Los partidos que comienzan a jugarse hoy, en la mirada avezada de cinco columnistas políticos de “El Mercurio”
¿Hay dramatismo máximo en esta elección, como algunas candidaturas han advertido a sus electores en esta recta final?, es la pregunta de cajón para abrir el fuego con cinco experimentados columnistas. Observadores agudos de tantas elecciones y candidatos, José Joaquín Brunner, Eugenio Tironi, Francisco Covarrubias, Ramiro Mendoza y Francisco Vidal ponen paños fríos a los agoreros presagios. “Son exageraciones”, dice el primero. Anticipando la ventaja que esta noche tomará Piñera y la segunda vuelta que seguirá -todos coinciden en que la habrá-, su análisis se concentra en las contiendas y definiciones que vendrán a continuación. En el rebaraje de “las izquierdas”, el futuro de la DC, la “tentación” de una retroexcavadora con signo de derecha e, incluso, la posibilidad de Bachelet 2021 que, afirman, ya se conversa en algunos círculos… Por ahí estará la lectura más sabrosa de esta contienda electoral con poca temperatura, víctima, creen ellos, del “reacomodo” que viven las identidades políticas, un proceso que recién debería culminar para la próxima elección.
Pilar Vergara y M. Soledad Vial La reorganización de “las izquierdas”, el destino de la DC y la tentación de desenterrar la retroexcavadora…
Si de esta elección hablamos, el marco lo pone EUGENIO TIRONI. El sociólogo ve un Chile 2017 mucho menos polarizado que el que decidió entre Bachelet y Matthei en 2013. “No hay propuestas refundacionales, los programas de Piñera, Guillier y Goic son híper moderados, e incluso tenemos una izquierda extrema medio de centro respecto de sus congéneres en el mundo”, enumera, porque, para él, “curiosamente bajo Bachelet la sociedad chilena ganó en moderación. Su gobierno, el más reformista desde los 90, deja un sistema mucho más afianzado, al que le dio legitimidad”.
“La cuestión previsional hoy está bastante más encuadrada; en la constitucional, la viabilidad de una asamblea constituyente, que era una gran presión en 2013, está bastante diluida. Lo mismo pasa con fundar un nuevo modelo: las fuerzas que abogaban por eso están disminuidas. La probabilidad de que haya un próximo gobierno radicalizador hacia la izquierda es escasísima, más bien discutimos si habrá continuidad hacia la derecha”.
-¿Qué dirían, entonces, que se juega realmente en la votación de hoy?
-Salvo la alternancia, que puede ser dramática para algún grupo u otro -dice JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER -, estamos en un proceso de gran normalidad en la sociedad, con mecanismos básicos que funcionan, con grados de abstención importantes, pero que tampoco son percibidos como dramáticos”.
“Lo más probable es que gane la centroderecha y Piñera sea el próximo Presidente”, dice el ex ministro y pone el dramatismo al frente: en lo que ocurra en la izquierda a contar de mañana.
Pregunta de balotaje: ¿Se podrá recomponer la izquierda en un mes?
El resultado presidencial es “el partido grande”, complementa FRANCISCO COVARRUBIAS , y está más o menos claro que ganará Piñera. Pero tanto, más interesantes ve los “dos partidos chicos” que se juegan en paralelo. El de la izquierda, y que cree se “exacerbará si Piñera saca buena votación pero no gana en primera vuelta, porque estará obligada a recomponer en ese mes las relaciones que están quebradas”.
Y también la derecha podría vivir su propia ola refundadora, al estilo Bachelet el 2013, si Piñera toma holgada ventaja. “El incentivo que llevó a la retroexcavadora puede darse también en un gobierno de derecha. Y puede ser particularmente complejo si Piñera, a quien estos temas no le han interesado particularmente, no lo administra bien. Ahí puede estar el germen de un conflicto”.
-¿Está de acuerdo con los “partidos” que se jugarán a contar de mañana?, le preguntamos al vocero de Bachelet I, FRANCISCO VIDAL.
