Astrónomo Hernán Quintana: “El Ministerio para las Ciencias no es una solución”
Abril Becerra |Domingo 15 de enero 2017 11:33 hrs.
El próximo lunes la Presidenta Michelle Bachellet enviará al Congreso el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencias y Tecnología. En ese contexto, el científico, quien recientemente fue premiado por American Astronomical Society’s (SAA), criticó la idea de crear esta nueva institución. “Mi punto de vista es que tenemos que resolver otros problemas antes. Que haya más plata y que tomen más en serio la ciencia, un cambio de política de la gente, sin necesidad de la estructura”, subrayó.
El científico Hernán Quintana ya no cuenta con una oficina en el campus de la Universidad Católica. Prefiere ceder ese espacio a los alumnos y profesores que hoy forman parte de la carrera de Licenciatura en Astronomía que él mismo creó en el año 1998.
Ahora, el académico del Instituto de Astrofísica de UC dice estar tranquilo. Ya no trabaja con la misma intensidad de antaño. Hoy le da espacio a otras cosas: construir una casa fuera de Santiago, compartir con su familia, participar en una que otra charla.
Hace casi ocho años el investigador, cuyo foco de estudio ha sido el nacimiento y la evolución de las estructuras en el universo, debió hospitalizarse producto de un cáncer que lo afectó gravemente. Ese fue el punto que lo llevó a alejarse de las aulas.
Quintana es Profesor Emérito de la PUC. También ha sido nominado en dos ocasiones al Premio Nacional de Ciencias Exactas.
“Hubo épocas muy estresantes. Tiempos muy conflictivos, internamente y externamente en la universidad y todo eso pasa la cuenta. Entonces bajé el nivel de actividad. Poco a poco me deshice de las representaciones en comités internacionales, pero por su puesto uno sigue interesado, sigue leyendo artículos. Estoy trabajando en uno que pienso terminar durante este año. O sea, probablemente no vaya a escribir artículos científicos más allá de este año”, dice el académico en conversación con Diario y Radio Universidad de Chile.
Hace poco Quintana fue distinguido con el premio American Astronomical Society’s Education Prize 2017, galardón otorgado por la American Astronomical Society’s (AAS) que destacó al científico por su aporte en el desarrollo de la Astronomía en Chile.
Este reconocimiento, que también ha valorado la labor de Carl Sagan, Fred Hoyle o Frank Drake, consideró que el trabajo del chileno fue fundamental para la creación de escuelas de Astronomía.
El año 1996 y junto a cuatro profesores, Quintana creó el Departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universidad Católica. Más tarde, en 1998 creó la Licenciatura en Astronomía, lo que dio paso para que las universidades de Concepción, Católica del Norte, La Serena, Valparaíso, Andrés Bello, Antofagasta, Diego Portales y Atacama decidieran abrir la carrera en sus instituciones.
“Uno ya está dejando de hacer investigación, así que obviamente fue una alegría y una sorpresa el premio. Era medio inconcebible que ellos me dieran un reconocimiento por cosas hechas acá, lo que es muy bonito”, comenta el científico sobre el incentivo.
¿Se le cerraron muchas puertas cuando se creó la Licenciatura en Astronomía en la UC?
Sí, claro. Había posturas muy rígidas. Había profesores que no querían aceptar a alumnos si no se les garantizaba puestos en la Universidad, lo que siempre es muy difícil. No estaban los recursos. Yo tuve que conseguirme dinero por otras partes. Además, recién ahora el Gobierno se convenció, en los últimos tres o cuatro años, que la Astronomía vale la pena desarrollarla, pero eso no existía antes. Aún con el Observatorio Paranal les resbalaba esto. Ahora no, sobre todo por el desarrollo de todas las universidades en los últimos años. Hoy se han visto las capacidades, las opciones tecnológicas asociadas a observatorios grandes. Ya hay fondos importantes del Gobierno en esta área, pero tomó muchos años convencerlos. Desde hace unos 15 años el Gobierno a través de CONICYT empezó a entregar proyectos más grandes y después surgieron los Institutos Milenio. Después aparecieron recursos de los observatorios internacionales, así que se han ampliado las capacidades y lo otro es que ahora hay un hilo de recursos internacionales que viene directamente hacia nosotros. Hay convenios con China, con Corea, con el Instituto Europeo, con universidades donde hay intercambio.
¿Cuál es el número de estudiantes de Astronomía actualmente?
