Sectores de la educación califican Reforma del área como el gran fracaso del Gobierno
Fernando Seymour | Martes 26 de enero 2016 20:46 hrs.
Un proceso inconsistente y poco prolijo son algunos de los calificativos que recibe, a más de dos años de que fuera anunciado el proyecto. Investigadores y estudiantes no dudan en apuntar a la incapacidad política y la ausencia de un diseño claro, en una iniciativa que vivió un nuevo retraso legislativo.
Aparecía como una de las grandes promesas en los discursos de campaña de la entonces candidata Michelle Bachelet. También como una de las principales medidas del programa de gobierno. Y, por supuesto, como una de las más importantes reformas que comenzó a tramitarse fuera y dentro del Congreso Nacional.
Sin embargo, la Reforma Educacional y sus diversos contenidos han ido diluyéndose en estos casi dos años de Gobierno. Anuncios que aún no se concretan. Postergaciones y aplazamientos reiterados. Desacuerdos entre el Ejecutivo y los partidos de la Nueva Mayoría, así como entre las propias colectividades oficialistas.
Pero también cambios en el Ministerio de Educación (Mineduc), a nivel de autoridades y de contenidos. Adriana Delpiano en reemplazo de Nicolás Eyzaguirre. Fragmentación de la Reforma, según distintos actores involucrados, de un modo incoherente. Incluso, la controvertida glosa en la Ley de Presupuestos en favor de la gratuidad para la educación superior, y que tantos conflictos ha generado.
Acusaciones de falta de liderazgo e indefiniciones que han terminado por desvirtuar el proyecto estrella del Gobierno, considerando que previamente una Reforma Tributaria allanaría el camino económico para disponer de los recursos necesarios. Reforma que hoy se encuentra en el Congreso bajo el nombre de “reforma de la reforma”, luego que los propios legisladores reconocieran la insuficiencia de la ley promulgada.
“Inconsistente, incoherente y poco prolija”. De esta manera califica la reforma la académica de la Universidad de Chile Jenny Assael, investigadora del Observatorio Chileno de Políticas Educativas (OPECH).
Incluso “una reforma involutiva”, independiente de los distintos sectores e intereses que abarca, considerando que lo que se contemplaba en el programa era el fortalecimiento de la educación pública. “Lo que se está haciendo es entregar, cada vez más, mayores recursos del Estado a los privados”.
Y es que como parte de su análisis de lo que han sido estos dos últimos años, la académica advierte que existe una tensión al interior de la Nueva Mayoría, tensionada por la derecha y por un sector importante de la Democracia Cristiana.
A lo anterior agrega que “no hay una voluntad real o una capacidad política para fortalecer lo público. Todo lo que se hace es concesión a la derecha, más recursos a los privados, amarrados a la Constitución. No existe una reforma estructural y en lo que se avanza es más bien en las reformas privatizadoras”.
Entre los estudiantes de educación superior, en tanto, existe una negativa evaluación de lo que ha sido el proceso de la Reforma. Así lo aseguran desde la Confech, a través de Camila Rojas, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH).
“No ha existido una discusión profunda con los actores de la educación, lo que es una de las cuestiones que nos preocupa, porque el proyecto puede aplazarse y no ingresar al Congreso. Sin embargo, la discusión sustantiva no ha existido”.
Su insistencia radica en que “lo que nos han presentado hasta ahora desde el Ministerio de Educación son borradores que no contemplan las discusiones que hemos propuesto ni las iniciativas que queremos que se implementen en una reforma”.
Es por ello que no duda en apuntar a la incapacidad de las autoridades para realizar la Reforma respecto de la cual, asegura, existe legitimidad social para que se produzcan las transformaciones. “Ha existido una incapacidad para aunar los esfuerzos que están por construir la Reforma, sumándose a la oposición de los sectores de la derecha que se ha visto reforzada en tanto la incapacidad del Gobierno por sacar la misma”.
De hecho, por ahora, el envío al Congreso del proyecto que busca reformar el sistema de educación superior fue postergado nuevamente. Esta vez, de manera indefinida, tal como lo anunciaron desde el Ejecutivo. A lo que se suma la discusión por carrera docente, iniciativa que este martes tuvo un nuevo retraso en el Senado. (ver nota relacionada)
Fracaso, retroceso y ausencia de diseño
Pero las críticas a la liviandad con que se han desarrollado los procesos también han surgido desde el ámbito de la educación escolar.
Y es que en enero de 2015, el Congreso aprobó la Ley de Inclusión, un paso esencial para terminar con el lucro, la selección y el copago en la educación escolar particular subvencionada. Sin embargo, a casi un mes de que los estudiantes retomen sus clases, aún no se publican todos los reglamentos necesarios que exige la normativa. De hecho, el Mineduc solo ha cumplido con tres de los quince que se requieren, considerando que la normativa entrará en vigencia el 1 de marzo próximo.
Acusaciones contra el Gobierno por lo que consideran su desprolijidad en la improvisación respecto del proceso reformista. Situación que ha provocado molestia e incertidumbre entre los sostenedores de los establecimientos, quienes acusan no conocer el alcance ni las limitaciones de las normas que los regirán.
Así lo han planteado, por ejemplo, desde la Federación de Instituciones de Educación Particular y también de la Corporación Nacional de Colegios Particulares de Chile.
En ese contexto, la investigadora Jenny Assael también plantea que existe incapacidad política, donde “tampoco hay un diseño, porque cada vez que se hace algo, después se negocia y se tiende a privatizar”.
De hecho, define el proceso como “un fracaso y un retroceso. No hay avances y cada día le estamos entregando mayores recursos del Estado a los privados”.
Pero no solo se trata de una falta de voluntad política para incluir a los distintos actores sociales, como advierte Camila Rojas. También de las diferencias dentro del Gobierno. Incluso, advirtiendo sobre el poco sentido que tendría, a esta altura, un cambio de autoridades.
“Lo que vemos con preocupación es que la ministra Delpiano no juega un rol tan relevante dentro de la discusión de la Reforma. Pesan más Eyzaguirre desde la Segpres y Valdés desde Hacienda. Y son ellos los que marcan la pauta de la discusión sobre educación, lo que es grave, en la medida que ni la Segpres ni Hacienda ponen por delante el debate de educación, sino que prima cuánta plata va a existir”.
En suma, afirma que se trata de una ausencia de la discusión sobre educación. “El 2015 fue un muy mal año y de mucha incapacidad, especialmente para el movimiento estudiantil y quienes queremos cambios en educación, porque lo que ha primado es una discusión financiera, donde la discusión de fondo no estuvo presente”.
De hecho, para la académica de OPECH, en el caso del término del financiamiento compartido, “la fórmula es que el Estado le entrega plata a los particulares subvencionados. En el caso de las universidades, el Estado le entrega recursos a las privadas. En realidad es mejor que no se hubiera hecho nada”.
A eso agrega el tema de los profesores, sus movilizaciones y lo que considera un proyecto de carrera docente a sus espaldas. “Para hacer reformas como las que se están haciendo, estábamos mejor antes de estos dos años, que como estamos hoy”.
Sin embargo, igualmente surgen mensajes que apuntan a concretar el anhelo de muchos. “Estamos ante una oportunidad histórica para hacer transformaciones en educación, por lo que las esperanzas y las movilizaciones están puestas en que efectivamente exista una reforma, pero que contemple lo que ha venido planteando la sociedad en los últimos años”, concluye la presidenta de la FECH, Camila Rojas.
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