Por los liceos emblemáticos
A. Fontaine, S. Urzúa y S. Leiva: “Confiamos en que la Presidenta Bachelet, que se educó en el Liceo Nº 1, haga prevalecer su natural sensatez, y proteja y potencie a los liceos emblemáticos. No puede pasar a la historia como quien destruyó las instituciones educacionales más sobresalientes que haya creado Chile”.
Año a año el Instituto Nacional hace noticia por sus puntajes nacionales en la PSU. Ahora, encabezado por su rector, la noticia es que sus alumnos marchan por la Alameda protestando con los demás liceos emblemáticos. ¿Motivo? La actual política de admisión a las universidades incorpora el ” ranking “, que aumenta el peso de las notas y premia a los colegios de notas altas y parejas. Si una alumna del Nº 1 se cambia a un subvencionado fácil, sube en el ranking . Hay fuga desde liceos de calidad hacia colegios mediocres.
El ranking estimula una competencia fratricida al interior del curso. “Este sistema… promueve el beneficio individual por sobre el fortalecimiento de las Comunidades Educativas”, declaró la directora del Carmela Carvajal.
Con todo, los liceos selectivos enfrentan otro problema más grave: el Proyecto de ley sobre selección, copago y lucro establece que a los liceos que históricamente han seleccionado podrán postular los alumnos que estén dentro del 20% superior de su escuela y, entre ellos, un sorteo determinará quiénes son admitidos. Hoy seleccionan en 6º año básico con prueba de admisión, lo que queda prohibido. Del mérito académico a la rifa.
Operación de pinzas: sorteo al ingreso y ranking al egreso. Los liceos selectivos actuales y los que podrían crearse a futuro, dejarán de existir con ambas propuestas. Se pierde la libertad para seleccionar académicamente. Desaprensivamente, se destruye así lo mejor de la educación pública. El error es creer que las instituciones no importan. Un liceo de calidad es lo que es debido a la interacción que hay entre esos estudiantes, esos profesores y sus familias.
Las universidades chilenas más prestigiadas internacionalmente y a la que aspiran los mejores alumnos son la PUC y la U. de Chile. Un 1.10% de los alumnos de los colegios municipales y un 1.60% de los particular subvencionados llega a alguna de ellas. En cambio, un 17,70% de los de colegios particular pagados lo logra. Pero un 17,45% de los alumnos de liceos emblemáticos también lo consigue. La probabilidad de llegar a esas dos universidades selectivas es igual si un alumno va a un colegio particular pagado que si va a un liceo emblemático, ¡un resultado notable! Un 36,20% del Instituto Nacional y un 34,8% del Carmela Carvajal entra a esas universidades (2008). Si consideramos ahora los nueve últimos años de la PUC, el Instituto es el segundo colegio, y el Carmela Carvajal el cuarto, que más alumnos aporta a la universidad. Y si examinamos los dos últimos años de ingeniería, carrera muy selectiva y bien remunerada, el Instituto es el colegio que más alumnos coloca en la PUC y en la U. de Chile.
¿No serán estos resultados mero reflejo del nivel socioeconómico de los padres? Las cifras de los procesos de postulación permiten demostrar que esto no es así. Por ejemplo, en el 2009 un 65% de los egresados del Instituto y un 60% de las del Carmela Carvajal venía de hogares con ingresos inferiores a los $576.000 mensuales. En el Instituto un 29% venía de familias con menos de $288.000 mensuales. Los egresados de ambos liceos tienen tasas de matrículas en estas universidades selectivas que no dependen del ingreso de sus hogares, un logro educacional extraordinario.
Son, entonces, colegios meritocráticos y con una composición socioeconómica heterogénea. Su ethos apuesta a la superación personal. Cultivan la inquietud científica e intelectual, y una genuina preocupación por los asuntos públicos. Son escuelas de democracia. ¿Por qué castigar a los y las jóvenes más aptos para liderar Chile?
Acemoglu y Robinson, en “¿Por qué fracasan los países?”, destacan el valor de las instituciones inclusivas. En la antigua Venecia, afirman, cuando los grupos dirigentes se cerraron, se perdió el dinamismo económico y comenzó la decadencia. Es crucial que las capas dirigentes de Chile sean más porosas e inclusivas. Estos liceos son obra de generaciones de profesores abnegados. Ellos han forjado el único ascensor seguro que ofrece Chile a un o una estudiante de excepción para penetrar a la élite y dar ese salto en una sola generación. La alternativa son los particular pagados, los que para muchos no son opción.
Confiamos en que la Presidenta Bachelet, que se educó en el Liceo Nº 1, haga prevalecer su natural sensatez, y proteja y potencie a los liceos emblemáticos. No puede pasar a la historia como quien destruyó las instituciones educacionales más sobresalientes que haya creado Chile.
Arturo Fontaine
Universidad Diego Portales
Universidad de Chile
Sergio Urzúa
University of Maryland
CLAPES-UC
Silvia Leiva
Universidad Diego Portales
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