Antes de ir al punto, hace su propia reivindicación de este gobierno, que “ha sido el más transformador desde 1990… Corrimos el cerco hacia la izquierda de tal manera que un eventual gobierno de derecha no puede retroceder, entre otras cosas, porque comprometimos gastos”.
Y entrando a los “partidos”, Vidal destaca tres: 1) “lo que pase con las izquierdas, la tradicional, donde estoy, y la emergente del Frente Amplio, para no considerar las locuras de otra galaxia, como Artés”, 2) “lo que se juega la DC”, y 3) qué pasará con los proyectos “Lily Pérez-Amplitud y Ciudadanos-Velasco”.
Para la izquierda, apuesta por una “fusión-integración de sus tres partidos tradicionales: socialista, PPD y radicales”. La DC se juega “su destino y un eventual quiebre. Si ganan la Yasna (Provoste), Huenchumilla, Ximena Rincón y Aldo Cornejo, sencillamente es la cueca en pelotas al día siguiente. O si Goic saca 5 o 6%, y la lista parlamentaria 10 u 11%….”
La encrucijada es la misma para Amplitud y Ciudadanos. “Todo indica que Pérez y Velasco no van a salir, y va a desaparecer esa apuesta de derecha liberal de centro”. “También va a ser un partido jodido qué hace Piñera con la UDI; la de Van Rysselberghe, no la de Bellolio”.
BRUNNER: “Juntar PPD y PS ¡es juntar escombros!”
VIDAL: “Mi idea no es la fusión orgánica, ponle cualquier nombre. En Chile tiene que haber una socialdemocracia de izquierda, a la chilena, y la base material, con lo picantes que parezcan, está en esos tres partidos”.
“Es probable que eso esté en su etapa de disolución”, le responde Brunner. Piensa que si la centroizquierda es derrotada en primera y segunda vuelta, vendrá, primero, “una etapa muy seria de responsabilizaciones mutuas y de tratar de entender cómo un legado tan potente como el que había armado la Concertación terminó siendo carcomido y murió por sus propios padres”. La segunda etapa será “una especie de explosión, y luego la reconstitución. ¿Cómo ha de reconstituirse ese frente social democrático? Hay que ver, más que nada tendrá que ser la constitución de algo nuevo”.
Un relato para la derecha
Atento a la conversación ha estado el ex contralor RAMIRO MENDOZA, y decide entrar al ruedo, desde la mirada de su propio sector.
“A mi modo de ver -dice-, se juega una oportunidad única de establecer ‘una historia, un relato’ de la derecha en el poder, porque la derecha nunca ha logrado invitar a construir un modelo social. Todos los pilares claves de un relato social de la derecha fueron construidos bajo la dictadura, y eso hace que no tenga mucho que mostrar, salvo el pragmatismo. El primer gobierno del Presidente Piñera no tuvo mucho que mostrar, salvo su capacidad de hacer cosas”.
“Eso pasa mucho por la consistencia del Presidente, por su capacidad de invitar a un acuerdo, de construirlo, de cumplirlo. Es el mérito que tuvo la Concertación”.
Carolina Goic Podrá tener -dicen- el 8%, 11% o 6%, pero su futuro se jugará en parte en la parlamentaria DC: Zaldívar vs. Rincón; Walker vs. Cornejo… y el poder electoral que revele Yasna Provoste, quien si logra un alto caudal de sufragios asoma como su posible sucesora.Liderazgos en el SenadoVen a Insulza. Escalona y Walker asoman como eventuales “bisagras” para la construcción de acuerdos. Los tres, sin embargo, peligran electoralmente. También llaman a poner atención en Lagos Weber, si logra una alta votación. En la derecha, sus nuevos senadores serán todas figuras regionales, salvo Felipe Kast.Consejos para los largos días entre primera y segunda vuelta
-¡Que levante la mano el que cree que esto se definirá a dos vueltas!
