“No hay persona que reúna mejores condiciones que Lagos. Nada me parece más satisfactorio para el país”
Agosto 19, 2016

José Joaquín Brunner: “No hay persona que reúna mejores condiciones que Lagos. Nada me parece más satisfactorio para el país”

El ex secretario de Estado dice que ya no es posible corregir el rumbo del Gobierno y plantea que urge recuperar el realismo. Además, cuestiona el desempeño y “falta de rigor” de la ministra Delpiano y sugiere una interpelación en su contra.Renata Fernández RENATA FERNÁNDEZ | POLÍTICA | 05:00 HRS

Tan lapidaria es su visión sobre el rumbo del país y del oficialismo, que José Joaquín Brunner (PPD) publicó hace pocas semanas un libro llamado “Nueva Mayoría, fin de una ilusión”. Pero sus críticas van más allá: apuntan directo a La Moneda y en particular, por ejemplo, a la gestión de la ministra de Educación, Adriana Delpiano.

Además, el ex ministro y miembro de Fuerza Pública aborda las próximas elecciones y plantea que la “mejor” opción para el país es que Ricardo Lagos vuelva a instalarse como Presidente de la República.

¿Cómo evalúa la gestión del Gobierno en educación?
Terminó por cuajar esta imagen de desorden, de falta de una clara agenda, de multiplicación de iniciativas mal preparadas, mal diseñadas, cuadro que genera continuamente una suerte de gran incertidumbre dentro del sistema educacional.

Pero ya se han aprobado proyectos como la Ley de Inclusión, carrera docente…
Es claro que la gran mayoría de los cambios que se han adoptado están todavía en el papel, otros recién se están discutiendo. El programa de reforma estrella, que era la reforma a la educación superior, está recién presentada y va a tomar mucho tiempo salir de ahí. Efectivamente hay algún par de iniciativas que se aprobaron pero cuya aplicación genera gran ruido más que resultados. Todavía no se han dictado los reglamentos que hacen posible la implementación de las leyes. Si toda la etapa de diseño fue improvisada y dio muestras de una mala preparación técnica y jurídica de los proyectos, la implementación está revelando dificultades enormes de capacidad de gestión en el caso del Mineduc.

¿Quién es el responsable de estas deficiencias en la gestión?
La causa de esto es que se han impuesto al Estado, y al Mineduc en este caso, una gran cantidad de contradictorias actividades sin haberse preocupado de realmente modernizar y fortalecer la gestión de los organismos públicos. La causa tiene que ver con que las leyes están construidas con total desconocimiento de cuáles son las capacidades reales que tiene el Estado para luego llevar a cabo lo que se le mandata por vía de la ley.

¿Qué piensa del caso Laureate? La ministra Delpiano dijo que no sabía por dónde estaban sacando el lucro…
Aquí no hay nada nuevo. No hay razones para escandalizarse, salvo quienes tienen la intención de sacarle un provecho político y desviar la atención durante un par de días. Eso se está haciendo. Pero el Gobierno está aquí en un zapato chino, porque sabe exactamente cuál es la realidad pero no tiene una visión clara de qué es lo que quiere hacer. Ahora se le ocurre a la ministra que el Comité de Inversiones Extranjeras sea el que dé una opinión, cuando sólo van a decir que Laureate ha hecho inversiones amparadas en el decreto y de acuerdo a la estructura jurídica del país. Hay una contradicción entre eso y la normativa que se espera que rija más adelante en educación. Con la normativa actual el Gobierno no ha podido probar que haya infracciones a la normativa vigente. En el fondo el problema a esta altura no es de Laureate, es del Gobierno de Chile.

¿No son entonces irresponsables los dichos de la ministra Delpiano?
No quisiera tratar de irresponsable a la ministra porque el problema de la ministra es mayor. El problema es que desde hace varias semanas ella viene diciendo un conjunto de cosas que después se ve forzada a desmentirse ella a sí misma. En este caso obviamente ha hecho una afirmación que desde el punto de vista del rigor que se espera, no corresponde. Delpiano sorprende a todo el mundo y tiene razón Laureate en reclamar un mayor rigor por parte de la ministra. Sus declaraciones son terriblemente riesgosas para el sistema.

La ministra apuntaba a que la ley dice que no está permitido el lucro en universidades…
El debate por el lucro se ha transformado en una discusión cuasi religiosa. El lucro es como una encarnación del mal, del pecado, completamente sacada del contexto global en que hoy existe en el mundo donde hay un capitalismo que se extiende. El Gobierno debiera haber actuado con un criterio de mayor pragmatismo y debiera haber fijado con claridad las reglas del juego.

¿Le parece que instituciones de educación superior lucren?
Uno puede en su sistema reservar un cierto espacio para la operación de instituciones sin fines de lucro y uno puede tener la coexistencia de las dos cosas. Y, en el límite, se puede decidir que en las universidades no quiere tener actividades con lucro. Entonces hay que reglamentarlo bien y hay que crear sanciones. Hay que establecer reglas del juego extraordinariamente claras y sancionables. Nada de eso se ha hecho en Chile. Discutimos en el aire sobre una materia que en la práctica es completamente secular.

