España y Europa en tiempos de crisis: Gasto en i+D
Noviembre 22, 2012

ElPais_19122010.gif El gasto español en I+D cae por primera vez mientras que sube el de Europa
La inversión pública en I+D disminuyo en un 5,7% y la empresarial en un 1,5%, en 2011 respecto a 2010, según datos del INE
Alicia Rivera, El País, Madrid 21 NOV 2012 – 15:17 CET148
El gasto español en I+D cayó el pasado año por primera vez, quedándose en un 1.33% del PIB, frente al máximo históricamente alcanzado del 1,39%, mientras que en la UE ha aumentado, aunque sea ligeramente esta inversión y está ya por encima del 2%. Son datos de 2011 respecto al año anterior presentados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su estudio anual de Actividades de I+D. España arrancó el siglo XXI con un esfuerzo en ciencia y tecnología inferior al 1% de su PIB (un 0,95% en 2001), pero fue aumentándolo hasta alcanzar el 1,39% en 2009 y 2010. Ahora retrocede.
La situación, además, es muy desigual entre unas comunidades autónomas y otras, ya que solo cuatro (País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña) superan la media nacional, y once de ellas no llegan siquiera al 1%, con Canarias, Baleares, Melilla y Ceuta en los puestos de la cola.
“Las consecuencias no pueden ser buenas porque esto significa que el sistema de innovación está contribuyendo menos que antes a la economía del país, y en 2012, creo que la situación será peor, no hay ninguna razón para pensar que va a mejorar”, ha señalado Juan Mulet, director general de la Fundación Cotec, donde se han presentado las estadísticas.
En el entorno de la UE, España ocupa el puesto 16 de los 27, con una decena de países (Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania a cabeza) superando la media de 2,03%.
El gasto español total en I+D en 2011 fue de 14.184 millones de euros, lo que significa un retroceso del 2,8% en 2011 respecto a 2010. Por sectores, La Administración registró la mayor caída, con un 5,7%, mientras que en la Enseñanza Superior la caída fue del 2,9%. En el sector empresarial, el gasto en I+D disminuyó en un 1,5%, porcentaje superior al 1,6% de caída en 2010 respecto a 2009.
El desglose de datos referentes a los años de la crisis muestra situaciones muy preocupantes, como el número de empresas con actividades de I+D, que en 2011 era 2,6% inferior al de 2010, pero que ya acumula una disminución del 26% respecto a 2008. “El descenso más acusado se ha dado entre las empresas de hasta 49 empleados, que ha sido del 45% con respecto a 2008”, han señalado los expertos del INE.
La Administración Pública sigue siendo en España la que realiza el mayor gasto en ciencia y tecnología, con un 44,5% del total del gasto el año pasado (frente a un 46,9% en 2010), y la inversión empresarial casi la iguala, con un 44,3% del total.
También ha disminuido el número de investigadores (-3,3%) y de personas dedicadas a actividades de I+D (-3,1%), situándose en el 7,2% y el 11,9% de la población ocupada, respectivamente. El 40,1% del personal en I+D eran mujeres, con un 51,3% en la Administración Pública y un 44,4% en la enseñanza superior, frente a solo un 30,8% en el sector privado.
Entre las comunidades autónomas, destaca el País vasco, que dedicó un 2,10% de su PIB a las actividades de I+D; Navarra, con un 2,05%; Madrid, 1,99% y Cataluña, 1,55%. En Baleares el gasto fue del 0,36% y en Canarias, el 0,58%. En cuanto a evolución del esfuerzo en investigación y desarrollo, el País Vasco lidera también el crecimiento, con un 7% de aumento, con Navarra en segundo lugar (5%) y Castilla La Mancha (1,6%), pero esta última comunicada autónoma está aún entre los últimos puestos, con solo un 0,68 de su PIB dedicado a I+D. En el otro extremo, entre las que han reducido su inversión en I+D, destaca Aragón, con un 13,9% menos en 2011 que en 2010, Baleares, (-13,2%) y Cantabria (-10,2%).