Los cinco suscribieron la apuesta… “salvo una votación increíble de menos de 5 millones de personas”, precisa disciplinadamente Vidal.
A partir de ese supuesto unánime, les dimos la “pega” de aconsejar a los finalistas qué hacer, cómo moverse en esos largos días hasta el 17 de diciembre.
-RAMIRO MENDOZA, ¿qué le diría usted a Piñera si tuviera la oportunidad de que lo escuchara?
-Que sea consistente. Lo que se trató de construir con el programa fue algo que reflejara la posibilidad de hacerse en un período presidencial, pero que se extendiera a otro. No es un programa construido para cuatro años, sino que tiene elementos que consideran ocho. Y la única forma de poder aterrizarlo en la realidad es que sea consistente.
“La consistencia va a significar que a muchos de su propia gente les va a tener que decir que no, y a muchos ‘de la otra gente’ les va a tener que decir que sí. Eso es súper complejo, porque consiste en intentar reinstalar acuerdos de mediano y largo plazo”.
“En segundo lugar, hay que pensar que los gobiernos de cuatro años no tienen tiempo de aprendizaje ni para hacer experimentos de instalación; es decir, tienen que tener desde ya la claridad de quiénes van a ser las personas con que van a trabajar, y los hitos en los primeros días de su gobierno”.
(A esta altura, el entreparéntesis lo abre José Joaquín Brunner. “Que no repita la ceremonia del pendrive , por favor. Ni la locura de las metas a 100 días, que inauguró Piñera en su gobierno, y que Bachelet continuó, llevándola a un verdadero torbellino y a equivocaciones básicas”. Otro recuerda la “desafortunada” frase de Piñera cuando dijo que en sus primeros 20 días se había hecho más que en 20 años. Tironi precisa: “Esos 20 años que Piñera consideraba una larga siesta de mediocres y apitutados, y que en su discurso actual se han convertido en el paraíso terrenal”.)
“El Frente Amplio jamás va a aceptar un seremi en Coyhaique”
-Y usted, FRANCISCO VIDAL, ¿qué le diría al candidato Guillier?
-Es muy difícil, porque agrupar a toda la centroizquierda es una tarea gigantesca. Para ganar la segunda vuelta, Guillier tiene que hacer converger. Y la única forma de converger, desde el punto de vista de la sana política, es lograr un piso de acuerdo en dos dimensiones: uno de gobierno y uno de gobernabilidad. El Frente Amplio jamás va a aceptar un seremi en Coyhaique, pero sí, al modelo de Portugal, puede aceptar apoyar con sus 10 o 12 diputados algunas ideas.
(Los contertulios, con miradas escépticas, le recuerdan las declaraciones de Sharp esta semana: “No creo que tenga sentido hacer compromisos programáticos ni alguna otra forma de negociación con la Nueva Mayoría”.)
JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER no se aguanta de aconsejar a los dos más posibles competidores de la segunda vuelta:
“A Piñera, que siendo muy probable que gane, muestre la capacidad de asumir una cosa que va mucho más allá de los grupos de derecha; que muestre que ha entendido de qué se trata en este ciclo y tenga un proyecto ‘nacional’, con búsqueda de entendimientos en torno a cosas que permitan hacer acuerdos”.
(“Para eso tiene que dejar actuar a Chadwick”, interviene Tironi.)
“A Guillier -sigue Brunner- le diría que si quiere tener alguna posibilidad real, su disputa no es a la izquierda de nada; es al centro de todo. La gran equivocación que tenemos en el seno de las izquierdas es que estamos discutiendo entre nosotros sobre el riesgo de que el país se izquierdice cada vez más, y por eso tenemos que corrernos más a la izquierda. Pero ese es un error fatal, que dejó a Guillier colgando en el aire. Por el contrario, tendría que ir a disputarle a Piñera los sectores medios, el relato de los acuerdos, mostrar capacidad de rodearse de gente… Y él no ha dado muestra de ninguna de esas cosas, sino de ambigüedad, falta de claridad. Entonces, tendría que hacer casi un harakiri . Mucho más de lo que hizo en su momento Ricardo Lagos cuando dijo ‘he escuchado a la gente’. Y luego reivindicar a la Concertación y proponer un proyecto modernizador… Pero eso no lo va a hacer.
