Prueba Inicia: ¿comienzo o fin?
Mayo 13, 2012

Prueba Inicia: ¿comienzo o fin?

“Inicia revela que hay instituciones dispuestas a recibir a alumnos con una deficiente formación previa, pero que luego no cumplen con remediar esos déficits”.
José Joaquín Brunner, El Mercurio, 13 de mayo de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/05/13/educacion/_portada/noticias/fce3888a-07e3-4fee-8621-e36f85ff5bf5.htm
Esta es la situación: Chile tiene un nivel de participación en la educación superior similar al de países como Austria, Francia, Hong Kong, Reino Unido y Suiza. La diferencia reside en que el ingreso por habitante de nuestro país es de alrededor de USD 13 mil (PPA) y el de los países de comparación supera los USD 35 mil el mismo año. Dicho en otras palabras: tenemos una cobertura educativa de país rico con los medios de uno en vías de desarrollo.
Como consecuencia de esto, una creciente proporción de nuestros estudiantes proviene de los tres quintiles de menores ingresos. Tienen escaso capital cultural y, frecuentemente, una débil trayectoria escolar. El desafío, por lo mismo, es lograr -en un contexto de rápida masificación- resultados de aprendizaje acordes con los estándares esperados. La prueba Inicia muestra que estamos lejos de lograrlo.
Más preocupantes, sin embargo, han sido la reacción y el debate público suscitados en esta coyuntura. Abundan las expresiones catastrofistas, casi apocalípticas. Por el contrario, escasean diagnósticos sólidos y medidas innovadoras. Tal vacío tiende a llenarse con respuestas equivocadas, las cuales apuntan a reducir el acceso a la educación terciaria, desmasificar las carreras del área de los servicios, elevar las barreras selectivas y volver a alinear la expansión de la matrícula con meros criterios de rentabilidad. En definitiva, vuelven a esgrimirse los viejos argumentos elitistas y clasistas. Ni siquiera el progresismo se salva de esta nostalgia por una educación superior más acotada, atenta al estatus y a la transmisión familiar y escolar del capital cultural. ¿Acaso no sería mejor, se dice, disminuir drásticamente el número de futuros profesores, periodistas, psicólogos y licenciados en historia? ¿No sería más lógico “desviar” la demanda masiva por estudios universitarios hacia el ámbito de las carreras técnicas? ¿No convendría lisa y llanamente que los egresados de la enseñanza media vayan directo al mercado laboral y se dejen de soñar con títulos que están más allá de sus posibilidades? ¿No habría llegado la hora de poner un límite al ingreso a las universidades, dejando fuera a todos aquellos jóvenes con menos de 600 puntos en la PSU, sobre todo si desean estudiar pedagogía? Todo esto suena razonable; incluso, sofisticado. Pero es profundamente reaccionario y contrario a la inclusión social.
Lo que necesitamos, en efecto, es que las instituciones de educación superior, en vez de cerrar las puertas a los jóvenes de los sectores populares, los atiendan con programas y métodos de enseñanza que compensen sus déficits formativos y les permitan alcanzar los estándares profesionales y técnicos buscados. Inicia revela que hay instituciones dispuestas a recibir a alumnos con una deficiente formación previa, pero que luego no cumplen con remediar esos déficits.
El ministro de Educación debería convocar a estas instituciones y solicitarles que de inmediato adopten tres medidas de emergencia. Primero, someter sus programas de pedagogía a una auditoría académica, la que sería encargada a equipos de pares de prestigio y experiencia. Segundo, aquellas instituciones con más de un 60% de sus estudiantes en el nivel insuficiente, deberían asumir la obligación de ofrecerles una capacitación intensiva, sin costo para ellos, para luego presentarlos al siguiente examen Inicia. Tercero, las facultades de educación más exitosas en términos de valor agregado deberían recibir apoyo especial del Estado, mediante convenios de desempeño, para fortalecer sus capacidades y poder así prestar asesoría, apoyo y consejo a las facultades más débiles.
“El ministro de Educación debería convocar a estas instituciones y solicitarles que de inmediato adopten tres medidas de emergencia”.

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