El 60% de fondos de reforma tributaria irá a educación escolar y preescolar
La enseñanza superior se llevará alrededor del 40% de los mil millones de dólares adicionales. Su presupuesto crecería 25% a 2013.
por E. Simonsen y C. , La Tercera, 28 de abril de 2012
http://diario.latercera.com/2012/04/28/01/contenido/pais/31-107211-9-el-60-de-fondos-de-reforma-tributaria-ira-a-educacion-escolar-y-preescolar.shtml
El 60% de los recursos que se recauden con la reforma tributaria, esto es, entre 420 y 600 millones de dólares, serán para la educación preescolar y escolar. El 40% restante, entre 280 y 400 millones de dólares, se destinarán a la enseñanza superior. Así lo afirmó ayer el ministro de Educación, Harald Beyer, quien enfatizó que una de las prioridades del gobierno es invertir fuertemente en los primeros años de enseñanza. ¿Las razones? Según evidencia internacional, la inversión a nivel preescolar es la más rentable en educación.
Según los cálculos de Libertad y Desarrollo, del total del presupuesto de educación en 2012, que alcanzó $ 5.936.000 mil millones, se destinaron $ 458 mil millones para la educación preescolar, es decir, 7,7% del total del presupuesto. Pero los recursos podrían aumentar. Según el gobierno, cuando se cumpla la meta de que la totalidad de los niños del 60% más vulnerable de la población asista a prekínder y kínder, es decir, en 2014, se invertirán adicionalmente en el sector preescolar US$ 158 millones al año. Esto significa un aumento de un 16,3% respecto del gasto actual.
Con esta recaudación se busca financiar la creación de 75 mil nuevos cupos para prekínder y kínder que aseguren la educación a esos niños. Ello, sin considerar el costo de implementar la nueva infraestructura. “Estamos más que duplicando el aumento en los cupos en estos niveles respecto de los gobiernos anteriores. Ese es un tremendo desafío. Y, además, tenemos un proyecto en el Congreso, que eleva en un 20% el monto de la subvención para este grupo, con lo que lograremos llevar más calidad para la educación preescolar, factor clave para nivelar la cancha”, dijo el ministro de Educación.
También se aumentará el monto de la Subvención Escolar Preferencial (SEP) en 21%. Parte de los fondos se invertirán también en subvencionar al tercer quintil, es decir, a la clase media y lograr cubrir hasta la enseñanza secundaria. Según los cálculos del gobierno, en total más de 700 mil nuevos estudiantes se verán beneficiados con las medidas.
Esto se traducirá, por ejemplo, en un aumento de 50% en la subvención de un alumno vulnerable de octavo básico. Así, considerando todos los aportes realizados por el Estado, la subvención pasará de $ 60 mil en 2009 a $ 90 mil mensuales.
Distribución de fondos
De aprobarse la reforma, el gasto en educación preescolar y escolar aumentará en un 8,2% respecto del presupuesto en educación 2012, pasando de 7.300 millones de dólares a US$ 7.900.
Los recursos adicionales para educación superior implicarían un aumento de 24,8% en el presupuesto, el que superaría los dos mil millones de dólares. En 2012, el sector se llevó el 12,8% del presupuesto.
Según cálculos del académico de la UC y presidente de la Comisión de Financiamiento de la Educación, Ricardo Paredes, al menos 150 millones de dólares debieran llevárselos los aranceles referenciales, que deberían ser reajustados, según los nuevos cálculos que anunció Beyer a inicios de semana y que consideran, entre otros ítems, datos de deserción de las carreras.
Otro número importante será para provisionar los recursos que el Estado debe colocar, como reserva, para el funcionamiento del crédito estatal, en caso de que los estudiantes no paguen y para la condonación de deudas. De allí que, como lo aclaró el propio Beyer ayer, los costos finales del nuevo sistema de financiamiento de educación superior aún no están claros. “En todo caso, son un 30% menos que el costo de operar actualmente el sistema mediante la banca”, dijo el ministro.
Todos, por una educación de calidad para todos
SEBASTIÁN PIÑERA | Presidente de la República
el Mecurio, 28 de abril de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/04/28/nacional/nacional/noticias/B79BE127-6FF9-4D0E-9EBE-4D4E1351A239.htm?id={B79BE127-6FF9-4D0E-9EBE-4D4E1351A239}
En los próximos días presentaremos al Congreso Nacional dos importantes reformas, íntimamente vinculadas entre sí, y que tendrán un impacto muy positivo en la calidad de vida, las oportunidades y el futuro de todos los chilenos, pero especialmente de nuestros niños y jóvenes. Me refiero a la Reforma Educacional y a la Reforma Tributaria.
