En un reciente trabajo analizamos la evolución de los sistemas de evaluación de aprendizaje en América Latina en la última década. Creemos que es justo decir que América Latina ha continuado el proceso de construcción de sistemas de evaluación educativa iniciado en los años noventa. No solo no observamos signos de retroceso, sino que vimos señales de que los sistemas han madurado.
Sin embargo, no todas las noticias son buenas. Nuestro análisis encontró que, a pesar de los progresos observados, aún existen muchas debilidades. La experiencia de los países de América Latina confirma que la construcción de un sistema de evaluación educativa efectivo, que informe y apoye las mejoras en la calidad de la educación, es una tarea laboriosa y compleja que requiere una alineación de los objetivos de aprendizaje, de los estándares, del currículo y de otros aspectos fundamentales como la formación docente.
La evaluación de la educación se está consolidando en la región y hay claros signos de progreso, pero sigue siendo necesaria una mayor consolidación. Hacer buen uso de los datos para mejorar la calidad de la educación sigue siendo el talón de Aquiles de estos esfuerzos. Como aspecto positivo, rescatamos que existen buenas prácticas en varios países de los cuales toda la región puede aprender. Y para esos países que están empezando a construir sus sistemas de evaluación educativa, la lección es que éste es un camino que vale la pena recorrer, aun cuando exige un compromiso a largo plazo y un apoyo político sostenido.
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