Gratuidad mal concebida
Un doble privilegio entonces.
Primero, porque desde ya sólo una minoría de jóvenes de los tres quintiles de menores recursos accede actualmente a alguna institución acreditada de educación superior con becas y créditos, equivalente a una gratuidad incompleta. Segundo, porque un subconjunto de esos jóvenes gozará de una gratuidad completa a partir del próximo año, a condición de no estar matriculados en una universidad privada acreditada.
Varios aspectos de este anuncio llaman la atención y merecen comentarse.
1. Hace rato Chile avanza progresivamente hacia una educación superior gratuita para aquellos jóvenes de mérito que no pueden pagar sus estudios. Con ese fin se expandió continuamente el número de becas y se estableció un crédito con aval del Estado y devolución contingente al ingreso.
2. Es positivo asegurar gratuidad completa a esos jóvenes, con independencia de la institución a la que asistan.
3. Es negativo que el gobierno excluya de ese derecho a los estudiantes vulnerables que asisten a universidades privadas acreditadas. Han sido discriminados y se los castiga por el hecho de no concurrir a una universidad del Cruch. Es injusto y absurdo.
4. Tal decisión transforma una buena idea en una medida regresiva. En efecto, retrocederemos a la década de 1990, cuando en Chile se crearon administrativamente dos clases de jóvenes, a pesar de tener las mismas necesidades y méritos. Entonces, sólo los jóvenes Cruch obtenían becas y créditos subsidiados por la renta nacional. En cambio, la mayoría de los jóvenes vulnerables -que estudiaba en instituciones privadas- no tenía ese privilegio. Ahora volveremos a tener dos clases juveniles: una privilegiada, la otra sin poder ejercer gratuitamente su derecho.
5. Más desalentador todavía es pensar que pasado mañana (2018) los hijos del 40% de familias más ricas gozarán del mismo privilegio si son estudiantes Cruch, mientras los jóvenes de estratos medios y bajos en universidades privadas acreditadas permanecerán fuera del círculo privilegiado.
6. Es confuso que el nuevo régimen anunciado ayer se declare “sin becas ni créditos”, cuando ambas ayudas subsistirán para los miles de estudiantes sin derecho a gratuidad completa. ¿O no es así? Incluso más: la gratuidad completa debería acompañarse con becas de subsistencia y para otros gastos (no arancelarios) de los estudiantes del primer y segundo quintil.
7. El anuncio de ayer no aclara cómo el ministerio determinará el subsidio por alumno de manera de cubrir el gasto real de las instituciones en cada uno de sus programas (varios miles), incluyendo mejorar su calidad.
En fin, el gobierno necesita aclarar cómo garantizará que la gratuidad: (a) se conforme al principio de igualdad de oportunidades y no se convierta en un privilegio para unos jóvenes en desmedro de otros; (b) se extienda a las instituciones privadas sin interferir en su autonomía y gestión, y (c) se volverá universal sin restar financiamiento a la educación temprana y preK-12, base para una sociedad más justa. Hasta hora, este punto crucial sigue sin explicación.
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