Los objetivos de la primera son fundamentalmente dos. Primero, mejorar la calidad, acceso y financiamiento de la educación, en sus tres niveles: preescolar, escolar y superior. Y segundo, fortalecer el derecho irrenunciable de los padres y alumnos a elegir libremente el tipo de institución al que quieren asistir, de acuerdo a sus propios valores y principios.
En la sociedad moderna, del conocimiento y la información, la educación hace la diferencia entre los países que logran alcanzar el desarrollo y derrotar la pobreza, y aquellos que se quedan atrapados en sus desigualdades y penurias. Porque así como una buena educación abre las puertas a un mundo de oportunidades, su ausencia puede condenar a un niño o joven a una vida de frustraciones y miserias.
Por eso el Gobierno y la sociedad chilena han puesto a la calidad, equidad y libertad de la educación en el corazón de sus preocupaciones y prioridades.
En dos años hemos avanzado mucho. Aumentamos significativamente las becas y subvenciones de los estudiantes y las remuneraciones de nuestros profesores. Creamos 60 Liceos Bicentenario de Excelencia, equivalentes al Instituto Nacional, en todas las regiones. Implementamos la Beca Vocación de Profesor, que está permitiendo que miles de jóvenes talentosos estudien pedagogía completamente gratis. Y potenciamos y flexibilizamos el estatuto y la carrera docente para premiar a tantos buenos directores y profesores que se esfuerzan, todos los días, por dar a nuestros niños y jóvenes una buena educación.
Los frutos de este esfuerzo ya se empiezan a notar. Luego de décadas de estancamiento, las pruebas Simce de los últimos dos años muestran que la calidad y equidad de la educación, especialmente la de los estudiantes más vulnerables y de clase media, han comenzado, por fin, a mejorar significativamente.
Pero no podemos bajar los brazos. Todavía nos queda un largo camino por recorrer para saldar esta deuda histórica y compromiso moral que tenemos con miles de niños y jóvenes que aún esperan por una educación que les permita desarrollar en plenitud sus talentos, realizarse como personas y buscar su felicidad.
Este esfuerzo debe comenzar lo más cerca posible de la cuna, a fin de corregir a tiempo las desigualdades de origen. Con esta reforma garantizaremos cobertura gratuita y de calidad en la educación preescolar a todos de los niños pertenecientes al 60% de las familias más vulnerables y de clase media; es decir, aquellas que tienen un ingreso mensual de hasta $700.000, aproximadamente. Esto supone aumentar en 75.000 los cupos y en un 20% la subvención que reciben los niños de kínder y prekínder.
En materia escolar, extenderemos la subvención preferencial, cuyo monto acabamos de aumentar en un 21%, desde la educación básica a la media, y sumaremos a más de 700.000 nuevos alumnos de clase media que hoy están excluidos de ella.
La reforma también se hace cargo de las aspiraciones, sueños y necesidades de los estudiantes de la educación superior, garantizando a todos los jóvenes con mérito que pertenezcan al 60% de hogares vulnerables y de clase media una beca para financiar sus estudios en universidades, institutos y centros de formación técnica. Esto supone más que triplicar su número de beneficiarios, pasando de 118 mil el año 2009 a más de 400 mil al término de nuestro gobierno. Y exigiremos menores puntajes en la PSU para acceder a ellas a los alumnos pertenecientes al 40% más vulnerable, de manera de nivelar la cancha, dándoles más facilidades de acceso a ella a quienes han tenido menos oportunidades en la vida.
Además, estableceremos un nuevo sistema de créditos a tasas subsidiadas de sólo un 2% anual para todos los estudiantes de educación superior que lo requieran, y no pertenezcan al 10% de hogares de mayores ingresos. Y para que ese crédito no se transforme en una pesada mochila, estableceremos que su monto no exceda el 10% de sus rentas mensuales ni se extienda más allá de 180 cuotas, al cabo del cual el saldo se extinguirá automáticamente. Este sistema será administrado y financiado directamente por el Estado, que reemplazará a los bancos, de manera de asegurarnos de que ningún joven de esfuerzo y mérito quede fuera de la educación superior por falta de recursos; y ninguna familia vea transformado su sueño de tener un hijo profesional en una pesadilla por el exceso de endeudamiento.
Por cierto, un esfuerzo de esta envergadura requiere contar con un financiamiento permanente, responsable y sostenible en el tiempo. Para ello, el lunes presentaré al Congreso una reforma tributaria que nos permitirá recaudar entre US$700 millones y US$1.000 millones adicionales, que destinaremos íntegramente a financiar la reforma educacional, y cuyo buen uso será fiscalizado por la Agencia de Calidad y la Superintendencia de Educación que estamos creando, de forma de no sólo gastar más, sino también mejor.