En 2013 tampoco se utilizarán todos los créditos
EP
Carmen Vela, Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, ha señalado hoy en el Senado que en 2013 tampoco se va a ejecutar todos los fondos reservados para préstamos en los Presupuestos Generales del Estado, partida que ha aumentado para el año que viene respecto al actual, pese a que un año tras otro quedan sin utilizar un porcentaje muy alto de esta partida. Vela ha justificado su previsión para el año que viene en el hecho de que “actualmente, de los actores que funciona con el capítulo de créditos, solo la empresa funciona”. El objetivo de aumentar la partida para 2013 pese a su escasa ejecución en presupuestos anteriores se justifica porque “aportará solidez a las empresas”, ha dicho Vela, ya que estos créditos se pueden devolver con unas condiciones ventajosas(al tipo de interés euríbor).
Sin embargo, para el senador del Grupo Parlamentario Socialista, Antonio Machado, el aumento de una partida que no se va a ejecutar, podría deberse al interés del gobierno de “maquillar” las cifras globales de inversión en I+D. Vela ha negado esta acusación y ha explicado que el aumento del 19% de los créditos en el presupuesto de 2013 “corresponde exclusivamente a la reposición de presupuesto del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI)”.
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¿Necesitamos más científicos o menos?
En España se diría que el Gobierno no percibe esta necesidad
Maria Pilar Jimenez Aleixandre, El País, Madrid 20 NOV 2012 – 20:54 CET11
El informe de la red Eurydice sobre las competencias científicas en Europa revela tendencias preocupantes. En particular que de 2001 a 2010 el porcentaje de graduados en carreras de matemáticas, ciencias y tecnologías (representadas por las siglas en inglés MST o STEM) en Europa ha descendido del 24,4% al 21,4%. Aunque una disminución del 3% puede parecer una proporción pequeña, si la comparamos con el objetivo marcado para 2010 de incrementarla en un 15%, tenemos que concluir que no solo no se ha conseguido el objetivo, sino que hemos retrocedido. España no es ajena a esta trayectoria: el porcentaje ha bajado del 27 al 25%.
Las consecuencias de un déficit de personas con formación científica o técnica no son solo académicas: todos los indicadores ponen de manifiesto su influencia en el desarrollo económico. Así pues, necesitamos más científicos. Y más científicas (y matemáticas, ingenieras, tecnólogas), ya que existen grandes desequilibrios: las mujeres apenas constituyen un tercio en STEM, y los esfuerzos de la Unión Europea han conseguido solo un pequeño avance: del 30 en 2000 al 32% en 2009. Es decir, estamos desaprovechando el potencial científico de muchas jóvenes.
El informe sugiere que una forma de conseguir más jóvenes en las carreras científicas es aumentar su motivación, su interés por las ciencias, matemáticas y tecnología. Para lograrlo, estudios —como los nuestros en la USC— muestran que es efectiva una enseñanza que sitúe estas materias en contextos reales, que ponga de manifiesto su relevancia para la vida personal.
¿Necesitamos más científicos? En España se diría que el Gobierno no percibe esta necesidad, ya que la reducción de fondos para investigación y la normativa que reduce al 10% la reposición de jubilados, está arrojando al paro a toda una generación de jóvenes investigadores. Estoy rodeada de doctores y doctoras con excelente formación que tienen como única alternativa emigrar.
Por otra parte, la reforma educativa pretende suprimir la única materia común de ciencias en bachillerato, unas ciencias situadas en ese contexto cotidiano y actual que proponen la UE. Unas ciencias que, recordemos, también enseñan a pensar y razonar, aunque algunos consideren que el pensamiento crítico es patrimonio exclusivo de ciertas materias.


Faltan científicos en Europa
El peso de los licenciados en matemáticas, ciencias y tecnología desciende en los países comunitarios. En España estas disciplinas solo atraen a uno de cada cuatro estudiantes. La Comisión reclama mejorar la enseñanza en la escuela
Lucía Abellán, El País, 20 NOV 2012 – 22:08 CET98
Los estudiantes europeos sueñan con ser periodistas o abogados, pero el mercado laboral demanda cada vez más otro tipo de profesiones. Las ciencias, vistas con recelo por una buena parte de los jóvenes, son cruciales para la economía. Y sin embargo el número de estudiantes que optan por ellas al acceder a la universidad desciende en el Viejo Continente. La Comisión Europea alerta sobre este problema y anima a los países a atajarlo pronto. Empresarios, expertos y miembros del sector educativo muestran una inusual coincidencia en la necesidad de revertir esa tendencia. Sobre todo cuando el conocimiento científico y tecnológico emerge como una de las vías para lograr un avance económico más sólido que el de los últimos años.