En este minuto, yo diría que aproximadamente son unos 60 que salen, pero ingreso a primer año pueden ser del orden de los 250 o 300. Hoy existe mucho estudiante de Astronomía, pero hay un problema que siempre nosotros lo hemos mencionado: la calidad. ¿Cómo asegurarse la calidad? Esa es la discusión dura. Si una universidad genera una carrera que toma bajos puntajes, que las hay, porque de esas carreras no todas están sobre los 700 puntos como corte. O sea, ahora, honestamente siempre hay excepciones y esas excepciones son estudiantes que van a poder tener éxito a pesar de esa formación mala que tienen de colegio, pero una mayoría no va a seguir muy lejos, pero hay carreras técnicas asociadas, entonces la idea es que alguna gente que no vaya a tener tanto interés en hacer investigación, pueda seguir una carrera técnica.En este minuto debe haber un número grande de técnicos internacionales que se formó en alguna de estas carreras y que después siguieron una línea técnica, especializándose en computación, estadística o instrumentación.
Lo otro es el atractivo de Chile, los observatorios, el poder hacer investigación y dedicarse 100 por ciento a eso. Aquí hay posibilidades muy grandes. Por eso es que hay mucha gente que quiere venir ahora como profesor visitante y poder observar tranquilo, pero nosotros no podemos acogerlos a todos. Hay que ser muy selectivo: uno o dos no más.
Las condiciones chilenas y el legado de observatorios es cada vez más importante. Pronto, el 70 por ciento de los observatorios del mundo va a estar en Chile. El 30 por ciento está en EE.UU y un poco en Europa, en India y en China otro porcentaje, o sea, eso generó la visión de que la Astronomía es la ciencia donde Chile puede sobresalir.
Pero, ¿esa es una visión reciente?
No, yo la tuve en el año 70. En esa época se comenzaba a construir el telescopio de cuatro metros en el Cerro Tololo. Los satélites ya habían llegado hace dos años antes. El 70 ya habían telescopios medianos y habían estos dos proyectos: uno en Tololo y otro en La Silla, que eran los más grandes en esos minutos. Uno veía venir eso. Ahora lo interesante que pasó, fue la pérdida de tiempo, porque a principios de los 90 no pasaba nada. O sea, hubo 30 años o 20 años que se perdieron, porque no se desarrolló realmente esto, no tuvo el impacto. Claro que la gente se interesó, pero nada más. El nombre de Cerro Tololo se hizo conocido en todo Chile, todos los viajes de estudio al Norte pasaban por Tololo o por La Silla, salían en la radio, en la televisión, pero el sistema universitario estaba trancado y lo desbloquemos a finales de los 90.
Por eso que el premio tiene esa razón de ser. Hoy la gente de afuera que viene a Chile a observar se dio cuenta de que los cambios se produjeron por lo que nosotros empezamos a hacer en todo este ámbito de cosas. Nosotros en esos años no usábamos al 100 por ciento los telescopios, no había suficiente gente para usarlos, ahora no, ahora lo usamos al 100 por ciento. Es una cosa que va por los dos lados: es decir, los observatorios permiten estas cosas pero también nosotros tenemos que hacer acciones, tomar decisiones y definir políticas de forma que permitan que esto se haga y eso ocurrió por nosotros, por la universidad y después poco a poco cambió la visión del Gobierno. En definitiva, pasaron unos diez años más menos entre que nosotros partimos con la carrera y que el Gobierno cambió su visión.
¿Cómo ve que la educación científica se está desarrollando en los colegios?
Uno no puede no ser crítico de lo que ocurre en Chile. Lo que uno ve es que en general en los colegios no hay mucha educación científica y eso es un problema del sistema en conjunto con los profesores. La gente que estudia pedagogía, tienen un pequeño interés, pero no tienen las capacidades. Algunos colegios privados sí hacen esfuerzos, me ha tocado recibir invitaciones de colegios para no sólo dar charlas sino que ellos quieren ir a la universidad, que los alumnos se interioricen, se preocupan de hacer series de charlas en distintos temas, físicas, matemáticas, pero son pocos.
En los años 80 yo me encontraba en cualquier tipo de circunstancia con gente que me preguntaba:” Usted es astrónomo, qué interesante, yo tengo un hijo que le encantaría estudiar Astronomía, ¿cómo puedo hacerlo?”. En toda reunión social me pasaba eso y yo decía: “Nosotros no podemos ofrecerle nada, porque no hay Astronomía en Chile”.