(Vidal sostiene la tesis de que el discurso de Guillier dependerá de los votos. Porque si logra instalarse en primera vuelta entre el 25% y el 30%; Beatriz Sánchez, entre 10% y 15%, y Goic alcanza menos del 10%, ese “relato” que propone Brunner, de mirar hacia la Concertación, “para el combate de segunda vuelta no sirve”. Al revés, argumenta, si Guillier está más cerca del 25% que del 30%, Goic -“milagro”- supera el 10% y Sánchez empata con Goic, ahí sería estratégicamente conveniente mirar hacia el centro.)
A Brunner, el cálculo no lo convence:
“Se está suponiendo que existe una relación de clase social con los partidos. Y ese es un error. La DC no representa necesariamente el centro; los obreros, los más pobres, los jóvenes, van a votar por Piñera. Piñera tiene 10 veces más votos entre los jóvenes que Sánchez”.
“Y muchos obreros van a votar por Kast”, acota Mendoza.)
FRANCISCO COVARRUBIAS sale a desmentir los esfuerzos de ese piñerismo representado por los mensajes de Longueira y Lavín para que los votantes de derecha opten por el “voto útil” que le daría el triunfo esta misma noche.
“Yo creo que sería mejor para Piñera no ganar en primera vuelta. Porque si saca una buena votación, pero no gana, los cuchillos largos en la izquierda van a ser tan grandes, que va a haber cero posibilidad de ponerse de acuerdo… en eso discrepo con Pancho. Porque, además, no hay ningún incentivo para ponerse de acuerdo. Uno puede buscar mínimos comunes denominadores cuando tiene expectativas de ganar, pero cuando no las hay, es imposible, y lo que hay que hacer es afirmar identidad.
“Lo más probable es que en definitiva se repitan los grandes números de la elección en que Bachelet sacó el 48% y Matthei el 25% . Eso significa que no hay ninguna posibilidad de un acuerdo entre la Democracia Cristiana, y el PC, y el Frente Amplio. Eso no pasa de una fantasía. Por lo tanto, yo a Piñera le recomendaría lo que un amigo mío me dijo que hizo cuando fue a una reunión de intelectuales: callaíto pa’ no cagarla . Y a Guillier le diría, como a los enfermos terminales, que ordene los papeles.
Chilenos,”cansados de incertidumbres”
EUGENIO TIRONI muestra su particular ADN, muy concertacionista, por una parte, pero con mirada benevolente y reconocida hacia el gobierno de Michelle Bachelet.
“A Guillier le diría que se acerque a Bachelet, afectiva y programáticamente. Reivindicando su obra sin complejos ni dobleces. Pero no ofreciendo más reformas, porque los chilenos están cansados de las incertidumbres que ellas generan. Que diga que se va a hacer cargo de ejecutar las reformas que están a medio camino con cuidado y cariño, abriéndose a corregir lo que la experiencia indique que hay que corregir. Tiene que mirar al centro. Al voto de Goic que podría irse con Sebastián Piñera. Y, eventualmente, al voto popular obtenido por el mismo Piñera en la primera vuelta, ese que se puede sentir un poco culposo de haberles dado la espalda a Bachelet y a su propia historia. Por el contrario, Guillier no debería intentar conquistar al Frente Amplio. Su voto llegará solo -como lo hacían los PC con los candidatos de la Concertación-, o simplemente no llegará. Ocupar las energías en tratar de conquistarlo es una aventura incierta, que lanzaría a los votantes de Goic a los brazos de la derecha”.