A las empresas se les requerirá un esfuerzo adicional. Se eliminarán algunas franquicias que ya no se justifican y se aumentará el impuesto a sus utilidades del 17 al 20%. Se trata de un alza moderada, que no afectará el ahorro, la inversión y el crecimiento de nuestra economía, que son, a fin de cuentas, los instrumentos más eficaces para crear empleos, derrotar la pobreza, financiar los programas sociales y alcanzar el desarrollo.
Junto con ello, les aliviaremos la carga tributaria a las personas y familias, reduciendo entre un 10 y un 15% las tasas de impuestos a la renta que actualmente pagan, y permitiéndoles descontar de ellos hasta la mitad de los gastos en que incurren en la educación de sus hijos. Además, rebajaremos del 0,6 al 0,2% el impuesto de timbres y estampillas que grava los créditos, beneficiando así a 2,8 millones de personas y casi 400.000 pymes; y reduciremos gradualmente los aranceles de manera de fortalecer las exportaciones y el tipo de cambio. También, amortiguaremos el impacto de las alzas en el precio internacional de los combustibles, fortaleciendo el carácter variable de su impuesto específico, de manera que su monto baje si el costo sube, haciendo que el Fisco recaude menos, para que los consumidores también paguen menos. Ello, unido al proyecto de ley que subsidia por los próximos 10 años el transporte público en todas las regiones de Chile, significará un alivio muy importante para las familias más vulnerables y de clase media.
Finalmente, la reforma incrementa el impuesto a los licores de mayor graduación de alcohol e introduce una importante innovación en nuestro sistema tributario, al establecer impuestos verdes, para desincentivar aquellos productos que afectan negativamente el medio ambiente o la calidad de vida de las personas; y subsidios verdes para promover su reciclaje.
En estos tiempos, en que el mundo está cruzado por recesiones y crisis económicas, necesitamos más que nunca cuidar a Chile y evitar todo asomo de populismo. Por eso, termino estas palabras invitando a los jóvenes a valorar y aprovechar este gigantesco esfuerzo que la sociedad chilena está haciendo para financiar esta reforma educacional. Ninguna generación anterior había tenido tantas oportunidades de educarse, crecer y desarrollar sus talentos como la de ustedes. Pero nada que pueda hacer el Gobierno, el Congreso, sus profesores y aún sus propias familias será suficiente si falta lo fundamental, que es su propia voluntad y compromiso por salir adelante, ser buenos estudiantes y mejores personas y ciudadanos. Sólo así podremos hacer de Chile esa patria más libre, más próspera, más justa y más feliz que siempre hemos soñado.
“En estos tiempos, en que el mundo está cruzado por recesiones y crisis económicas, necesitamos más que nunca cuidar a Chile y evitar todo asomo de populismo. Por eso, invito a los jóvenes a valorar y aprovechar este gigantesco esfuerzo que la sociedad chilena está haciendo para financiar esta reforma educacional”.
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Pañera: “No voy a decir que no cambiaré una coma ni por un millón de votos”
El Presidente dice que la reforma tributaria es indispensable para mejorar la educación y que, si bien no está dispuesto a cambiar sus bases, sí está abierto a negociar con la oposición en el Parlamento.
por Cristián Bofill y Héctor Soto! a Tercera, Reportajes, 28 de abril de 2012
A sido el parto de los montes. ¿Tiene la sensación de estar terminando o estar comenzando? Hemos terminado una etapa y concretamos un acuerdo sólido y profundo con la Alianza. El lunes iniciaremos la segunda etapa. Vamos a enviar el proyecto de ley y su tramitación no puede ser muy larga. Estos temas generan incertidumbre y el Parlamento chileno siempre lo entendió así. Esperamos que se respete esa práctica.
¿Cuáles son los plazos?
Nuestros cálculos son sobre la base de que esta reforma entra en vigencia el 1 de septiembre, lo cual significa que tenemos cuatro meses para aprobarla en el Congreso. Queremos implementar la reforma educacional ahora, queremos implementar este mayor alivio al precio de los combustibles ahora, y por eso necesitamos los recursos ahora.
En su vida política, en su vida empresarial y en su gestión gubernamental usted siempre ha operado poniendo un piso mínimo sobre la mesa y negociando después.
Uno plantea de partida lo que cree que es bueno. Pero todo acuerdo supone una negociación. Nosotros, en especial, no tenemos mayoría ni en la Cámara ni en el Senado y tenemos que sentarnos a una mesa y buscar acuerdos. Eso es lógico y normal. Pero creo que en este caso será distinto.
