José Joaquín Brunner: “Hoy el problema más grave del Gobierno está en la herencia que dejó el gabinete anterior”
Plantea que la Presidenta no ha dado directrices claras sobre qué espera de sus ministros, cuya tarea prioritaria es ordenar los errores de gestión del antiguo equipo. Celebra el sinceramiento y corrección de proyectos, medida que, dice, “está en la mejor tradición de la Concertación”. Renata Fernandez | Política | 05:00 hrs
Aunque desde hace décadas es militante del PPD, José Joaquín Brunner asiste poco a actividades partidarias. Y aunque es consejero de Fuerza Pública, también ahí su participación es acotada. Esto, dice, porque hoy está concentrado en difundir sus ideas y análisis sobre coyuntura, labor que en ocasiones le ha significado criticar duramente al Gobierno.
Orgulloso de los 20 años de Concertación, el ex ministro vocero de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, aborda el actual escenario político y desmenuza los últimos cambios en educación.
¿Cómo evalúa los dos meses de gestión del nuevo gabinete?
El nuevo gabinete está buscando hacer por primera vez una agenda de Gobierno, con prioridades, con claridad y con determinación de los recursos. Están haciendo algo que se debió haber hecho desde el primer día, y que no se había hecho, y es positivo que esté ocurriendo. Pero hasta aquí, en lo concreto, todavía no logran exponer una agenda y comunicarla al país. Tenemos una Presidenta que no ha dado señales definidas de qué es lo que ella espera de su nuevo gabinete. La gestión del nuevo equipo, si bien es auspiciosa, todavía no logra introducir un ordenamiento al interior del Gobierno.
¿Por qué la Presidenta no ha dado señales concretas?
Lo que le ha ocurrido a la Presidenta es algo complicado, porque tuvo un programa que ella concebía como algo muy claro y definitivo, y que lo expuso al país en condiciones completamente distintas. A la Presidenta le corresponde una tarea muy delicada: dar un giro claro y definitivo respecto de lo que ella imaginó que iba a ser su Gobierno. Por lo tanto, está haciendo el giro con relativo cuidado, de modo tal que no se le empiecen a caer pasajeros del barco.
¿La designación de Eyzaguirre en la Segpres es funcional al objetivo de rearme y orden?
Lo que uno debiera esperar es que Eyzaguirre venga a potenciar el giro del equipo político hacia una agenda más realista, más acotada, con prioridades claras. No se entendería que se le haya llamado para formar parte del equipo para que desde dentro impida que eso ocurra. Uno tiene que suponer que con su trayectoria -y luego de constatar en el Mineduc que funcionar sin agenda llevó al fracaso de su gestión- lo que viene a hacer es a reforzar en el giro que está intentando hacer el gabinete.
¿Queda en entredicho el rol de Jorge Burgos como jefe de gabinete?
Esos análisis si bien resultan entretenidos, confunden la organización de un Gobierno con un club de Toby. Si bien las relaciones personales pueden tener algún pequeño efecto no es eso lo decisivo.
¿Fue triunfo de Burgos que La Moneda haya accedido a la petición DC de postergar la votación de la ley de aborto?
Eso muestra que el nuevo equipo está empezando a actuar de una manera racional, donde si hay una querella interna respecto de un punto que es muy sensible, se da una señal de prudencia. Pero eso no significa mucho si el Gobierno, la Presidenta y la coalición no están en condiciones de mostrar al país una agenda clara. Ya empieza a insinuarse una agenda acotada, con objetivos de reforma claros y con recursos y carta de navegación.
Dice que la agenda comienza a insinuarse, pero ya van 16 meses de Gobierno. ¿Dónde está la falla?
Hubo un programa completamente desequilibrado, porque más que una agenda de Gobierno era un conjunto de enunciados sobre sueños de todo lo que un conglomerado progresista puede querer. La primera debilidad del Gobierno estuvo en no traducir ese programa en una agenda clara. Después, el equipo original demostró no estar a la altura y ser perfectamente inhábil y poco competente y tuvo que ser cambiado. Además, el Gobierno tuvo una ensoñación programática y se dedicó el primer año a alimentar expectativas. El Gobierno se les fue de las manos porque no se puede gobernar inflando las expectativas, todo lo contrario.
El ministro Valdés anunció cambios a la Reforma Tributaria ¿El apuro por legislar ha significado aprobar proyectos deficientes?
Revela improvisación, precipitación, debilidad técnica en el diseño, ideas contradictorias jugando en un mismo proyecto, leyes que llegaron al Congreso y tuvieron que ser re hechas a la rápida bajo múltiples presiones. Uno no podía sino esperar resultados mediocres.
¿Cómo toma el llamado sinceramiento que hizo Valdés?
Está en la mejor tradición de la Concertación. Es lo que hicieron desde Alejandro Foxley en adelante todos los ministros de Hacienda, y muy notablemente Eyzaguirre y Velasco: ser extremadamente claros con el país, explicando que los límites están dados por la capacidad de crecer. Donde hace falta sinceramiento es en el corazón del programa de Gobierno.
Alude a la Concertación, que ha sido duramente criticada por la Nueva Mayoría el último año.
Quienes tienen una visión en extremo negativa de los años de Concertación, se hicieron cargo del Gobierno y demostraron no tener madurez para dirigir un país. Este grupo demostró que no tenía la capacidad de gestión para manejar una etapa delicada del país.
¿Cuál es hoy el punto más débil del Gobierno?
Hoy el problema más grave del Gobierno está en la herencia que dejó el gabinete anterior. El nuevo gabinete además de tener que hacer un ajuste duro, tiene agendas o muy desordenadas, como la de educación; muy divisivas, como la laboral; o muy inciertas, como en el resto de los sectores. Eso le pone al equipo actual una doble tarea, ya que tienen que ajustar la marcha del país, porque la economía así lo obliga, pero luego tienen una tarea más complicada, que es cambiar el desorden con que venía avanzando la gestión.
¿Puede proyectarse la NM?
Como nunca el escenario está abierto. Hay un inicio de un giro por un lado, una situación económica que se está volviendo más restrictiva, todo combinado con escándalos que no terminan por encontrar su cauce definitivo. En este cuadro lo único que importa es saber si el Gobierno tiene la capacidad para recuperar la gobernabilidad del país. Hay que ver qué resulta de eso, porque va a determinar todos los escenarios posteriores.
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