(Daniel Chernilo, Director general de Investigación y Doctorados, Universidad Diego Portales).-
Para distintos ránkings tanto nacionales como internacionales, la existencia de programas de doctorado es un indicador significativo de los niveles de consolidación institucional de las universidades. Por supuesto, muchas de las disyuntivas más importantes a la hora de crear un doctorado son comunes a aquellas que han marcado la discusión nacional sobre educación superior: sin ir más lejos, el financiamiento de los estudiantes y los mecanismos de aseguramiento de la calidad son tan centrales para programas avanzados como lo son para cualquier carrera de pregrado.
Sin embargo, hay una dimensión específica de la formación doctoral que dice relación con su carácter esencialmente colaborativo. Los doctorados son por su propia naturaleza programas en red; los programas de doctorado más prestigiosos de las universidades más importantes del mundo tienen todos como característica compartida su inserción en diversas redes científicas, culturales e institucionales. Quisiera muy brevemente destacar 4 de esas dimensiones colaborativas.
- Los doctorados son por definición globales en su orientación, puesto que aspiran a la formación de investigadores del más alto nivel que estén capacitados para realizar trabajo científico original. Por ejemplo, la validación del conocimiento producido en una tesis doctoral requiere generalmente del juicio experto de un investigador externo a la universidad que entrega el grado. Y la calidad final de ese trabajo científico se evalúa en revistas científicas que circulan globalmente y cuyos artículos son, crecientemente, publicados en coautoría.
- Los doctorados se alojan en comunidades académicas activas y un indicador fundamental de esa vitalidad interna es su inserción efectiva en redes internacionales de investigadores. Visitas, pasantías, coloquios, y colaboraciones de todo tipo son fundamentales en la vida de los programas doctorales. Doctorados exitosos tienen profesores y estudiantes formados en distintas partes del mundo y que comparten una curiosidad insaciable por abrirse al mundo cada vez más.
- Acuerdos inter-institucionales y posibilidades de doble titulación son posiblemente las expresiones más evidentes del carácter colaborativo en doctorados nuevos y universidades jóvenes. Ellas son sin duda una parte muy importante del éxito de los doctorados. Pero ellas no reemplazan, sino que en la práctica se nutren y son resultado del trabajo colaborativo al interior de las propias universidades, unidades académicas y equipos de investigación.
- Crecientemente, los doctorados son vistos como instancias formativas que han de vincularse también con otros actores de la sociedad: la industria, el estado y por cierto la propia sociedad civil. El tipo de investigación que se así se genera se inserta en redes de conocimiento e intervención que entra y sale fluidamente del mundo universitario y que se nutre constantemente de esos aprendizajes.
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