¿Por qué?
Creo que la Concertación no va a buscar un acuerdo en esta materia. Ya me lo dijeron. Van a mantener su posición, que es una reforma que recaude hasta US$ 7 mil millones, una cifra que estimo está muy lejos de las posibilidades de la economía chilena. Ahora bien, espero que nos permitan aprobar esta reforma que, siendo muy inferior a la que quisieran, es muy necesaria.
Pero, ¿está dispuesto a hacer ajustes para lograr acuerdo?
No voy a decir que no cambiaré una coma de este proyecto ni por un millón de votos. Pero esta es una reforma tributaria muy bien estudiada, y en consecuencia, de su base y estructura central no nos vamos a mover.
¿ Por qué un gobierno de centroderecha pone en la agenda una reforma tributaria que aumenta tributos?
La calidad y la cobertura de la educación hace la diferencia entre el éxito y el fracaso de los países, entre conquistar el desarrollo o quedarse atrapado en el subdesarrollo. El sector hoy requiere US$ 1.000 millones . Ya pusimos una suma similar en el presupuesto de este año para financiar la nueva carrera docente, la flexibilización del estatuto docente, la beca vocación del profesor, la creación de la agencia de calidad y la superintendencia de Educación, entre otras iniciativas.
¿Por qué no escogió otra vía, como financiar los descalces con bonos o empréstitos?
Hay que financiar los gastos permanentes con ingresos también permanentes. En esta reforma hay una señal política -es cierto-, pero de alta política. Es alta política la responsabilidad fiscal; convertir la educación en una pista de despegue más igualitaria; dar un salto cualitativo y cuantitativo en educación preescolar, escolar y superior. Y es alta política ponernos al día en un tema en el cual durante mucho tiempo el país ha hecho muy poco.
Cuando usted planteó la reforma tributaria -el año pasado- no estaba tan claro que el objetivo era exclusivamente un salto en educación.
En mi cabeza siempre estuvo la idea y el propósito de destinar los recursos a la gran reforma educacional que era parte de nuestro programa de gobierno. Y quiero decir que en esta materia heredamos un mal sistema en muchas materias: cobertura de la educación preescolar muy baja en lo segmentos más vulnerables que es donde más se requiere; cobertura y calidad de la educación escolar estancada desde hacía 20 años; enormes inequidades, grandes discriminaciones y fuertes distorsiones en la educación superior. Teníamos apenas 100 mil becas y sólo para los alumnos de las universidades Cruch. Teníamos un sistema de préstamos, que había sido ideado durante los gobiernos anteriores, que dependía de los bancos y que además generaba deudas agobiantes y excesivas para muchas familias.
Si son tan enormes las necesidades en educación, ¿por qué tan poco? Mil millones no es una gran recaudación. Representa, entendemos, el 0,25% del PIB.
No es poco. Yo sé que hay dirigentes para los cuales, mientras los impuestos no sean equivalentes al 100% del producto nacional bruto y en consecuencia, todos los chilenos trabajemos los 365 días para el Estado, no van a descansar en proponer más y nuevas reformas tributarias. Nosotros pensamos distinto. Nosotros pensamos que la reforma tributaria tiene que ser la necesaria para financiar lo que es necesario hacer.
Este debate produjo una controversia política central. Por una parte, en la Alianza se dijo que sería una caja de Pandora…
(Interrumpiendo). Perdón, nuestro sector podrá haber hecho muchas declaraciones y comentarios, pero hoy apoya decididamente la reforma.
¿Incluye a los empresarios?
Ellos nunca van a aplaudir una reforma tributaria. Pero esto se resuelve en una democracia a través del Presidente que lo eligió la gente, y del Congreso que también lo eligió la gente.
Al otro lado del espectro, la oposición dirá que esta es una “reforma de alcancía”.
¿Qué autoridad tiene la Concertación para criticarnos por estar haciendo lo que ellos nunca fueron capaces de hacer? Si son tan críticos con esta reforma tributaria, ¿por qué entonces no la plantearon en el programa del candidato de la Concertación, el senador Frei?
Pero la Concertación también hizo cambios tributarios, incluso con su apoyo.
Sí, pero eso fue en el gobierno de Aylwin hace más de 20 años. Después sólo hubo algunos ajustes menores, como el impuesto a los combustibles, y el primer impuesto al royalty, muy modesto. Pero nosotros hemos tomado el toro por las astas en materia de educación en los tres niveles, con una reforma tributaria razonable, moderada. Este es un asunto de responsabilidad fiscal y de calidad y equidad del sistema educacional, dentro del horizonte impuesto por la necesidad de recuperar los equilibrios estructurales en materia fiscal que durante el gobierno anterior simplemente se perdieron.