Las cifras son desalentadoras. Pese a que el número absoluto de licenciados en matemáticas, ciencias y tecnología ha aumentado desde el principio de la década, el peso que suponen sobre el total de graduados decrece. En el conjunto de la Unión Europea, este grupo ha pasado de representar el 24% de los licenciados en 2001 al 21% en 2010. España está algo mejor que la media, pero la evolución es similar: uno de cada cuatro universitarios proviene de una carrera de ciencias, frente al 27% de 2001. Son datos incluidos en un estudio sobre retos educativos presentado ayer por la Comisión Europea.
“Repensar la educación no sólo es una cuestión de dinero”, advirtió ayer la comisaria de Educación, Androulla Vassiliou en la presentación de este documento en Estrasburgo. Para mejorar la relación entre el sistema educativo y el mundo laboral, Vassiliou abogó por “modernizar y flexibilizar los sistemas educativos para responder mejor a las necesidades de la sociedad actual”. Bruselas no tiene capacidad para obligar a los Estados a modificar los currículos educativos, pero sí lanza recomendaciones que los países aplican en función de sus intereses.
Al contrario de lo que ocurre en otros terrenos, donde las diferencias entre el norte y el sur de Europa son enormes, la falta de motivación por las disciplinas científicas se extiende por todo el continente. La mejor cifra, la de Finlandia —el país que encabeza el éxito educativo, según los informes PISA de la OCDE, la organización de países más desarrollados del mundo—, ni siquiera supone un tercio de los licenciados. La peor corresponde a Chipre, con solo un 13% de sus titulados.
Más importante aun que la preocupación que muestran las autoridades al respecto es la de las empresas. Tras el fracaso de un modelo de crecimiento que ha colocado en la estacada a varios países europeos, entre ellos España, las patronales claman por una mayor oferta de trabajadores en el campo científico. En un estudio publicado el año pasado, la principal organización empresarial europea, Business Europe, destaca que estudiar esas materias “mejora el futuro profesional” y alerta sobre la falta de profesionales que lastrará a los países europeos de aquí a unos años. En el caso específico de España, las proyecciones de esta organización muestran una demanda no satisfecha de casi 42.000 profesionales con perfil tecnológico para el año 2015.
“Hay que visitar a los alumnos en sus escuelas para contarles cómo pueden aplicar la ciencia a su trabajo”, recomiendan en esta patronal. Las compañías apuestan por cooperar con los poderes públicos y admiten su parte de responsabilidad en este terreno: “Las empresas tienen la responsabilidad de comunicar la formación que necesitarán en el futuro”, añaden.
Bruselas ve en el sistema educativo la respuesta a esa falta de motivación hacia las ciencias. Faltan profesores especializados en matemáticas y ciencias en la educación secundaria, constata el informe del Ejecutivo comunitario. Tampoco abunda la buena orientación universitaria que se ofrece en los institutos. Y hay evidencia científica, según ese documento, de que los estudiantes que disfrutan las matemáticas tienen más motivación para aprender, y viceversa. El problema reside en la percepción que suelen tener los alumnos de estas materias: áridas y escasamente relacionadas con el mundo real.
“Los enunciados de los problemas de matemáticas en el siglo XXI son los mismos que en el siglo XIX. El niño de hoy no ve la conexión entre lo que le enseñan en clase y las cosas que le llaman la atención”, subraya Lorenzo J. Blanco, catedrático de didáctica de las matemáticas. Blanco ilustra con un buen ejemplo las posibilidades de acercar esas disciplinas a la vida cotidiana: “Los tsunamis y los movimientos de las personas en las manifestaciones se definen con modelos matemáticos. A los jóvenes les puede llamar la atención verlo de esa manera”, sugiere. Las nuevas tecnologías deberían, además, facilitar el acercamiento del alumnado a esas asignaturas.
