¿Qué se necesita para acortar carreras? Responde la Decana de Medicina de la UCH
Noviembre 6, 2012

En secuencia con la entrada de ayer publicamos hoy un nuevo aporte al debate sobre este tópico.
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¿Qué se necesita para acortar carreras?
Cecilia Sepúlveda, Decana Facultad de Medicina U. de Chile, La Tercera, 6 de noviembre de 2012

EL DEBATE que ha generado el llamado del Ministerio de Educación para acortar carreras universitarias continúa. Lo más probable es que ésta se profundice aún más si no somos capaces de consensuar una política pública que dé cuenta del financiamiento, estructura y regulación integral del sistema de educación superior.
Lo sustantivo y más urgente es mejorar la calidad de la educación escolar. Actualmente se requieren tres semestres universitarios para nivelar a los estudiantes, que independientemente de su procedencia (educación municipalizada, subvencionada o privada), no llegan a la universidad con los conocimientos y competencias para el pregrado. El Ministerio de Educación pone como referencia al modelo europeo. Al respecto, habría que considerar que tanto en Europa como en Estados Unidos, el sistema educativo es capaz de proveer a todos los escolares por igual un estándar de calidad que les permite afrontar la universidad. En Chile, eso no ocurre.
Otra falencia dice relación con la acreditación, requisito previo para acortar carreras. Es clave mejorar su calidad e institucionalidad. En este 2012 han quedado en evidencia graves irregularidades en acreditación, pero no hay que olvidar otros factores, como su débil cobertura. Por ejemplo, de los 120 mil estudiantes que cursan carreras de la salud, el 60% lo hace en instituciones que no están acreditadas. ¿Cómo podemos acortar las carreras, si ni siquiera sabemos si se cumple con los estándares de calidad de formación?
Asimismo, el Mineduc no ha establecido cuáles son los mínimos perfiles de competencias que deberían cumplir las instituciones que imparten una misma carrera, condición necesaria para reestructurar el sistema y hacerlo más integrado. Sin perfiles de competencia, ¿se pretende que cada institución elimine áreas según su particular criterio? ¿Podrán algunas eliminar lo más caro y lo menos rentable, entonces?
El gobierno pretende corregir el encarecimiento de la educación superior, el que se produce más por desregulación que por la duración de las carreras de pregrado. Por ejemplo, las altas tasas de deserción de algunas instituciones dan cuenta de un sistema que acepta estrategias comerciales tales como favorecer el ingreso de jóvenes sin exigir puntajes PSU ni realizar nivelación, para desvincularlos tras 1 o 2 años, lo que implica el alargamiento del período de estudios y las consecuentes ganancias para la institución.
Para acortar carreras es necesario articular el pregrado con el posgrado, para que lo que no se contemple en la formación universitaria, sea asumido por los grados académicos superiores. Para ello, habría que reconsiderar el financiamiento del posgrado y no sólo del pregrado, que recién estamos discutiendo como país.
Acortar carreras implica revisar el sistema, integrarlo y reestructurarlo, acreditar la excelencia de cada una de sus etapas, y cambiar su financiamiento a fin de que nuestros jóvenes puedan asumir una educación continua, insertos en el mundo laboral. Un cambio de esta envergadura supone abrir las puertas al diálogo a todos los actores involucrados para consensuar una política de Estado que trascienda al gobierno de turno.

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