Más allá de la educación.
La demanda de igual no se limita a Educación y para la oposición los impuestos que pagan las empresas aquí son muy bajos en comparación con otros países.
El impuesto a las empresas es del 17% y subirá al 20%, es decir casi 20%. Precisamente, porque estoy de acuerdo en que Chile no solamente vive de educación es que la función gubernativa es compleja. Yo no me despierto todas las mañanas pensando en cómo meterle la mano al bolsillo a los contribuyentes. Me despierto pensando en qué necesitamos hacer, cuánto cuesta llevarlo a cabo y cómo podemos financiarlo. No ha sido fácil allegar los recursos necesarios para cumplir nuestro programa. Hemos dado vuelta los indicadores económicos. Simultáneamente, hemos dado pasos gigantescos en varios temas sociales: ingreso ético familiar; posnatal de seis meses con mayor cobertura y para todas las mujeres trabajadoras en edad fértil; eliminación del 7% de descuento de los pensionados por salud; fin de las listas de espera Auge… Este es un gobierno que está avanzando no solamente en el terreno económico del crecimiento, el empleo y la inversión. Está avanzando también en el terreno de la igualdad de oportunidades y de la equidad social. Paralelamente nos estamos jugando por revitalizar nuestra democracia.
¿A usted le resbala el argumento de que el programa de gobierno no contemplaba una reforma tributaria?
Sí, me resbala. No estaba contemplada y, repito, tampoco figuraba en el programa del candidato que fue mi contendor. Pero cuando llegamos a La Moneda nos dimos cuenta de que el déficit estructural no era de 1% como nos habían dicho, sino que era de 3,5%. Nos dimos cuenta de que teníamos carencias muy serias en salud, en transportes, en vivienda. Y nos dimos cuenta de que la sociedad chilena estaba demandando con gran fuerza e impaciencia más y mejores bienes públicos en todos los frentes.
Puesto que solamente el 18,2 % de los chilenos paga impuestos, ellos serán los favorecidos por la rebaja del impuesto a las personas. En cierto sentido, es salariazo para los sectores más pudientes. Como además van a poder descontar gastos de educación de sus impuestos,
¿cómo sostener que esta reforma fue hecha pensando en la clase media?
Todos tenemos derecho a tener nuestras propias opiniones, pero no nuestros propios datos. Del 1,5 millón de chilenos que paga impuestos, sólo un tercio pertenece al 10% más rico. Los otros dos tercios, el millón restante, pertenece a lo que se llama la clase media chilena. Y por tanto los grandes beneficiarios del alivio tributario pertenecen a la clase media. Por lo demás, la rebaja de impuestos a las personas será mayor mientras menor el tramo de ingresos. En segundo lugar, el descuento de impuesto de los gastos en educación tendrá un tope de aproximadamente 200 mil pesos al año y sólo va a favorecer a las personas de clase media. Están excluidos los sectores de más altos ingresos. Pero déjeme agregar que la pregunta contiene algunas confusiones. Obviamente la rebaja de impuestos sólo favorece a los que pagan impuestos. Pero favorece también -y los favorece mucho- a los que no pagan. Por eso es una reforma pensada en prestaciones educacionales para la clase media
Pongámosle números a esa clase media. Se sabe que el 18,2% de los chilenos paga impuesto. Es decir, más del 80% no. Si usted dice que dos tercios de ese 18,2% son clase media, los números no cuadran.
Hay un 15% de compatriotas que vive en condiciones de pobreza, con ingresos familiares por debajo de los $ 240 mil mensuales ($ 60 mil por persona, aproximadamente). Y hay un 10% que corresponde al decil más rico, cuyos ingresos son superiores. Siendo así, entre medio tenemos un 75% que se conoce como la gran clase media. Hay clase media alta, media y baja. Los beneficios tributarios están dirigidos a esa clase media y en mayor medida y con mayor intensidad a la clase media baja y media media.
¿Cómo se justifica la rebaja de impuestos a los más ricos?
Porque la tasa marginal de impuestos en Chile es de 40% y las personas empiezan a pagar esa tasa marginal de impuestos muy pronto. Entiendo que con ingresos del orden de tres millones de pesos ya se cae en la tasa de 32%. En Chile no pagan impuesto a la renta los ingresos mensuales de hasta 540 mil pesos. Estamos bajando el impuesto al tramo superior, porque también queremos reducir el desincentivo tributario que tienen esas personas -profesionales exitosos, técnicos muy especializados, cierto tipo de innovadores-, porque consideramos que su aporte también es muy importante para la sociedad. Además, en el caso de los empresarios, la rebaja está compensada por el aumento del tributo a las empresas.