José Antonio Martínez, presidente de la asociación estatal de directores de centros públicos Fedadi, discrepa de esa crítica al modo de enseñanza. “Los métodos de ahora no tienen nada que ver con lo que se hacía antes”. Para este experto, el problema reside en el peso que han perdido las ciencias en el currículo escolar. Y cita como ejemplo una materia, Ciencias para el mundo contemporáneo, que dejará de ser común para todos los alumnos de bachillerato con la reforma educativa del ministro José Ignacio Wert. “No hay tanto trabajo para filólogos, sociólogos… las personas que proceden de carreras de ciencias tienen mayores facilidades de empleo”, concluye. En general, entre el alumnado abunda una visión “limitada y estereotipada del conocimiento científico”, apunta el informe de la Comisión Europea.
Otro elemento que disgusta a esta institución es la escasa presencia femenina que se da en la carrera científica. Doce países miembro, entre los que figura España, muestran inquietud a este respecto. El porcentaje de mujeres sobre el total de titulados en carreras de ciencias suponía en 2009 apenas un tercio del total (el 32% según datos de Eurostat, la agencia estadística comunitaria). Al menos aquí la tendencia sí es al alza: en el año 2000 no llegaban al 31%. Fuentes de la Comisión en Educación destacan que se trata más de una “barrera psicológica” que de destreza real, pues las mujeres demuestran “mayor implicación y conocimiento” en el periodo educativo, pero luego se ven menos capaces de acometer una carrera científica.
Más allá de la falta de profesionales de la ciencia, los expertos de la Comisión Europea detectan otra importante brecha en la Formación Profesional. La comisaria de Educación pidió ayer a los países que dediquen una “atención especial” a desarrollar esquemas de financiación público-privada, de forma que ambas partes “compartan su responsabilidad” y logren atraer a más estudiantes y más empresas hacia este tipo de estudios”.
Una serie de mitos caracterizan la visión más extendida sobre esa formación en oficios, asociada popularmente al fracaso escolar. “Frente a lo que se cree, alrededor de la mitad de los estudiantes en Europa optan por la Formación Profesional”, asegura un alto cargo de ese departamento. Bruselas recuerda que los países donde está más desarrollada esta disciplina, así como la colaboración entre el mundo educativo y el de la empresa, soportan un menor nivel de paro. En España se da la situación opuesta: baja participación del alumnado en la FP (28% de los alumnos, según la OCDE) y elevadas tasas de paro (uno de cada cuatro trabajadores y a la mitad de los jóvenes menores de 25 años y dispuestos a trabajar).
A las deficiencias en conocimiento científico y en Formación Profesional se suma lo que la Comisión denomina materias transversales en los sistemas educativos. Es decir, disciplinas como el conocimiento de las lenguas o las nuevas tecnologías que, más que un aprendizaje en sí mismo, constituyen una buena herramienta en todo tipo de disciplinas educativas. “Solo proporcionando a los niños y los jóvenes esos conocimientos nos aseguraremos de que la Unión Europea tiene los medios para ser competitiva y aprovechar las oportunidades de la economía del conocimiento”, explicó la comisaria europea.
En este terreno, las intenciones sobre el papel se ven muy matizadas por la realidad. España asegura tener una estrategia nacional para cada una de estas disciplinas y sin embargo el conocimiento que demuestran los estudiantes de lenguas extranjeras, por ejemplo, está lejos de ser óptimo. Más que enseñar esas materias transversales como asignaturas aisladas, Bruselas recomienda cambiar el modelo educativo, de forma que se integren en el resto de materias.
La bondad de todas estas iniciativas choca frontalmente con la realidad educativa de los países en crisis. En un momento en que los Estados, en particular los más asfixiados por la deuda, reducen los recursos que destinan a la educación, el horizonte para mejoras se antoja sombrío. La Comisión anima a aplicar la lógica contraria: “Es cierto que existe mucha presión sobre los Presupuestos, pero la educación debería considerarse una inversión, no un gasto. Con todo, se puede destinar el mismo dinero con resultados muy diferentes. No todo es cuestión de dinero”, asegura el experto de la Comisión Europea.

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