Es difícil la solución de esto. Yo escribí un artículo hace no sé cuántos años y dije que no le veía solución a este problema y todo sigue igual a pesar de todos los cambios.
¿Cuál es su opinión sobre la creación de un Ministerio de Ciencias y Tecnología?
Encuentro que la idea del Ministerio de las Ciencias y Tecnologías tiene sus bemoles. El análisis que hay detrás es cierto: Chile no tiene una política de ciencias. Gasta, como país casi nada en Ciencia y Tecnología. En cifras, el 0, 89 por ciento del PIB cuando hay países que gastan tres o cuatro por ciento, vale decir, diez veces más.
Es cierto que hay que solucionarlo y es cierto que falta un organismo que sea más constructivo, pero que ese organismo sea un Ministerio no es ninguna solución. El Ministerio no asegura nada.
CONICYT se creó en 1967, funcionó por unos años, después no funcionó, luego volvió y el problema que tiene es que a CONICYT no le dan pelota en el Ministerio de Educación del cual depende. Además, el Ministerio de Educación es un monstruo que incluye todas las educaciones.En particular en Chile el 95 por ciento de la investigación está en las universidades, entonces siento que la investigación científica en Chile depende del Ministerio de la Educación y el Mineduc le importa un rábano, porque está preocupado de los profesores de los colegios, las huelgas de aquí y de allá.
Entonces el conflicto es más complejo, porque las universidades son instituciones fundamentales para la ciencia en Chile y las universidades van a seguir manejadas por el Ministerio de Educación.
El Ministerio va a poder canalizar platas como las de CONICYT y en un principio me imagino que quieren multiplicar eso por tres o cuatro, pero no lo van a conseguir. Ahora cuando Chile no ha crecido nada por tres años y hemos tenido problemas de platas muy básicas. Hay que pensar que por primera vez está creciendo la deuda pública chilena que era casi nula. Ahora está creciendo. Estamos en el 20 por ciento y si sigue así, pronto vamos a estar en el 40 por ciento y ya va a empezar el problema.
Otro peligro que hay es que hay poca plata para ciencias y si tú haces un Ministerio y ese ministerio crece, porque va a crecer, puede ser que el Ministerio absorba en su propio funcionamiento una parte significativa de las platas que hay. CONICYT , por ejemplo, cada año es más burocrático y el Ministerio va a ser burocrático por definición.
En Estados Unidos, por ejemplo, no tiene un ministerio de Ciencias y es el país que más gasta en Ciencia y Tecnología. Tiene una especie de CONICYT que no creo que dependa de un Ministerio en particular, porque hay cosas que son más independientes, pero las platas para la investigación científica se va por cuatro o cinco caminos distintos: el Ministerio de Salud tiene financiamiento para investigaciones médicas, investigaciones en ciencias físicas matemáticas, ciencias espaciales, la gran masa va por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
¿Cuál es la importancia de los Ministerios? ¿Cuánta plata manejan? ¿Cuáles son los más importantes: educación, salud? Los Ministerios que manejan poca plata son poco importante, entonces, ¿cuál va a ser el presupuesto de partida del Ministerio de Ciencia y Tecnología? ¿El de CONICYT se lo van a quitar a Educación? ¿Va a salir con un presupuesto chiquitísimo así como el del Ministerio de Medio Ambiente o de Cultura? ¿Va ser un presupuesto de ese orden?
La única oportunidad de una institución así es que tenga un poco de influencia quién lo maneje. Yo he visto renunciar uno tras otro a los presidentes de CONICYT. Francisco Brieva estuvo dos años y renunció y él era una persona que tenía toda la experiencia, contactos políticos por todos lados. También estuvo José Miguel Aguilera que le acababan de dar el Premio de Ciencias Aplicadas. Él estuvo casi tres años y renunció un año antes de terminar porque se aburrió, no podía hacer nada porque no había mucha plata y no lo tomaban en cuenta.
Mi punto de vista, que siempre es un poco distinto totalmente, es que tenemos que resolver otros problemas antes. Que haya más plata y que tomen más en serio la ciencia, un cambio de mirada, un cambio de política de la gente, sin necesidad de la estructura. Más bien creo que el problema es la gente, lo que la gente piensa. Puede que las cosas mejoren, espero que sí, pero va a ser lento. No va a ser la panacea: tenemos Ministerio y se acabó la crisis.
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