¿Cuál fue la decisión que más le costó tomar? ¿La rebaja al impuesto de los combustibles exigida por la UDI?
Lo más difícil fue equilibrar las peticiones y demandas. Yo sé que el alza del petróleo, unido al enorme incremento de los costos de refinación, ha tenido enorme impacto en el precio de los combustibles y que eso complica mucho a las familias chilenas. Por lo mismo nos allanamos a perfeccionar y flexibilizar el sistema de protección a los consumidores frente a las alzas. Yo espero que la próxima semana los combustibles bajen por las condiciones de mercado. Pero lo importante es que el nuevo mecanismo nos va a permitir o bajar el precio actual o evitar alzas, si es que el petróleo o la refinación siguen subiendo.
No está incentivando con eso el transporte privado?
Estoy de acuerdo en que hay que privilegiar el transporte público. Más del 95% de las calles es ocupada por el transporte privado, siendo que dos tercios del transporte lo realiza el transporte público. Por lo mismo, hemos tomado una decisión: privilegiar la calidad del transporte público. En el caso del Transantiago, reformamos los contratos, que fueron hechos con los pies y no con la cabeza, después de una larga negociación con las empresas. Ahora, son las empresas las que tienen que adecuarse a las necesidades de las personas y no al revés. Adicionalmente, enviamos un proyecto de ley que establece un subsidio permanente para el transporte público, tanto en Santiago como en regiones, de $ 370 mil millones en Santiago y de una cifra equivalente en regiones.
¿Por qué lo envió con un horizonte tan largo?
Porque quisimos ser responsables. Nuestras proyecciones indican que tenemos que invertir mucho en el transporte público, en vías segregadas, en corredores preferenciales, en tecnología, en dos líneas del Metro más. No quisimos preocuparnos sólo hasta el 2014 -después de mí, el diluvio- y dejarle el problema al próximo gobierno, como desgraciadamente nos tocó a nosotros.
Eso significa comprarse el Transantiago per sécula, cuando a lo mejor habría que estudiar un sistema mejor.
Por supuesto que si reducimos los costos del Transantiago ese subsidio va a disminuir. Pero lo que hicimos no fue financiar solamente nuestro problema, sino que también el problema de los gobiernos que vendrán. Durante los dos últimos años del gobierno anterior se congeló la tarifa y significó traspasarle a nuestro gobierno un sistema totalmente desfinanciado. No queremos hacerle a otros lo que no nos gustó que nos hicieran a nosotros.
Centros de estudios y organismos internacionales sostienen que las transferencias del Estado chileno a los sectores más vulnerables no han logrado corregir casi nada la desigualdad en nuestra sociedad. ¿Cómo se puede corregir?
En estos temas o hablamos en serio o nos quedamos en puros eslóganes. ¿Qué es cierto? Uno: la distribución del ingreso estuvo estancada en Chile durante los últimos 20 años. Dos: la distribución del ingreso, antes y después de la intervención del Estado, no es la misma. El Estado interviene a través de dos mecanismos, los impuestos y el gasto social. Y si usted toma la distribución del ingreso antes de la intervención del Estado y después de la intervención del Estado, la segunda es mucho mejor que la primera … En tercer lugar, nuestro gobierno ha producido una mejoría en la distribución del ingreso como lo refleja la encuesta de la Universidad de Chile al tomar como indicador el ingreso del quintil más rico sobre el ingreso del quintil más pobre. La brecha ha disminuido principalmente, porque han crecido los ingresos del quintil más pobre. Nuestra aspiración es derrotar la pobreza extrema y ojalá llevar la pobreza a un dígito durante nuestro gobierno. Pero esto no es fácil.
Hay quienes sostienen que los bajos índices de apoyo a su gestión están relacionados con la “inflación de los pobres”.
Es verdad. Corren a nuestro favor los 700 mil nuevos empleos que han ido básicamente a mujeres y sectores de bajos ingresos; en igual sentido opera el incremento de los salarios y la puesta en marcha del ingreso ético familiar. Pero actúa en contra el aumento en los precios de los alimentos, que constituye una parte muy importante del consumo de los sectores más pobres, y que ha corrido la línea de la pobreza. La canasta básica ahora es más cara que antes. La pobreza en Chile venía cayendo sistemáticamente hasta el año 2006, cuando llegó al 13,7%. Desgraciadamente entre 2006 y 2009 se produjo un rebrote y subió a 15,1% en la encuesta Casen de 2009. Nosotros medimos la pobreza el año 2010 para ver el efecto del terremoto y por supuesto también la afectó. Ahora vamos a conocer los resultados de la encuesta Casen que se tomó a fines del año pasado. La conoceremos en los próximos días. Mi expectativa es que recuperemos la capacidad de reducir la pobreza. Mi expectativa y mi esperanza es ese crecimiento entre 2006 y 2009 haya sido no una tendencia, sino solamente un accidente en el camino. Hay dos formas de enfrentar la vida. Una es ponerse metas fáciles que se cumplen siempre y que llevan a la autocomplacencia. Otra es ponernos metas difíciles, pero factibles, que llevan a la autoexigencia. Yo me quedo con ésta.
