Columna publicada hoy en El Mercurio, página de educación.
Generar capacidades
Cabe preguntarse cuánto ha avanzado Chile en la construcción de capacidades en los niveles de base, intermedio y superior del sistema.
José Joaquín Brunner, El Mercurio, 28 de octubre de 2012
Ninguna reforma educacional de gran escala logra éxito y se vuelve autopropulsada si no instala, desarrolla y cultiva sistemática y continuamente nuevas capacidades en el sistema. Es decir, si no amplía y profundiza la base de conocimientos, destrezas, motivaciones y recursos necesarios para mejorar el desempeño de las escuelas, innovar y aumentar los aprendizajes de los estudiantes. Según ha dicho Michael Fullan, estas capacidades son la pieza central de cualquier estrategia de cambio educacional.
Cabe preguntarse cuánto ha avanzado Chile en la construcción de capacidades en los niveles de base, intermedio y superior del sistema.
Sin duda, una parte de nuestras escuelas son hoy más fuertes que ayer. Se hallan mejor dotadas, cuentan con mayores recursos y son más conscientes de sus deberes frente a sus estudiantes y la comunidad. También los resultados del aprendizaje han comenzado a mejorar. Con todo, no es suficiente para celebrar. Al contrario: entre diez y veinte de cada cien colegios funcionan crónicamente mal y carecen de las capacidades necesarias para levantarse por sus propios medios.
Una mayoría de los docentes requiere apoyos focalizados y efectivos para mejorar su desempeño en la sala de clase. Los directivos carecen, en general, de liderazgo, aunque hay excepciones. Varios establecimientos municipales viven su propia crisis y se hallan críticamente debilitados.
El gremio del magisterio, en fin, no opera como un motor del cambio, y la profesión, en su conjunto, no recibe un trato acorde con su función en la sociedad. En el nivel intermedio, local y regional, la situación es adversa.
Falta allí un eslabón; hay un notorio subdesarrollo de capacidades. Basta escuchar el trajín electoral de los aspirantes a alcaldes y concejales que hoy culmina, para percatarse de que la educación está ausente. ¿Y qué intendente regional es recordado por su liderazgo educativo?
Sin embargo, hay empresas y fundaciones empresariales comprometidas con la construcción de capacidades a lo largo del país. Y grupos ciudadanos que crean colegios, habitualmente selectivos, en provincias y ciudades emergentes. Pero son iniciativas puntuales que no aseguran una masa crítica capaz de desenvolverse a partir de sus propias fuerzas, motivaciones y recursos.
Y respecto de la cúspide del sistema, el balance es ambiguo. El ministro del sector ha perfilado un liderazgo técnico y político visible y dinámico, pero en un contexto de confusas controversias que envuelve por igual a partidarios del Gobierno y opositores, a los movimientos sociales y el gremio docente, a la academia y los expertos, a la prensa y los analistas dominicales.
Los grupos dirigentes carecen hoy de una visión compartida con prioridades y metas definidas. Existe una sobrecarga de políticas, medidas y enunciados, cual si hubiésemos caído en la trampa identificada por Fullan, consistente en tener demasiados planes con múltiples objetivos no alineados entre sí.
De allí la falta de foco, las acciones inestables, las decisiones fragmentadas, los discursos disonantes, las imágenes borrosas y la incómoda sensación de estar frente a una corriente de iniciativas que se pierde río abajo sin saber si lleva a algún destino.
Por lo mismo, no ha aumentado la capacidad de conducción del sistema al ritmo requerido. Le falta perspectiva de futuro y densidad estratégica. Los nuevos organismos públicos recién establecidos -Consejo Nacional de Educación, Agencia de Calidad y Superintendencia- se refugian en un tímido silencio burocrático, cuando necesitarían hacerse ver y escuchar para contribuir a extender y reforzar la capacidad directiva del sistema.
En breve, si queremos llegar más lejos de donde hemos alcanzado, e ir más rápido y con mayor coherencia, requerimos redoblar el esfuerzo por crear capacidades y multiplicarlas simultáneamente en la base, el nivel intermedio y el vértice del sistema.