Junto con la entrevista dada por M. Nussbaum en Santiago al diario La Tercera hace unos pocos dias (ver más abajo) puede consultarerse además:
Martha Nussbaum, Peter Euben y la educación socráticatica: aquí PDF
El enfoque de las capacidades en M. Nussbaum: aquí PDF
Martha Nussbaum: Humanidades y educación: “Lo que está en juego es la democracia”
Invitada a Chile por la U. Diego Portales, la reconocida intelectual expone a La Tercera su visión de la justicia, la igualdad y el desarrollo humano, entre otros temas.
Pablo Marin, La Tercera, 26 de marzo de 2012
Del desarrollo humano al feminismo y al amor según los griegos. De los derechos animales a la educación y a las letras como soportes de la existencia. Son varios los intereses de la filósofa Martha Nussbaum (Nueva York, 1947), profesora de la U. de Chicago, autora o coautora de una veintena de volúmenes y activa participante en el debate intelectual de su país.
Pero hay un hilo común, distendida y sonriente. O, más bien, “dos grandes áreas -la teoría de la justicia y las emociones- atravesadas por una fascinación con la vulnerabilidad humana. He estado tratando de pensar en las muchas maneras en que la gente no controla sus propias vidas y son vulnerables a otra gente, así como a acontecimientos que están más allá de su control”.
Invitada por la Cátedra Globalización y Democracia de la U. Diego Portales, dictó el pasado martes la conferencia “Justicia y empoderamiento humano: El enfoque de las capacidades en el desarrollo internacional”. El enfoque de las capacidades, también conocido como enfoque del desarrollo humano (y que dio lugar al informe homónimo de la ONU), es fruto de un trabajo conjunto con Amartya Sen, premio Nobel de Economía. “Antiguamente, cuando las naciones eran ranqueadas, el logro que se tenía en cuenta era el crecimiento económico”, explica Nussbaum. Así que se pensaba que el PIB per cápita era un buen modo de estimar la calidad de vida. Pero, como Sen y otros mostraron, no es un buen indicador para un montón de otras cosas importantes: cómo está un país en cuanto a libertades políticas y religiosas. En igualdad racial y de género, en educación o salud. Hay que pensar en cuáles son las oportunidades que la gente real tiene. Qué son capaces de hacer y de ser”.
Clave en este punto, plantea la académica, es desplazarse “hacia la esfera de la justicia. ¿Qué requiere un país para ser capaz de decir que tiene una sociedad justa?” Es un tema, pero, como puede verse, no es el único.
-Se le describe como una intelectual pública. ¿Qué quiere decir esto en su caso?
-En un principio, esto quería decir que trato de escribir muy claramente, algo que los filósofos han venido haciendo por siglos, aun si la universidad moderna alienta a veces un tecnicismo que deja fuera al gran público. Y significa también que tengo la posibilidad de dirigirme a la gente a través de la prensa. La mayoría de los filósofos no la tiene: es muy difícil en EEUU encontrar un modo de llegar al público general. Los medios son muy hostiles a los intelectuales.
-El “empoderamiento” está en el título de su conferencia, así como en el discurso político en Chile. ¿Cómo entiende el término?
-El enfoque de las capacidades trata precisamente del empoderamiento: dar a la gente una capacidad, es darle una oportunidad para decidir. Las condiciones tienen que estar ahí: educación, libertad política. En este esquema, la sociedad crea un sistema capacitador, un sistema de espacios de oportunidad.
-¿Qué validez tiene hoy el contrato social?
-La teoría clásica del contrato social resolvió problemas como los derivados del feudalismo. Pero no permitió abordar las jerarquías de género, porque segmentó la esfera pública de la privada, diciendo que la privada estaba fuera del alcance de las teorías de la justicia. Y asomó después otro ítem: hay seres que siempre son más débiles y desiguales en poder, como la gente con discapacidades severas y los animales no humanos. Necesitamos una teoría que haga justicia con estas relaciones asimétricas de poder.
-Usted vincula las emociones a las letras ¿Qué puede hacer la literatura por nuestras vidas?
-Eso depende del tipo de sociedad. Hay obras que tratan de asuntos humanos que nunca desaparecen, como Antígona, con su conflicto entre la familia y el Estado. En cualquier sociedad, puedes leer eso y aprender algo. Filoctetes se puede enseñar hoy y relacionarlo con la estigmatización, la insubordinación, etc. Pero cada sociedad necesita tener obras que traten sobre sus propios problemas. La idea es que la gente use su imaginación. Eso sí, no se trata sólo de la literatura, también hay que estudiar historia.
-En su libro Sin fines de lucro acusa un desamparo de las humanidades y una crisis global de la educación. ¿Qué está en juego?
-Lo que está en juego es la democracia. La democracia requiere que la gente sea capaz de imaginarse la vida de los demás. Si vas a elaborar leyes que afectan la vida de gente muy distinta de ti, más vale que tengas la capacidad de ver el mundo desde su perspectiva. Es una capacidad que está en todos nosotros, pero que se debe educar y cultivar, tal como la capacidad para las matemáticas. Y para eso las artes y las humanidades son fundamentales. Lo otro que las humanidades proveen es la capacidad para el pensamiento crítico. Ya Sócrates había visto que las democracias son muy propensas a la mala argumentación. La gente sigue a sus padres, sigue la tradición, a las autoridades. Pero tiene que ser capaz de pensar por sí misma y entender las razones por las que apoya una cosa en vez de otra. Y lo que se necesita ahí es lo que Sócrates dijo: argumentación. Y la filosofía provee eso.
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