Señor Presidente, al margen del adjetivo que usó The Economist para calificar sus habilidades políticas (inepto), ¿qué le pareció la visión global del artículo?
The Economist respaldó plenamente la columna vertebral de la economía chilena y destacó nuestros resultados. A los candidatos se les mide por sus promesas, pero a los presidentes se les debe medir por sus resultados en crecimiento anual de 6%, empleo e inversiones. También está el aumento de los salarios, más de 2% real al año y el repunte de las exportaciones, más de 20% en los dos últimos años. Pero también The Economist identifica y reconoce otra cosa que es verdad, que existe una revolución de las expectativas, que tenemos una sociedad y no sólo en la clase media, aspiracional, mucho más exigente e impaciente frente a problemas que en la mayoría de los casos se arrastran desde hace muchos años. La consigna es que las soluciones sean definitivas, aquí y ahora. Y sabemos que eso no siempre se puede. Pero la revista no pone en duda que estemos haciendo las cosas bien y que estemos teniendo buenos resultados.
The Economist se pregunta si la clase política va a estar a la altura de las nuevas circunstancias.
Comparto esa opinión, porque lo que hemos visto en el último tiempo es que la Concertación apoya todas las demandas, se sube al carro de manera muy inconsistente con lo que ellos hicieron en los 20 años que gobernaron. Cuando gobernaba la Concertación, la Alianza fue un factor moderador y tenía un fuerte compromiso por la responsabilidad y seriedad de las políticas económicas. Ahora la oposición actúa distinto. Un gobierno tiene que dilucidar cuándo la presión se justifica y cuándo simplemente responde a intereses corporativistas. Mucha gente dice que el gobierno tiene que anticiparse a los conflictos. Pero no entiendo mucho qué significa eso. ¿Tenemos que ir a preguntarle a la gente lo que quiere? ¿Tenemos que hacer emerger los conflictos donde no los hay? ¿Tenemos que exacerbarlos? Yo recibo en esta oficina muchas cartas firmadas por gente que me dice que me dan 24 horas para resolver un problema o de lo contrario se van a tomar un camino, una carretera, una región, algunos amenazan con tomarse el país entero. Pero la mayoría de esas demandas o protestas no tiene sustento. Un Presidente tiene que saber no dejarse presionar más todavía cuando el conflicto se expresa a través de la violencia y por fuera del marco de la ley. A veces esto significa que hay que chocar y resistir. Hay algunos que no soportan un conflicto de más de un día. No es mi caso. Por eso, muchas veces tengo que decir que no y lo digo.
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Colegio de Profesores y reforma tributaria: “Se debe hacer un esfuerzo mucho mayor”
El líder del Magisterio, Jaime Gajardo, valoró el proyecto de financiamiento único de educación superior, aunque precisó que se debe ir “construyendo un sistema que tienda a la gratuidad”.
por Pía Sierralta, la Tercera – 27/04/2012 – 14:09
http://www.latercera.com/noticia/nacional/2012/04/680-457217-9-colegio-de-profesores-y-reforma-tributaria-se-debe-hacer-un-esfuerzo-mucho-mayor.shtml
El presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, calificó de “insuficiente” la reforma tributaria anunciada anoche por el presidente Sebastián Piñera, que destinará el 100% de sus excedentes a educación (entre 700 y mil millones de dólares).
“Lo primero que quisiéramos manifestar es que Chile invierte en educación un 5,5% y lo que recomienda la Unesco es un 6% por tanto estamos lejos a los índices históricos del país y a la recomendación del organismo internacional”, sostuvo.
Por eso, dijo, “tenemos que pensar en reformas tributarias significativas que vayan a suplir esas diferencias”.
“Se debe hacer un esfuerzo mucho mayor”, añadió el titular del Magisterio.
Si bien Gajardo valoró el anuncio del sistema único de financiamiento para la educación superior, que rebaja la tasa de interés con respecto al CAE, precisó que este proyecto “no apunta a lo que hoy día está reclamando el movimiento estudiantil (…) que se vaya construyendo un sistema que tienda a la gratuidad”.
