Aequalis se encuentra en la etapa final de la preparación de un documento sobre Reforma Universitaria y las opiniones del Rector Baeza en este tema son de gran importancia y un aporte al debate que, a nivel nacional, se ha abierto en esta materia.

¿Cómo evalúa el impacto que la gratuidad ha tenido, a su juicio, en la educación superior y cómo ha afectado a la universidad que usted dirige?

Claramente un impacto positivo. Para una Universidad Católica que lleva el nombre del Cardenal Silva Henríquez, que este año 2016 más del 70% de los estudiantes en primer año esté con gratuidad es sinónimo de coherencia con sus principios. Junto con esta “buena noticia”, es también un gran desafío, desde luego por lo financiero, ya que la gratuidad implica menos ingresos que los que se habrían recibido manteniendo los aranceles; pero por sobre todo, es el desafío de acoger, acompañar, formar con calidad y egresar oportunamente a los estudiantes que se reciben, considerando todos los conocimientos ausentes que traen consigo y todos los apoyos que requieren para el éxito académico. No obstante esto último, nuestra propia experiencia previa en el campo de la inclusión en educación superior, nos hace estar altamente esperanzados, ya que hemos aprendido y comprobado, que un joven con talentos para el mundo universitario, si se le otorgan las posibilidades para su desarrollo, despliega al máximo sus capacidades convirtiéndose en un excelente profesional.

¿Es partidario o contrario a la gratuidad universal y por qué?

Creo que la gratuidad en la Educación Superior es un ideal a alcanzar y ojalá pronto. La gratuidad universal es expresión de la educación como un derecho. Es simbólicamente, además, una reafirmación social del deseo de dejar atrás la educación como mercancía. No obstante ello, estoy consciente que Chile tiene en muchos campos profundas desigualdades que deben ser atendidas con urgencia, en temas tales como salud y pensiones, incluso también en el propio campo educacional, como en los casos de la enseñanza preescolar en los sectores de pobreza, la educación de adulto y el trabajo en las escuelas rurales.

¿Cree Ud. que todas las universidades deben hacer investigación y qué tipo de investigación?

Creo que toda universidad debe investigar, está en su esencia. No obstante, no creo que toda universidad deba ser de preferencia una institución investigadora. En Chile, el bajo número de investigadores de alto nivel y el escaso financiamiento para la investigación (tanto estatal como privado), no permite, por lo demás, asegurar y distribuir los recursos humanos y financieros en todos los centros universitarios. El país requiere de universidades investigadoras, complejas y formadoras de postgrado, pero también necesita de universidades más bien docentes, que formen profesionales en el nivel del pregrado que se incorporen pronto al mundo laboral. Sabemos, además, que la relación universidad e investigación ha cambiado en los últimos años. Mucha de la investigación más importante hoy no está en los centros universitarios, o si lo está, ella es una investigación por encargo de las grandes empresas o del Estado. También es cierto, que en el mundo hay universidades muy valoradas y reconocidas que son principalmente docentes, pero todas ellas tienen una investigación que les aporta calidad de su docencia. Son universidades que han entendido que no se puede ser sólo una universidad que enseña, porque para tener calidad se requiere ser una universidad que aprende y en ello la investigación juega un rol fundamental.

Al parecer todos critican la reforma a la educación superior. ¿Cree que pueda existir un acuerdo sobre el tema o debiera hacerse todo de nuevo?

No creo que deba hacerse todo de nuevo. La propuesta es una propuesta de múltiples deficiencias, pero sería una paradoja inentendible, que el mundo universitario no logre llegar a una propuesta de mayor calidad enriquecida por el debate. Es cierto también, que en este debate hay muchos intereses en juego por lo ya antes dicho, la mirada de la educación más como una mercancía que un derecho, y ello ha llevado que estén sentados a la mesa del diálogo personas que principalmente defienden sus ganancias. Creo que éste es un debate al que le ha faltado una mirada más amplia y más proyectiva. Una mirada más centrada en Chile y su bien común. Ha faltado un debate mayor, no sólo del qué haremos y el cómo lo haremos, sino también del para qué queremos educación superior. Cuál debería ser el sentido de la educación universitaria en el Chile actual. Para más de alguno, de seguro es para integrarnos principalmente en forma competitiva a los mercados internacionales, mientras que para otro, es para ayudarnos a crecer en justicia e igualdad.