Intercambios de estudiantes iberoamericanos
Junio 1, 2015

Un paso más para los intercambios de estudiantes iberoamericanos

El programa de movilidad de estudiantes arrancará en 2016 tras la firma del primer convenio que garantiza ya 40.000 de las 200.000 ayudas fijadas para 2020

Más de dos tercios de los universitarios latinoamericanos son primera generación de estudiantes superiores en su familia, es decir, ni sus padres ni sus abuelos pasaron antes que ellos por los campus. La intención de la Alianza para la Movilidad Académica Iberoamericana (conocida popularmente como el Erasmus de Iberoamérica) es que además de universitarios sean estudiantes con experiencias internacionales. Y este viernes se ha dado el primer paso concreto para que esta propuesta arranque definitivamente en 2016.

La semilla de este programa, —que aspira a que más de 200.000 alumnos, profesores e investigadores disfruten de este intercambio en 2020—, se puso hace casi un año en el III Encuentro Internacional de Rectores de Universia, el espacio que potencia un sistema universitario global del Banco Santander. En diciembre de 2014, la XXIV Cumbre Iberoamericana (celebrada en Veracruz, México) acordó establecer ese programa.

Este viernes se ha dado el primer paso para que eche a andar. El Banco Santander ha firmado un convenio que compromete 40.000 de las 200.000 ayudas previstas hasta 2020. Es la primera entidad privada que ha comprometido su ayuda, aunque hay otras que ya están “encaminadas”, según Rebeca Grynspan, secretaria general iberoamericana. Los alumnos recibirán unos 4.000 dólares para viaje y estancia (3.576 euros), cuya duración será al menos de un cuatrimestre.

Pero al nuevo programa, que combinará financiación privada y pública, le quedan aún muchas cuestiones por concretar antes de su puesta en marcha. Se espera que comience a rodar a partir del curso 2016-2017, un año después de lo que se anunció el pasado julio en Río de Janeiro en el encuentro de rectores.

Entre otros aspectos, falta definir el sistema de reconocimiento de créditos universitarios —que las asignaturas cursadas en el país de intercambio computen como parte de la formación—. Según Grynspan, eso es “lo más importante porque permitirá asignar un estándar de calidad” a la educación. Los requisitos que se pedirán a los participantes están aún por concretar.

Cada año, hay entre 15.000 y 20.000 beneficiarios iberoamericanos de distintos programas que ahora se desarrollan por separado por distintas instituciones y que este proyecto espera aunar. Pero para llegar a las 200.000 que se esperan alcanzar en 2020 habría que duplicar esa cifra, según Grynspan, que ha destacado que deben esforzarse en incluir países que están “fuera del circuito”, como Honduras, y que quienes se adhieran deberán someterse a unas “reglas de transparencia” en la elección del alumnado.

La secretaria admite que su intención era poner en marcha el programa antes y “emigrar el Erasmus europeo, adecuar esta apuesta a nuestras condiciones”. Aunque el término de Erasmus iberoamericano ha calado y fue el que ya se empleó informalmente en el encuentro de Río, Grynspan ha dicho a los periodistas que no se puede usar porque ya está “patentado” para las ayudas más famosas de la Unión Europea y que prevé convocar un concurso de ideas para bautizar la iniciativa.

“La movilidad académica es el cimiento de la creación del Espacio Iberoamericano del Conocimiento”, ha vaticinado el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades de España (CRUE), Manuel López. “En Europa ha sido así. Es la movilidad académica Erasmus lo que cimienta el espacio europeo común de conocimiento”, ha añadido en el acto de firma del convenio entre el Santander y la Secretaría General Iberoamericana (Segib), al que ha acudido una nutrida representación de los rectores españoles.

El secretario general de la Organización Estados Iberoamericanos, Paulo Speller, ha enumerado algunos de los distintos proyectos existentes de movilidad que ahora se van a agrupar, como el programa Pablo Neruda, que desde 2008 ha facilitado 500 ayudas con 59 universidades de 12 países.

El secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia, ha pedido a los rectores que potencien los cursos on line en castellano aprovechando esta nueva plataforma. Por su parte, el consejero delegado del Banco Santander, José Antonio Álvarez, ha destacado que la entidad mantiene unos 1200 acuerdos con universidades, más de 800 de ellos en Iberoamérica. En 2014, destinaron 110 millones a proyectos académicos, científicos y tecnológicos.

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