Por lo mismo, llamó a los parlamentarios a analizar la iniciativa e indicó que “hay que conocer le proyecto, porque desafortunadamente estamos muy acostumbrados a que se mandan proyectos con muy bonito titular, pero no conocemos la letra chica”.
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Una reforma tributaria como su gobierno
Patricio Navia, La tercera – Blog, Apr. 27 , 2012
http://blog.latercera.com/blog/pnavia/entry/una_reforma_tributaria_como_su
La reforma tributaria anunciada por el Presidente Piñera se parece mucho a lo que ha sido su gobierno. Aunque en general apunta en la dirección correcta y corrige algunas falencias, las expectativas creadas por el propio Piñera sobre los alcances que tendría la reforma llevan a muchos a sentirse decepcionados. Después de prometer la reforma tributaria más importante desde aquella impulsada por Patricio Aylwin en 1990, cuando recién se iniciaba el periodo democrático actual, la reforma anunciada por el Presidente Piñera está lejos de tan profunda y amplia como lo que innecesariamente anticipó el propio Piñera.
En un gobierno donde las filtraciones a la prensa y los desentendidos comunicacionales se han convertido en rutina, la discusión sobre la reforma tributaria se comenzó a dar desde que La Moneda anunciara que realizaría un aumento temporal de los tributos para enfrentar los desafíos de la reconstrucción post terremoto. Las especulaciones sobre la posibilidad de mantener de forma permanente el 20% de impuestos a las utilidades retiradas de las empresas se dieron desde el día uno. Comprensiblemente, el hecho que ahora Piñera lo haya confirmado no sorprende a nadie y, aunque importante, difícilmente logrará que el anuncio realizado por el Presidente sea considerado un cambio copernicano en la estructura impositiva del país. Para que los anuncios sorprendan positivamente, los gobiernos necesitan sorprender al mercado. Todo el mundo ya tenía incorporado en sus ecuaciones que la tasa de impuestos de las empresas quedaría en un 20%.
El resto de los anuncios realizados por el gobierno tampoco constituyen novedad, ni son en si mismos catalogables como cambios “profundos” o “importantes”. La decisión de introducir un elemento de variabilidad en el impuesto a los combustibles resulta popular, pero puede terminar añadiendo un grado de innecesaria irresponsabilidad fiscal. La presión populista por introducir impuestos que beneficien más a la clase media y a los sectores de más ingresos—cuestión que el gobierno admirablemente ha resistido en el debate educacional—terminó por imponerse en el debate sobre los combustibles. En términos comparados, la tasa a los impuestos que existe en Chile no es especialmente alta. Si la vamos a corregir a la baja debiéramos hacerlo con impuestos adicionales que vayan a los sectores que se verán más beneficiados por esa rebaja. Pero esta reforma no hace eso. Al contrario, los sectores de clase media y clase alta tendrán beneficios tributarios adicionales, al poder ahora descontar gastos de educación (con un tope, y presumiblemente con una gradualidad que permita mayores descuentos a los grupos de ingresos medios que a los sectores de ingresos altos).
La discusión sobre las externalidades positivas y negativas de estas rebajas tributarias recién comienza y sólo podremos tener una mejor idea de sus verdaderos efectos cuando se promulgue la ley final. Hasta entonces, no podremos saber si los aumentos en recaudación producto del aumento en los impuestos a las utilidades de las empresas efectivamente superarán en unos 700 a mil millones de dólares la pérdida de ingresos producto de los beneficios tributarios que considera la reforma.
Lo que sí sabemos desde ya es que la reforma tributaria no será el cambio más importante realizado en Chile desde la reforma de Patricio Aylwin en 1990. La reducción de los aranceles y los cambios a los impuestos a los combustibles, las reformas impositivas destinadas a incentivar el ahorro, la propia reforma a la salud Auge impulsada por el Presidente Lagos, el impuesto específico a la minería del Presidente Lagos, la reforma a las pensiones de la presidenta Bachelet—con sus impactos impositivos—y la propia reforma de Piñera para enfrentar la reconstrucción bien pudieran terminar teniendo un mayor impacto en las recaudaciones fiscales que la reforma anunciada anoche por el Presidente Piñera.
Igual como ha ocurrido repetidamente con las iniciativas impulsadas por su gobierno, esta reforma que apunta en la dirección correcta y que bien pudiera constituir un cambio positivo en el país es mucho menos transformacional que lo que anticipó Piñera con tanto entusiasmo, convicción y energía. En fin, igual que su gobierno, esta reforma tributaria decepciona precisamente porque las expectativas alimentadas por el propio Presidente Piñera superan con creces la realidad.
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