¿Cree que el lucro debe tipificarse como delito y que debe sancionarse con cárcel?
No es la manera correcta de proceder. Lo correcto habría sido haber dicho hace años que se tiene una situación ambigua y se tendrían que haber separado las instituciones con y sin fines de lucro. Hoy no resulta ni cómo ni políticamente correcto decirlo.

Al ex ministro Beyer lo destituyeron por no haber fiscalizado el lucro, ¿corresponde hacer lo mismo con la ministra Delpiano?
No fue una medida justa entonces y no lo sería ahora. No es un problema que se pueda resolver así. Nada puede haber sido más injusto, fue una maniobra política. No me parece que la ministra Delpiano esté haciendo abandono de su deber propiamente tal, sino que está manejando su cargo con una falta de rigor completo, lo cual debiera hacérsele transparente a través de una interpelación.

¿La Presidenta no tiene responsabilidad en los errores en la gestión en educación?
Las responsabilidades políticas son directamente del propio Ministerio de Educación, de los equipos de Gobierno y finalmente de la Presidenta en cuanto es la jefa del Estado y de la administración de todas las reformas. Otro elemento es efectivamente el programa. El programa, como ahora se está revelando, no tuvo una real participación de todos los partidos y de todos sus mejores cuadros técnicos, donde hay una gran experiencia acumulada. Fue hecho en un circuito muy cerrado con el intento de marginar a los partidos y sus tecnocracias. El programa está lleno de ilusiones, utopías, sueños y deseos que no tienen ninguna posibilidad real de materializarse.

¿Se está a tiempo de corregir el rumbo?
Ya es poco lo que se puede hacer, el Gobierno está sacando la pelota al córner en distintas materias. Con la gratuidad se ha hecho eso, porque no se dice al país que la gratuidad es imposible ni ahora ni en las próximas décadas. En vez de sincerar el panorama lo que se hace es sacar la pelota fuera de la cancha a través de una glosa presupuestaria. Se está discutiendo con prescindencia de los datos reales sobre estas materias y al final todo el mundo sabe dentro de la Nueva Mayoría y en el Gobierno, que en realidad lo que hay que tratar de hacer es evitar los desastres y de parar determinadas iniciativas. El realismo se está haciendo a escondidas sin explicarlo ante el país, y se está tratando de poner la pelota fuera de juego de una manera sin que nadie se dé cuenta. La gente ve una gran confusión, y se está ante un Gobierno que no es capaz de llevar adelante sus promesas pero no explica por qué.

¿En este escenario, debe proyectarse la Nueva Mayoría?
Al país no le conviene que la Nueva Mayoría se proyecte en las condiciones en las que está hoy día. Me parece muy difícil que surja espacio para clarificarse internamente y para llegar a un acuerdo auténtico, no puramente electoral, en torno a un programa que ponga límites a los sueños y sea un programa realista. Es muy difícil que eso ocurra.

¿Y en qué condiciones está el Gobierno?
El Gobierno pasa por un momento de mucha debilidad frente a la opinión pública, con un apoyo muy desordenado de sus propios partidos, con un equipo de Gobierno debilitado en su flanco central que es la parte política, y con una Presidenta que no ha logrado restablecer su vínculo con la sociedad civil. Es un Gobierno que está ante el riesgo de tener que entregar la administración a la oposición, si es que la oposición lograra realmente constituirse en una alternativa. Hoy día no lo es.

¿No hay algo que rescate de la gestión del Ejecutivo?
Hay que reconocer que ha mantenido una línea en lo central a través del ministro de Hacienda, que es la línea de intentar mantener un manejo serio de la economía sin políticas populistas.

Usted fue ministro y está vinculado a la historia de la Concertación, ¿le gustaría que Ricardo Lagos fuera Presidente?
No hay una persona que reúna mejores condiciones que Ricardo Lagos. Nada me parece mejor ni más satisfactorio para el país. Ojalá que en torno a él se congregaran un conjunto de partidos y fuerzas políticas que le permitieran a él dirigir un Gobierno como el que ha insinuado. Un Gobierno extremadamente realista pero con visión de futuro. Esa mezcla es la que no hemos logrado restituir aún. Si Lagos finalmente decide que será candidato va a depender de si en torno a él se genera una agrupación.

¿Es posible pensar hoy en un escenario donde partidos oficialistas se agrupen en torno a la figura de Lagos?
Es muy difícil, pero sigue todo totalmente abierto. Por eso me imagino que Ricardo Lagos aún no ha tomado una decisión. Está viendo si en el país se producen el conjunto de dinámicas que permitan hacer un Gobierno que haga avanzar al país, porque la alternativa es que tengamos otro Gobierno en el marasmo.

El PPD está en pleno proceso de refichaje, ¿confirmará su militancia?
No. Así como me siento muy identificado con historia dentro de la cual el PPD es parte importante -como partido abierto, democrático y liberal- siento que hoy no representa nada que pudiera ser significativo. Hoy el PPD aparece como una fuerza de reacción, como una fuerza extremadamente conservadora.

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