Una educación digital para una sociedad desigual en Latinoamérica
Miembros de los organismos internacionales más importantes de América Latina debaten sobre el futuro de la educación en la región
Miembros de la comunidad universitaria junto con representantes de las organizaciones internacionales más importantes en Latinoamérica han debatido este miércoles sobre la necesidad de dar un paso más en la educación: se necesita una transformación a lo digital, han asegurado. El foro, organizado por la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y la Agencia Efe, puso de manifiesto los retos que enfrenta una sociedad con graves problemas de desigualdad y analfabetismo de cara a una educación global.
Las medidas innovadoras que muchos de los ponentes plantearon chocaban de frente con la idea que la representante de la Secretaría General Iberoamericana, Leonor Calderón, puso de manifiesto: “Aunque se haya duplicado el número de universitarios en la región, pasando de un 20% en 2000 a un 40% en 2010, no ha sido igual para todos. Sólo uno de cada 10 jóvenes más pobres va a la universidad, mientras que esta cifra asciende al 50% entre las familias más acomodadas”. Y remató: “Vemos que todavía hay clases sociales en la educación”.
La coordinadora de Estrategia Digital Nacional, Alejandra Lagunes, habló del cambio de paradigma con la revolución tecnológica, en la que cada dos días se crea “la misma cantidad de información” que la generada desde el “inicio de la humanidad hasta 2003”. Y recordó que todavía hay unos 4.000 millones de personas desconectadas a Internet. “¿Qué nivel de innovación y disrupción vamos a experimentar cuando tengamos a toda la población conectada?”, se preguntó.
Pero no hace falta irse tan lejos. En México menos de la mitad de la población tiene acceso a Internet, un 44,4% según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística mexicano. En un país con la mayor proporción de jóvenes (menores de 24 años) de toda Lationamérica, un 48%, la implementación de la tecnología en la educación supone todo un reto, según asegura Lagunes. Pero todavía sigue llegando a poca gente.
Hablar de una era digital en un contexto así supone algunas contradicciones. En México la primera causa de deserción en la educación es el embarazo adolescente, según la OCDE. “En Latinoamérica hemos entendido el desarrollo educativo desde el cemento, esto es, se ha valorado el número de escuelas construidas y no la calidad”, critica Leonor Calderón, de la Secretaría General Iberoamericana. Y añade: “Los presupuestos nacionales a veces constituyen un vehículo de exclusión social, ya que destinan más dinero a los lugares más desarrollados”.
Pese a que la cantidad de latinoamericanos que estudian en el extranjero no llega a un 1% de los universitarios, el embajador de España en México, Luis Fernández-Cid, destacó que es todo un logro que 7.000 mexicanos fueran a estudiar a España en 2015.
El debate se centró en la inclusión transversal de las tecnologías de la información y el uso de sistemas virtuales de enseñanza. El director general de Educación Superior Universitaria fue más allá: “Tienen que cambiar las universidades o Internet podría acabar con ellas”. El exalcalde de Madrid y exministro de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón, señaló como presidente del Consejo Social de la UNIR que una de las prioridades de Latinoamérica debía ser transformar la educación: “Se deben utilizar los instrumentos de la era digital para lograr que las nuevas generaciones adquieran los conocimientos necesarios para ser plenamente competitivos en un mundo globalizado”, afirmó.
La directora y representante en México de la Unesco, Nuria Sanz, hizo hincapié en que globalización no significa dejar a un lado la diversidad cultural de cada país. “Hay un problema grave de analfabetización en la región. Hay millones de personas que no saben leer ni escribir en su lengua materna en toda América Latina. El bilingüismo no debe asociarse siempre al español y al ingles, podría ser también el español y el náhuatl”, señaló.
El foro ha coincidido con el día mundial por las víctimas del Holocausto y Ruíz-Gallardón quiso apuntar a que la educación no sólo es conocimiento: “La juventud alemana de entonces era una de las mejor preparadas del mundo y contribuyó a uno de los episodios más vergonzosos de nuestra historia. Educar no sólo es transmitir datos, sino valores”, concluyó. La sentencia de Leonor Calderón ponía fin al coloquio: “El ser humano para aprender necesita comer. Necesita estar sano”.
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