“A Piñera, le diría que se olvide de Kast: sus votos los tiene seguros. Que piense en grande y muestre cómo podría ser Piñera II. Que termine con el ataque al Gobierno; es más: que destaque los aspectos de continuidad con el Chile que heredamos de Bachelet, antes que los de ruptura. Que se comprometa a seguir adelante con las reformas, muchas de la cuales están en sus inicios, con las correcciones que sean necesarias. Que proponga los temas concretos sobre los cuales buscaría alcanzar acuerdos transversales. Por ejemplo, pensiones, modernización de Carabineros, reforma del Estado o Araucanía. También, proyectos nuevos, que abran nuevos territorios y nuevos sueños, a lo Lagos, especialmente en el campo de la infraestructura. O del medio ambiente, continuando la maciza obra de Bachelet en este plano. O, por qué no, en el campo institucional: que invite por ejemplo a concordar entre todos una Constitución para el siglo 21”.
La “revolución silenciosa” que viven las identidades políticas, al estilo de los 80
-Al final, sumando partidos y desafíos, no es poco lo que se juega hoy. Sin embargo, ni las clásicas escaramuzas de la recta final lograron subir la temperatura a esta elección. ¿Cómo se explican tanta indiferencia?
Brunner: “Las cosas están relativamente asentadas, van a volver a votar unos 6 millones de personas. Tampoco las elecciones son distintas en otros países, salvo en momentos muy claves, porque surge un gran líder carismático o hay una gran crisis económica”.
Tironi: “Influye la nueva regulación y que hoy la gente cree que su vida depende más de su esfuerzo personal, otro logro involuntario de Bachelet. Eso es cíclico y va a volver a cambiar. Para mí hay algo más de fondo: un proceso de ‘recoagulación’ de la identidad; si soy de derecha, voy a seguir votando por Piñera, pero menos convencido. Me gustaría hacerlo por Kast. Y a lo mejor hago una pequeña maldad, y voto por él en primera vuelta”.
Vidal: “¿Matías Pérez Cruz? No es una pequeña maldad: es malo de frentón”.
Tironi: “O en el caso de la centroizquierda: siempre he votado socialista, y esta vez a lo mejor me entusiasmo con Goic. Hay una revolución silenciosa en las adhesiones e identidades políticas que se va a consolidar en la próxima elección. Esta elección revela que hay un proceso profundo de reacomodo, como lo hubo en los 80, y si los liderazgos son perspicaces, podrían reordenar el escenario político”.
Brunner: “Estas democracias se vuelven más contractuales, no es el voto de adhesión religioso al que estábamos acostumbrados”.
Vidal: “Agrego a todo lo anterior, por el testimonio de los candidatos en terreno, que la gallada no le cree nada a nadie. Se lo dicen en las ferias: ‘yo votaba antes, y no voy a votar ahora, porque todos ustedes son unos ladrones'”.
Covarrubias: “Son dos cosas: las democracias consolidadas son aburridas, y hay un sano escepticismo de que las dos alternativas se parecen, por un lado, y, por otro, no van a cambiar mucho mi destino. He conversado con muchos candidatos, y hay más indiferencia que rabia. Esta elección está demostrando que la tesis de la ‘olla a presión’ que instaló Atria fue un error. Se equivocó en el diagnóstico de que este país estaba a una semana de su revolución francesa, como le escuché muchas veces”.
-¿Y qué piensa usted, Ramiro, que en la última elección cumplía funciones de contralor?
-La desconfianza en las instituciones conlleva la creencia de la participación irrelevante en lo público y ha reforzado la pertenencia y participación relevante en lo privado. Las personas están ampliamente vinculadas en redes personales (en lo micro y en lo macro). Eso explica esta apatía esencial que no se relaciona con las nuevas leyes electorales, aunque debe reconocerse que ellas sí favorecen a los incumbentes actuales y a los pactos probados.
“En todo caso, el test de hoy pondrá a prueba si los cambios reclamados eran imaginarios épicos de un grupo o si, por el contrario, el riesgo de pérdida de lo logrado se convierte en un primer peldaño en la sostenibilidad de valores como la libertad, la autonomía”.
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