir algo, pusiera al frente del competidor de RN o Evópoli. Tampoco sé si a él le interesa. Además, es independiente, y eso le pone una dificultad mayor.
Brunner: Labor del Estado ‘puede y debe ser complementada’
Para el académico de la UDP y ex ministro del gobierno de Frei, la iniciativa liderada por Moreno es interesante, aunque advierte que ella no debe significar un ‘abandono o retiro de la acción estatal’. Entiende que la labor del Estado ‘puede y debe ser complementada por la acción de empresas, sociedad civil y la solidaridad de los chilenos’.
Recordando que en Chile existe una ‘tradición interesante de colaboración con el bien común y de apoyo subsidiario al Estado. Por nombrar solo el ámbito educacional, están la Sociedad de Instrucción Primaria y la fundación de la Universidad Federico Santa María, pero hay decenas de otros ejemplos’.
Desde España y vía correo electrónico, explica que ‘Compromiso País’ es un avance respecto a la forma en que se comprende la pobreza en Chile, haciéndola más compleja y extensiva. Asimismo, afirma que puede ser una oportunidad para agregar nuevas experiencias de colaboración entre el sector público y el privado, aspecto que a su juicio es imprescindible en las sociedades modernas.
—¿La inclusión de académicos y representantes de ONGs puede generar políticas más basadas en la evidencia y más apegadas a la realidad?
— Efectivamente. Debe ser bienvenida en el sentido de agrupar a diversas expresiones de la sociedad civil, y no solo a los empresarios. De hecho, la tendencia global es incorporar a diversos sectores y organismos dentro de los esquemas de gobernanza de los grandes problemas nacionales y globales, como la pobreza, el calentamiento global, inmigración, etc.
—¿Qué tan copernicano es esto? Es similar a la idea de ‘soluciones privadas a problemas públicos’…
—Tiene algo de eso, es inevitable. Pero se debe reconocer que se trata de una iniciativa que puede crear marcos de colaboración donde el fin público se consigue con participación subsidiaria de los privados.
Joignant: ‘La hipótesis de generosidad pura, no la creo’
Es incrédulo respecto a la participación empresarial en el plan de Moreno. No cree que lo hagan sólo por abnegación. Es que para el doctor en Ciencia Política de la Universidad de París y profesor de la UDP, Alfredo Joignant, para estos empresarios, ‘el tiempo es oro’.
—¿Este plan está dando pie para que el empresariado asuma un mayor papel público en la sociedad?
—Esto se puede leer de modo minimalista o maximalista. La lectura minimalista sería que a través de la idea de Moreno entramos de lleno a una fase de táctica de lavado de imagen del gran empresariado, tras años de deterioro por los casos Penta, SQM, colusiones, etc. Pero hay una lectura maximalista, o si prefiere más estratégica que táctica, que podría estar marcando una inflexión en el modo en el que el gran empresariado se va a relacionar con la sociedad. No sabría decir cuál es la correcta. Quizás ambas son compatibles, se puede estar en una dimensión táctica para derivar a una estratégica.
—¿Usted cree que al empresariado le conviene salir a lo público?
—En la medida en que esto les pueda acarrear buenos negocios, como fenómenos de escalada: mejora de imagen, igual mejor marca, igual mejor producción y venta, puede ser conveniente. Lo que no creo es que estas conductas sean completamente desinteresadas. Aquí hay un interés. Por último, un interés ideológico, no necesariamente económico, de preservación del modelo.
—Pero si bien han estado ocultos tras los escándalos y el ambiente antiempresarial, podrían haber seguido en su zona de confort.
—No veo aquí un compromiso explícito del empresariado de hacer grandes inversiones. Sí hay comprometida una mesa de trabajo interesante: gran empresariado, sociedad civil y academia, una fórmula que no conozco en otros países. Suena bien, pero no involucra nada del empresariado, más allá de gastar tiempo.
—Un tiempo que es caro.
—Precisamente, por eso no creo en la hipótesis del desprendimiento o la abnegación. Este es el grupo donde mejor funciona el refrán ‘el tiempo es oro’. Por eso, trato de evitar la mirada ingenua, pero también la conspirativa. Pero la hipótesis de generosidad pura, no la creo; precisamente, porque el tiempo es oro.
—Usted mencionó la hipótesis de un compromiso ideológico.
—Un compromiso con el modelo y su statu quo , donde para preservarlo, hay que hacer concesiones, como por ejemplo, gastar tiempo.
—¿Ve ‘cosista’ este plan?
—Sí. De hecho, es una jugada muy empresarial y super arriesgada, porque en política las cosas se miden por resultados y esta estrategia va a tener que arrojar resultados. |
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